domingo, enero 24, 2016

Memoria de Venecia (poesia en domingo)

No, oh no! no me la esperaba,
esa repuesta traviesa
que te destapó de pronto
y me abrió todas las puertas

de par en par ante tú y yo
-hijos de nuestra época-
a la vuelta del camino
y al cabo de la hora siniestra,

sonámbulo y medio ebrio
tras escuchar tu respuesta
asombrosa e imprevista
como un tiro al aire ¡hermosa!

¡qué espectáculo de luces,
de luceros y de estrellas
de altos cielos en la noche
los que soñara el poeta!

y vi el futuro, tú y yo juntos,
y se ahuyentaron las sombras
y las nubes de tu entorno
y se ordenó mi cabeza

y se me aclaró el misterio
de la torre que te encierra,
que no me dan miedo mujer
fantoches en cartón piedra

ni esos tigres de papel
que eran tus perros de presa,
mastines que te ensalzaban
tú y tu aire de gran señora,

ni altas cumbres u hondas simas
ni mil dragones de feria
ni el dilema o la encrucijada
donde tu vida se encuentra

y al final te vi como eras
¡mujer sola y (muy) expuesta!
que sabe bien defenderse
y sin perder las maneras,

en un tiempo de aventuras
al alba de una nueva era,
la de culturas que chocan
¡qué época maravillosa!

que me empuja a rescatarte
-casi un secuestro a la fuerza!-
en una incursion de "arditi"
igual que en tierra extranjera

y en mi mente (efervescente)
se despertó la memoria
de una serenata "oriental"
de odaliscas y princesas

de bajeles y jenízaros
y rescate de doncellas
de la Grande y Serenísima
Republica de Venecia

Oh choque de culturas,
de razas! (¡benditas sean!)


Ni más mala ni más buena
la mujer, como la vida,
y no deja de ser mujer
en prosa como en poesía

¿Erré acaso, te idealicé,
mujer, asociándote a mi rima?
Descubri una verdad de ti
que llevabas escondida

en el trajín cotidiano,
en tus idas y venidas
en tu vida y en tu estado
en tus cuitas y fatigas

en tus broncas y en tus líos
en yerros y en niñerías
de esa niña que aún tú eres
(o eso al menos me creia)

¿Perdí el tiempo (envejecí)
en pos de una verdad nuda
en la Mujer, siempre en danza
entre Verdad y Mentira?

El tiempo no sé, tal vez,
el juicio ¡no! a fe mía,
a prueba de mil fiascos,
de acertijos y de enigmas.

Me di de bruces contra mi
...sin perder el seso, querida
aunque saliera del trance
plagado de mataduras

sin rebajarme (¡ni en broma!)
a lamerme las heridas,
en espera de ti, mujer,
de tu dulce medicina,

del bálsamo de tus besos
y caricias, vida mía,
que la prosa se haga verso
y la Verdad se haga Vida

con la magia de tu encanto,
de tu mirar (que me escruta),
de la eternidad de ese instante,
sí (de ese que nunca olvidas)

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