martes, enero 05, 2016

ANA GABRIEL, ENTRE INTERROGANTES

He estado buceando en internet en busca de fotos y documentos gráficos de Ana Gabriel y a fe mía que son raros los que la recogen saludando puño en alto, yo no he visto más que ésta. Y así a primera vista se le podría aplicar el comentario de Jaime Campmany a una de las raras fotos –tal vez la única- en la que Umbral (en sus tiempos de rojerío) aparecía saludando de esa forma. Decía de él Campmany que parecía que iba agarrado de la barra del autobús o del tranvía. Esa es la impresión que da en la foto esta mujer político –catalana y “oriunda”- que se ha visto propulsada al primer plano de la actualidad y de la política españolas tras el repudio tan hiriente que habrán infligido ella y los suyos al conseller felón y, por vía de consecuencia, a su plan secesionista. Legataria de una memoria histórica de izquierdas (de extrema izquierda) y por ende de guerra civil que se diría que arrastra a duras penas, y no en plan desafiante y beligerante como en los casos de Ada Colau o de Pablo Iglesias
Ana Gabriel me deja un tanto perplejo ¿por qué andarme con rodeos? ¿Cualquier parecido con la realidad pura coincidencia? Seriamente me lo pregunto, porque se me antoja que nos aguardan chascos en el camino emprendido (sembrado de trampas y asechanzas) tratando de encontrarle parecido con otras.

Con otra diputada (andaluza) de una ideología (anticapitalista) afín a la suya, por ejemplo, o con ese mundo de feministas militantes y radicales que parecen responder a un mismo patrón todas ellas– incluso en el aspecto físico. Un comentarista de la presan digital, catalán o de ascendencia catalana y que parece conocer bien –por dentro- el mundo léase el mini mundo o el micro cosmos del que procede esa mujer político y el partido (la CUP) al que pertenece, los describe bajo la nota dominante del odio (de clase) y del resentimiento que les anima. De un odio de clase anterior la guerra civil.

¿La peste y el cólera, el odio a España del conseller felón y a la lengua común, y ese odio a la burguesía, a una burguesía que como tal despareció? No lo sé, confieso que no estoy seguro. ¿Por qué no siento en ella, si no, ese desafío –íntimo, irreductible- que sentí desde el principio –desde el inicio de su ascensión en los medios y de sus fulgurantes carreras políticas me refiero- en Mas o en la Forcadell, o en el líder de Podemos y anteriormente en el 15-M que me llevó a escribir un libro?

Esa es como sea, la pregunta que podría servir de hilo conductor –en un plano incluso psicoanalítico- en nuestro empeño de tratar de dar cuenta de las incertidumbres y perplejidades que me embargan de cara a este partido y esa mujer política. Los odios y los insultos que se habrá ganado de algunos son en esa perspectiva tanto más reveladores y aleccionadores e ilustrativos. El odio engendra odio, se me dirá. Pero el odio a un pasado que no se vivió (en persona) puede ser –de hecho a veces lo fue- mas disculpable redentor incluso en medida que idealizándolo nos liberamos de él en cierta forma, poniéndonos en medida de superar las contradicciones que (fatalmente) encierra.

Es lo que se convino en llamar purificación de la memoria. Conforme a lo que he venido leyendo sobre la CUP y Ana Gabriel en los últimos días, lo suyo es una historia –de amor y odio- más o menos reescrita y una memoria más o menos reconstruida (y no suya propia, léase no vivida en persona) que les viene de lejos, de las luchas sociales en la Cataluña de finales del siglo antepasado y primer tercio del pasado siglo, de la FAI y nota bene también del POUM, de la Semana Trágica (1909), de la huelga general del 17 y de los inicios de la guerra civil en Cataluña, desde la batalla de Barcelona del 19 de julio del 36 a la neutralización de los anarquistas y sus aliados por los comunistas y sus compañeros de viaje en las luchas callejeras de Barcelona en abril del 37.

Una historia convertida en verdad histórica oficial y una memoria más o menos artificiosamente elaborada, elevadas respectivamente al rango de verdad histórica oficial y de memoria hegemónica o dominante por obra y gracia de la ley funesta de la memoria. De purificación de la memoria –mis lectores son testigos- llevamos ya recorridos un largo trecho en estas entradas. ¿Un diálogo de sordos sin fin, una hostilidad sin fin entre las dos memorias antagónicas de la guerra civil?

En la medida que se use de pretexto para re encender la guerra civil, hay que responder resueltamente que sí, en la medida en cambio que pueda servir de base para un compromiso (histórico) en defensa de la unidad de España, a fe mía que cabe pensarlo y meditarlo, que es mucho lo que nos jugamos en el empeño.

Obras son amores,rez el refrán, y no buenas razones. Y es un hecho que la CUP y su líder o lideresa parecen haber puesto fin a los sueños del conseller felón, y a sus carrera política y pari passu compromete sin remedio el futuro –a más o menos corto plazo al menos- de la causa soberanista, léase de la secesión y de la ruptura

Federico Jiménez Losantos a quien el odio a Mariano Rajoy parece cegar más de la cuenta nos vierte en un análisis reciente, agudo y clarividente –y un tanto fantasiosos también a decir verdad-, que echa a perder precisamente por eso, por ese a priori que tanto le obnubila, una acusación contra el presidente del gobierno al de haber creado a Podemos.

Lo cual –que doctores tiene la madre iglesia y fuentes bien informadas (mucho más y mejor que nosotros) nuestra clase política (y periodística)- parece bastante verosímil, y se podría no obstante disculpar o explicar o justificar de entrada en la medida que esa formación no dejó de verse presentada como un cortafuegos (así al menos nos lo vendieron) –por su apuesta institucional a favor de la lucha electoral- a la indignación callejera de vocación insurreccional no poco violenta e insidiosa que trajo consigo el 15-M que no recuerdo haber leído (nunca) criticar en los artículos de Federico Jiménez Losantos, ni a él ni a sus compañeros de viaje de la derecha religiosa o asimilados, ni a Pío Moa tan siquiera , y de lo que no creo que se atrevan a endilgarle también a Mariano Rajoy la paternidad biológica que parece bastante clara y siempre lo estuvo, desde el nacimiento de la movida aquella.

Más verosímil el atribuir –como si lo habrán hecho alguno tras conocerse el resultado de las elecciones internas de la CUP del pasado domingo- la irrupción de esta formación extremista a las instancias del poder político –las que sean- que la del partido de Pablo Iglesias. Comparaciones odiosas además, ni España es Grecia, ni la situación europea en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial era comparable en poco o en mucho (en retrospectiva) a la actual situación política española, Federico peca en su artículo de flagrante anacronismo. Un pecado que en historia poco se perdona.

Llama la atención como sea en su análisis y perspectiva la ausencia de referencia cualquiera a la CUP y a su protagonismo del primer orden los últimos días, que en un artículo posterior al anteriormente citado se limita a calificar de esperpento.

¿Será acaso por temor a verse enredado en un juego de espejos, de verse retratado en estos jóvenes catalanes (y oriundos de otras regiones españoles) que piensan grosso modo –y tal vez menos extremosos y radicales- como él pensaba (y sentía) en su época de estudiante universitario que fue la mía propia?

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.klypeus89.blogspot.com.es/2016/01/ayer-el-alcalde-izquierdista-de.html

...asi celebran la cabalgata de Reyes en Valencia...

es decir la "cabalgata de las reinas magas" con nostalgias
de la cabalgata infantil laica de la Valencia de 1937