miércoles, octubre 15, 2014

MARIDO DE TERESA, SOLDADOR ¡UN POCO DE MODESTIA!


Teresa va mejor, y los españoles todos nos alegramos en el fondo del alma y el que esto escribe desde luego como el primero. Su marido en cambio no parece tan contento que sigue vuelta y dale con su intención de hacer dimitir hasta el lucero del alba (si puede y si le dejan) Lo de la parábola del rey Salomón –del niño que dos madres reclamaban-, en términos posmodernos.
¿No se ha parado a pensar que antes de decidir cualquier paso en esa línea de denuncia en la que se le ve lanzado haría mejor de consultarlo tranquila y pausadamente con su esposa una vez que ella se haya restablecido definitivamente (como todos le deseamos)?
Un émulo de Pilar Manjón –mis respetos- parece este ciudadano tan indignado. Con la diferencia que la célebre pasionaria de las víctimas del 11-M llevaba un muerto a cuestas, su propio hijo. ¿Quiere él vengarse ya –con o sin el acuerdo de su esposa- por la eutanasia de la que su perro se vio objeto? Sin duda que está en su derecho en democracia, pero le ha de costar desmontar el argumento del peligro (grave e inminente) para la salud pública. Cuando las cosas se hacen bien hay que reconocerlo, aunque sea en España. ¿En qué país de Europa o fuera de ella se hubiera visto mejor tratada su esposa? ¿Acaso en Estados Unidos? A las pruebas me remito que nos están lloviendo a espuertas en los medios desde hace uno días. Y que el inquilino de la Casa Blanca no ceja en su empeño (más que visible) de globalizar (sic) el problema –un eufemismo apenas, en lenguaje del vulgo, escurrir el bulto y quitarse el muerto de encima- así parece indicarlo su intención de utilizar en la lucha contra el Ébola directamente a las bases americanas en España. ¡Vergüenza patria! ¿Quiere globalizar el Ébola? Sobre todo entre los españoles a lo que parece, que si hay algo que habrá puesto en evidencia esta crisis lo es lo a la intemperie que nos encontramos fatalmente en caso de crisis como la que estamos atravesando, de chivos expiatorios predilección de la primera potencia del planeta (o que lo fue hasta no hace mucho por lo menos) A muchos desde luego no se nos quita de la cabeza que la decisión del gobierno Rajoy de repatriar al primero, y luego al segundo de los religiosos contagiados fue el resultado en definitiva consecuencia de un diktat de la Casa Blanca. ¿El Vaticano no tiene –en principio- tanto poder para eso. ¿O acaso lo tuvieron para imponer el proyecto de ley Gallardón sobre el aborto? Es cierto no obstante -valga como inciso- que los dos religiosos repatriados –Miguel Pajares sobre todo- eran eclesiásticos de peso en el seno de la iglesia española como aquí ya lo tengo comentado.
Desastre Obama. Todas las encuestas predicen una catástrofe electoral a los demócratas en las próximas elecciones americanas. ¿Por qué esa obsesión con España del inquilino (afroamericano) de la Casa Blanca? La hipótesis cripto musulmana lo explicaría con creces. No es mía –a mí que me registren-, sus compatriotas del Tea Party la vienen aireando y coreando desde que asumió la presidencia. Porque a fin de cuentas, si España -como así lo dio a entender Barack Obama en un lapsus descomunal (calculado) en los inicios de su mandato por el que se vio aclamado en el Cairo (...)- no es más que el Andalus de la época islámica, quiere decir que a los españoles de hoy –y no a los andalusíes de hace no sé cuántos siglos- quien le obliga a tenernos en cuenta. Todo parece indicar no obstante que los que de verdad están enfrentando una crisis sin precedentes por culpa del virus Ébola son los Estados Unidos. Un continente (negro) dejado a su propia suerte bajo la Pax Americana, esa es la imagen que está dando la actual presidencia USA y su titular, el primer presidente de raza negra de los Estados Unidos. Y llegado el momento cabria reclamar al actual presidente USA responsabilidades políticas al más alto nivel, de esta pandemia que va cobrando dimensiones sin precedentesa escala del planeta. Como algunos –entre ellos el marido de Teresa- viene obstinadamente reclamando (de otros) en España. ¿Hay que comprenderle? Lo mismo habría que pedirle a él. El marido de Teresa, por lo que habrá transcendido en los medios es soldador de profesión. No es una deshonra, tampoco es un título de nobleza y menos aún una patente de corso para poder poner continuamente en jaque la paz social la concordia ciudadana –y en el ámbito rural- e incluso el orden público, como está acostumbrada a hacerlo la clase obrera (sindicalizada) –al pan y al vino, vino- desde los tiempos de la transición política.
Nadie acusa a su esposa, ¿porque se erige él en acusador de todo el mundo ? ¿Por complejo de culpa? “La clase obrera necesita una cura de disciplina”, declaro Serrano Suñer en la inmediata posguerra. ¿Solo entonces? Se lo solté en el autobús -un frase igual- en voz alta a un sindicalista que voceaba no recuerdo ya el qué –los meses que deambulé sin rumbo y puertas cerradas por todas partes en Madrid tras mi salida de la cárcel portuguesa-, y lo conté justo después entre los míos y se echaron las manos a la cabeza y pusieron el grito en el cielo, que si me comportaba así en la calle se les iba a venir –a ellos más que a mí- el mundo encima. Que corría -como decian-,el mes de octubre y reacciones como la mía eran de mal agüero,  y les iba a traer mala suerte (…) Como si las amenazas de los años (aciagos) de la II Republica -y de la Revolucion de Octubre- resonaran todavía en sus oídos, aquello por ejemplo de “¡hay que arrastrarlos!” que la Pasionaria (Ibarruri) tenía siempre en la boca. ¡Reflejos de perdedores en los vencedores del 36! Al final era verdad que habíamos perdido la guerra. En el 45. Como sea, una cura de modestia, sí que precisan algunos, los tiempos que corren. Mayormente entre el obreraje, sí, eso es lo que pienso. A comenzar por el marido de Teresa
BÉLGICA, COMPROMISO DE MEMORIAS HISTÓRICAS O PARTICIÓN DEL PAIS

La tormenta en un vaso de agua a la que me réferi anteayer en estas entradas prosigue en Bélgica y amenaza con convertirse en marejada gruesa las horas que corren. La oposición –sobre todo del lado francófono (socialistas y derecha clerical confundidos en el arrebato de hysteria- lleva todo el día boicoteando la presentación del nuevo gobierno en la cámara de diputados por cuenta del pasado que no pasa. Por cuenta de las malas compañías (léase “neonazis”) del nuevo ministro del Interior, y del nuevo secretario de estado para Asilo e Inmigración, los dos nacionalistas flamencos. Hasta el punto que dan la impresión de estar poniendo contra la cueras el nuevo y flamante primer ministro, Charles Michel (treinta y ocho años) liberal francófono -de derechas para entendernos- que se habrá visto obligado como por encargo a calificar en los tonos más solemnes de crimen (sic) la colaboración durante la II Guerra Mundial en Bélgica. Pero ni por esas, porque a la hora en que escribo estas líneas los ladridos seguían en el hemiciclo, esta vez de una diputada demócrata cristiana de los demócratas de toda la vida (como en España)
¡Si Leon Degrelle levantase la cabeza! Un compromiso de amnesia como el que se instauró en la transición es el que parece diseñarse tras la formación del nuevo gobierno belga con vistas a desespoletar una vez más el conflicto lingüístico (o “comunitario”) siempre latent aqui, y hacer entrar en el gobierno federal (una primicia) a los nacionalistas flamencos (claros) ganadores de las elecciones del pasado mes de mayo. En España el reto en la transición lo era amnesia o guerra civil, en Bélgica hoy se plantea en otros términos, o compromiso histórico –de dos memorias antagónicas sobre la II Guerra Mundial- o partición del país, tan simple como eso, entre una mitad francófona en la que siguen siendo hegemónicos los enemigos encarnizados del borrón y cuenta nueva, y otra mitad flamenco/neerlandófona que reclama un derecho al olvido, setenta años después. Con toda razón y cargados de motivos por cierto

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