lunes, enero 18, 2016

REFERÉNDUM DE AUTODETERMINACIÓN ¿QUIÉNES LOS GRIEGOS Y QUIÉNES LOS CATALANES

Cambó y Alfonso XIII, una relación que se mostraría crucial en vísperas del 14 de abril del 31. ¡Lagarto, lagarto ! El papel de árbitro (supremo y decisivo) –con el resultado (final) que todos conocemos- que reservó el monarca entonces reinante al político catalán filo separatista parece ser análogo al que esta reservando en la crisis en curso el monarca reinante Felipe VI al líder de la coleta (indignado), a pesar de su postura sediciosa en favor del referéndum en Cataluña y a pesar de sus conexiones –y financiones- en el extranjero
Quiénes son los griegos y quiénes los catalanes. Esa fue laa expresion –perfectamente traducible, incluso en el plano semãntico, al castellano- que oí por primera vez en mi vida en Bélgica –y en francés- de labios de un francés de origen griego, precisamente. Y es la glosa que nos viene raudo a la mente con la noticia de la propuesta del PP (no de ley) en el Parlamento de que voten todos los partidos uno tras de otro sobre el proyecto de referéndum de autodeterminación en Cataluña, con el argumento -de peso- que es un asunto determinante en la formación de un futuro gobierno, dada la postura -abiertamente a favor- de uno de los partidos en liza de cara a los pactos de investidura, a saber la de Podemos.

Como lo ilustra la posición clave de comodin -para el monarca Felipe VI- en la que se ven situados las horas que corren los de Podemos a título de partido bisagra en Cataluña entre nacionalistas y « españolistas » (con comillas) y de compañeros de viaje indispensables en la otra/alternativa a la solución que viene proponiendo el actual jefe de gobierno las horas que corren. Porque está claro que no todos en el PSOE comparten los mismos puntos de vista sobre el problema catalán ni optan por las mismas apuestas del actual secretario del partido de cara a la actual situación en Cataluña. Lo que está por ver en cambio es hasta qué punto puede en ellos lo nacional de preferencia a lo socialista–con perdon-, que a fe mia que algunos en modo alguno lo tenemos claro.
Por eso nos mostramos escépticos de entrada ante el resultado de la iniciativa « popular », no sin reconocer el mérito y la virtud clarificadora que encierre en sí la simple propuesta. ¿Vamos hacia un frente popular y separatista como algunas voces, agoreras un poco por demás, nos lo vienen augurando cada vez con mas insistencia ? A tenor de los comentarios egregios que se habran filtrado de los primeros encuentros de investidura del monarca ese parece ser el escenario mas problable. ¿O acaso ya se vea pactado en (todo) lo alto ?

No creo en las meigas pero hay las. Vox populi vox dei, y la pequeña mulitiud (una mil personas) congregadas hoy en la plaza de España de Barcelona –con pancartas nota bene en las que se tildaba de traidor (sic) al secretario del PSOE- parecían respirar todos por esa herida. Ante el espectaculo pasividad e inercia que se viene dando desde Madrid al desafío separatista siempre en pie, y ahora, pese a la retirada de Mas y tras los posicionamientos recientes en el tema del referéndum del lider socialista, tal vez más que nunca.

No comparto –como ya aquí todos ya saben- la histeria anti-Rajoy de algunos medios « patriotas » y no la comparto por su falta (evidente) de objetividad y también por el síntoma de impotencia que destapan, a saber de tomarlas con el testaferro en vez de alzar la vista hasta el mandante egregio (y democrático) de aquél, o en otros términos, el no atreverse a abordar el problema número uno, léase el que arrastra en relación con Cataluña el monarca actual como lo arrastraba su precedesor y como lo arrastraba la monarquía en la Restauración y en el reinado de Alfonso XIII.

Como un marca de origen, de los lazos –y pactos- de familia que unieron a los borbones españoles con los borbones franceses, inseparables de la eclosión histórica del separatismo en Cataluña en sus orígenes, léase de su genealogía histórica, como aquí –y en otros sitios- ya lo tenemos harto señalado. Un problema dinástico en su origen el separatismo en Cataluña, las cosas claras, sin tapujos ni eufemismos, ni inhibiciones ni complejos.

Y la cosa se ve a fe mía clara como la luz, en la tesitura en la que nos encontramos ante la perspectiva más que probable de formación de un gobierno de frente popular con apoyo más o menos externo de los grupos separatistas (catalanes), una eventualidad –escandalosa, inadmisible por propia definición- que el monarca reinante se mostró hasta ahora incapaz de ahuyentar y que conforme pasan los días y las horas se va haciendo más ineluctable e inminente, a tenor de lo que nos vienen noticiando puntual y regularmente los medios. ¿Árbitro de la situación el rey como lo prescribe la Constitución, o en su lugar, el agitador de la coleta, fundador y máximo dirigente de Podemos ?

No me mostré hasta ahora con esa contundencia en este blog en el tema que nos ocupa, sinceramente lo reconozco, la evolución (dramática) no obstante de la situación tras la apertura de la crisis política en la que nos encontramos, me incita y más que eso me obliga a ello.

Uno de los oráculos autorizados de la corriente « patriota » –que parece escribir desde Bruselas (¡lagarto, lagarto !)- sigue acusando a Mariano Rajoy –haciendo así objetivamente el juego lo quiera o no, a la presión ambiente en favor de la alternativa (filo separatista) marca Podemos- de una serie de cargos deshonorantes (sic) -el autorizar (entre otros cargos) por ejemplo la financiación extranjera de Podemos- que no vienen a ser más que fatalidades ineluctables del funcionamiento del estado de las autonomías, conforme a lo mandado en la constitución sancionada por el padre del actual monarca y en particular en su Titulo VIII tildado de fiasco (sic) en los propios medios de la prensa global (políticamente correcta)

¿Más « deshonorante », señor Centeno, el que Rajoy envíe a su ministro del Interior a la toma de posesion del Puigdemont que el que el monarca firme y sancione su nombramiento? Un poco de coherencia, por favor, si se me permite la observación. Y si acaso no se atreven o no pueden –cosa perfectamente comprensible por lo demás a coger el trono (que me diga el toro) por los cuernos, de la raíz dinástica (de tipo histórico) del problema catalán, por lo menos que no hagan el juego (tan descaradamente) de Podemos y de los separatistas en las horas críticas por la que atravesamos.

Ante ese reto máximo de tener que elucidar de urgencia las horas que corren–en el asunto que gravita mas de cerca sobre la crisis en curso a saber el del referéndum en Cataluña- quién es quién, quiénes los griegos y quiénes los catalanes.

A falta de que la elucidación la haga el propio monarca, como así cabría –de su función de arbitro sancionada por la constitución- que lo esperásemos el conjunto de los españoles

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