domingo, octubre 12, 2014
Poeta y Testigo ¡Presente! (poesía en domingo)
¿Qué te importa a tí poeta
qué piensen de tí las gentes?
¡Que se cuezan mil leyendas
por cuenta tuya, valiente!
¡Que imaginen lo que quieran
de tu vida, que inventen!
¡Que a falta de pan candeal,
igual alimenta el viento!
¡Tan harto ya de comerme
la comida de los perros!
¡Canta poema, reza fuerte
la honda verdad de tus versos!
Que el silencio así se rompe
y así me gano el respeto
de los vacuos ¡Mequetrefes!
Del cercano y del extraño,
de los que me odian o temen.
De una memoria enemiga
e íntima a la vez ¡Qué fuerte!
Que al calor de mi poema
se diría que se vuelven
-¿extrañados, espantados?-
por vez primera en sus vidas
mirando hondo y sin rencores
Qué hondo que me míraste, sí,
a la vez seria y alegre,
mujer de negro –y de clase-
¡Oriunda de mis dolores!
Me duele España ¿Se siente?
¡Más de lo que se merece!
¡Poesía en mi idioma a chorros
antes que el mundo reviente,
antes que se le haga tarde
a la Poesía que promete!
¡Canta y no pares, poeta,
bajo techo o a la intemperie!
Que si tu poesía no nos salva
¿quien velara nuestra suerte?
¡Canta y grítanos tus versos
que algunos si no, no entienden,
si no ven vibrar por dentro
tu pasado y tu presente,
y el pasado que no pasa
¿Porque estaba esperando a verte
(sí esa va a ser la clave)
a cruzarte, a conocerte?
Poeta fuiste, serás, lo eres,
me susurró el duende al oído
contigo al lado (¿me quieres?)
en el lance aquel divertido
entre musas y papeles,
entre risas y desplantes
y murmullos (y quereres)
Que pongan en mi epitafio
los que de veras me quieren
“Un poeta a vuela pluma
en la vida, y en la muerte,
en sus versos y sus gestos,
sus odios y sus amores”
(Poeta y Testigo ¡Presente!)
En el aire o en el trapecio,
por tu amor vivir,
pensar, peligrosamente
sin miedo a morir…ni a tí
Esa es mi norma de vida,
mujer ¡Ten piedad de mí
¡Monstruo sin corazón!
Que los poetas a veces
también llevamos la razón
con el alma o con la mente
Y tu corazón se te fue
en una noche de luna
sin poder amar ni querer
¿No? ¡A que fue así, niña bruja!
Y te dejó más bella aún
Y más dura y cruel y más fría
Y menos segura de tí
¡Flor de melancolía!
Y por eso le tienes miedo
a observarme frente a frente
sin lunas y sin espejos
que te distraigan la mente
Con el miedo y sus consejos
no irás, mi amor, a parte alguna.
Anímate, relájate
¡Que mi alma es todo tuya!
Y tú lo sabes muy bien
aunque finges, disimulas,
con tus aires de inocente
y tus mañas de sibila
Por tí espabilé por fin
de esa modorra escondida
-¡sin verla, sin sospecharla!-
que arrastraba de una vida
de azares y sobresaltos,
de trajín y de fatigas
¡Porque no me daba cuenta
y caí en mí gracias a tí
y a tu estrella, vida mía!
qué piensen de tí las gentes?
¡Que se cuezan mil leyendas
por cuenta tuya, valiente!
¡Que imaginen lo que quieran
de tu vida, que inventen!
¡Que a falta de pan candeal,
igual alimenta el viento!
¡Tan harto ya de comerme
la comida de los perros!
¡Canta poema, reza fuerte
la honda verdad de tus versos!
Que el silencio así se rompe
y así me gano el respeto
de los vacuos ¡Mequetrefes!
Del cercano y del extraño,
de los que me odian o temen.
De una memoria enemiga
e íntima a la vez ¡Qué fuerte!
Que al calor de mi poema
se diría que se vuelven
-¿extrañados, espantados?-
por vez primera en sus vidas
mirando hondo y sin rencores
Qué hondo que me míraste, sí,
a la vez seria y alegre,
mujer de negro –y de clase-
¡Oriunda de mis dolores!
Me duele España ¿Se siente?
¡Más de lo que se merece!
¡Poesía en mi idioma a chorros
antes que el mundo reviente,
antes que se le haga tarde
a la Poesía que promete!
¡Canta y no pares, poeta,
bajo techo o a la intemperie!
Que si tu poesía no nos salva
¿quien velara nuestra suerte?
¡Canta y grítanos tus versos
que algunos si no, no entienden,
si no ven vibrar por dentro
tu pasado y tu presente,
y el pasado que no pasa
¿Porque estaba esperando a verte
(sí esa va a ser la clave)
a cruzarte, a conocerte?
Poeta fuiste, serás, lo eres,
me susurró el duende al oído
contigo al lado (¿me quieres?)
en el lance aquel divertido
entre musas y papeles,
entre risas y desplantes
y murmullos (y quereres)
Que pongan en mi epitafio
los que de veras me quieren
“Un poeta a vuela pluma
en la vida, y en la muerte,
en sus versos y sus gestos,
sus odios y sus amores”
(Poeta y Testigo ¡Presente!)
En el aire o en el trapecio,
por tu amor vivir,
pensar, peligrosamente
sin miedo a morir…ni a tí
Esa es mi norma de vida,
mujer ¡Ten piedad de mí
¡Monstruo sin corazón!
Que los poetas a veces
también llevamos la razón
con el alma o con la mente
Y tu corazón se te fue
en una noche de luna
sin poder amar ni querer
¿No? ¡A que fue así, niña bruja!
Y te dejó más bella aún
Y más dura y cruel y más fría
Y menos segura de tí
¡Flor de melancolía!
Y por eso le tienes miedo
a observarme frente a frente
sin lunas y sin espejos
que te distraigan la mente
Con el miedo y sus consejos
no irás, mi amor, a parte alguna.
Anímate, relájate
¡Que mi alma es todo tuya!
Y tú lo sabes muy bien
aunque finges, disimulas,
con tus aires de inocente
y tus mañas de sibila
Por tí espabilé por fin
de esa modorra escondida
-¡sin verla, sin sospecharla!-
que arrastraba de una vida
de azares y sobresaltos,
de trajín y de fatigas
¡Porque no me daba cuenta
y caí en mí gracias a tí
y a tu estrella, vida mía!
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