Junkers-52, "viejos espectros de la guerra de España", les llamó Hugh Thomas. No fui un niño autista pero fueron mis mejores compañeros de juego -iguales que el de la foto (aunque en peor estado)- en aquellos largos atardeceres de mi infancia, en domingo, cuando me perdía yo solo en aquellos hangares vacíos y en aquellas carlingas a medio desguazar de la Maestranza de Cuatro Vientos (hoy Museo del Aire, creo) donde mi difunto padre hacía de oficial de guardia a veces los fines de semana. Unos espectros entrañablemente familiares para mí en cambio, aquí ya todos lo han adivinado
"Medidas a aplicar sobre personal militar identificado con indicios de radicalidad" Punto. El oficio, de carácter clasificado, emanante del Estado Mayor del Ejército de Tierra con fecha del 24 de octubre, que acaba de divulgar en su edición de hoy el diario el País habrá puesto a los duendes (y fantasmas) en danza como dicen los belgas flamencos. ¿Este es mi ejército en el seno del cual nací y crecí -siempre en barrios o bloques de casas militares- o me lo han cambiado? ¿En el ejército de Franco reinaban acaso esos sistemas de control y de discriminación discrecional -a titulo "preventivo" (sin necesidad de sanción o condena tan siquiera)- que parece revelar este documento discrecional sometido a la Ley de los Secretos Oficiales? Y no me digan que exagero.
El conjunto de instrucciones enumeradas en detalle en el texto que nos ocupa establecen la lista de lugares y de destinos que serán vedados a los miembros de la institución catalogados (y fichados) por su "radicalismo", ya sea éste de tipo religioso, ideológico o delictivo. Lagarto, lagarto (como decía García Lorca) La Policía Militar, la Unidad de Seguridad, la plana mayor de las unidades operativas, los locales donde se archiva documentación clasificada, las armerías, polvorines y parques de armamento, los centros de comunicación y sistemas de información, los puestos de conductor o de escolta de autoridades, de tirador de precisión o de desactivador de explosivos, podrán verse así vetados a miembros del personal castrense conforme a las directivas que ahora se ven difundidas. No sólo eso, los elementos así fichados se verán objeto de seguimiento (sic) en sus actividades de proselitismo, en su "grado de radicalidad" y en sus actividades publicas (en la redes sociales, en los medios, en internet)
La Segunda Bis no es algo de ahora, era ya un fantasma omnipresente es cierto entre mis compañeros(universitarios) del campamento del Robledo donde yo hice mi servicio militar aunque en mi caso el espectro acabó cobrando rasgos visibles en la persona de uno de los oficiales del estado mayor de mi batallón, responsable sin duda de ese servicio (de información), que se sintió en la obligación de someterme a un interrogatorio (discreto) del que guardé hasta hoy mal sabor de boca, lo confieso.
Pero el nuestro era un caso especial, no éramos propiamente hablando miembros del ejército sino tan solo "caballeros aspirantes", y de hecho una vez que pagué el tributo o peaje que me valió mi militancia política de entonces juzgada sin duda incorrecta en el ámbito castrense -la estrella de alférez por cierto (para disgusto y consternación de mi difunto padre)- no volví a sentir más vigilancia o acoso en mi período de prácticas en la unidad operativa en la que me vería destinado.
Después de todo y juzgándolo con visión retrospectiva, era hasta cierto punto lógico que disidencias internas (y un tanto intestinas) como la que para aquellos servicios de información yo representaba les plantease mayores problemas o quebraderos de cabeza por minoritaria e inofensiva que ella fuera que la de los grupos de oposición digamos más reconocidos y acreditados (como el PC o los anarquistas y otros grupos de extrema izquierda, o la ETA)
Francisco Arranz Monasterio, militar del Ejercito del Aire e ingeniero aeronaútico, que en su calidad de jefe de la Maestranza de Cuatro Vientos fue superior jerárquico de mi difunto padre allí destinado siendo yo un niño. Con el grado de capitán fue nombrado jefe del Estado Mayor de la fuerza aérea del bando nacional al producirse el Alzamiento en Marruecos, y el 24 de julio del 36, acompañado de dos miembros del Partido Nazi residentes en territorio del Protectorado, se entrevistó en Berlin con Rudolf Hess en pedido de ayuda urgente al bando nacional (de aviones en primer lugar) Rudolf Hess convenció al Fuhrer que interrumpio su presencia en el festival wagneriano de Bayreuth para regresar a Berlin a una reunión de estado mayor del más alto nivel en el que se acabó concediendo la ayuda demandada. En la reunion estuvo presente sin duda el militar español. Memoria familiar y memoria histórica la mía. In aeternum. De neonazis en el ejército hablan ahora acusadoramente algunos. Perdonadlos porque no saben de lo que hablanSe trataba no obstante del ejército de Franco desahuciado o en vías de serlo como el régimen y el jefe de estado al que servía, y no de un ejército con todas las credenciales democráticas habidas y por haber y con una hoja de servicios en los últimos años además sin la menor sombra o reproche (democráticos) como lo prueba su participación en la (salvaje) intervención aliada en Libia, o la misión de paz -del lado del bando (anti-serbio) políticamente correcto- en los Balcanes o en el Líbano (sin querer comprometerse con nadie)
Y así se explica mal que al final, muchos años después, acabara descubriéndose el pastel de mis sospechas, y fue gracias a la ficha aquella -estrictamente política en alguien como lo era en mi caso, carente de antecedentes penales (en España), y emanante sin duda de los servicios de información militares del régimen anterior (...)- que vino a parar a Bélgica por la vía, me supongo, de una comisión rogatoria, de mi militancia aquella (de signo falangista/joseantoniano) con ocasión de mis fregados judiciales viviendo ya aquí. ¿Pero bueno, por dónde van los tiros, por quién va la cosa? Me preguntará aquí tal vez alguno, tratando de descifrar toda la complejidad (castrense, y política a la vez) de la noticia.
Está claro y si no lo estuviera lo suficiente, la noticia del diario el País se encarga de aclararlo. Los moros (un decir) en el ejército español -un veinticinco por ciento de la guarnición de Melilla, objeto de preocupación según el diario madrileño para sus mandos directos e inmediatos- no parecen ser el objeto directo de este oficio de carácter reservado. Tampoco parece serlo la extrema izquierda, porque no estamos ya en los tiempos de la revolución portuguesa de los claveles y de los émulos que fabricaron entre los militares ("úmedos") españoles, y la verdad es que la extrema izquierda y el ejército hicieron siempre pocas (y malas) migas entre españoles, antes y después de la guerra civil española, ni siquiera en los tiempos de la II República (si se exceptúan tal vez los meses de Frente Popular que inmediatamente la precedieron)
Asalto a la Escuela Politécnica de Atenas ocupada por estudiantes insurrectos (de extrema izquierda) -manipulados por el partido comunista griego vencido en la guerra civil (1945-1948)- el 17 de noviembre del 73, hace ahora cuarenta años. La Junta Militar griega vendió cara la piel, al final perdieron pero el honor a salvo, lo que les garantizaría una mencion honorífica y respetuosa en la historia griega contemporánea como lo pone de manifiesto la irrupción de Amanecer Dorado fieles a la memoria del régimen de los coroneles. Habas contadas anteayer desde luego en la manifestación recordatoria en Atenas de la insurrección aquella. Estuve entonces de corazón con los coroneles griegos frente a la rebelión estudiantil griega pariente próxima de la española, lo confieso. Fui insolidario pues de mi generación (indignada y manipulada) y cuarenta años después no me arrepientoTampoco hay indicios o signos fehacientes que los vientos de indignación que habrán soplado sobre la política española de dos años (y medio) a esta parte se hayan hecho sentir de manera mínimamente ostensible en los cuarteles. Y por lo que se refiere al radicalismo delincuente, en el articulo del País, y citando fuentes militares, se alude a "bandas latinas" que podrían gozar de un predicamento mayor o menor entre los miembros de la institución procedentes de países americanos (especialmente colombianos) que no dejan de constituir una estricta minoría dentro de la institución. No queda más pues, en este pase de revista, que el radicalismo de "ultraderecha"
De neo/nazi se le califica en el País citando a las mismas fuentes (militares) ¿Principales destinatarios pues los fachas (para entendernos) de este documento confidencial castrense? La hipótesis parece plausible en extremo si se tiene en cuenta la inquietud e irritación creciente en el conjunto de la sociedad española por la degradación de la situación en Cataluña, que no puede dejar de repercutir en ese termómetro particularmente sensible en materia de patriotismo que representa la institución castrense.
¿La eventualidad de un golpe de estado -más de treinta años después del 23-F-, telón de fondo de la inquietud suscitada en los altos mandos por el "radicalismo" creciente en el ejército? Todo lleva a pensarlo desde luego
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