sábado, mayo 09, 2015

MAUTHAUSEN. Y LAS CAMARAS DE GAS ¿DÓNDE?

Robert Faurisson -en la foto con ocasión de una de las agresiones de las que se habrá visto víctima- fue siempre un nombre tabú en los años que llevo residiendo en Bélgica, en los medios y no digamos en los ámbitos y universitarios académicos. Los tiempos cambian y también los vientos, y una de las moralejas del formidable revulsivo que habrá producido en la opinión pública francesa (y de otros países) la ruptura en la cúpula dirigente del Frente Nacional -entre padre e hija- de la que el detonante principal nota bene lo sería  la célebre frase de Jean Marie Le Pen del detalle (de las cámaras de gas) en la historia de la Segunda Guerra Mundial, lo habrá sido la banalización de ese tema –y asimilados- rigurosamente prohibido hasta ahora, y penalizado bajo pena de cárcel (como tantos lo habrán ya experimentado) Al patriarca del FN sus detractores (legión) en los medios y por todas partes quieren ahora arrumbarle al cuarto de los trastos viejos a toda costa, pero en la nube de críticas y acusaciones en contra suya, por primavera vez en dos décadas la cuestión del “detalle”, que a todas luces sigue echando chispas, brilla por su ausencia. Faurisson escribió y lo mantiene que en las guías turísticas en curso de Mathausen donde el jefe nazi del campo confesó tras la guerra (y bajo tortura) que fueron allí gaseados cuatro millones de judíos (cuatro) por óxido de carbono (sic), no se hace mención de cámaras de gas ninguna. ¿De quién se están riendo? ¿Y hasta cuándo?
Sigue en ascuas –y echando chispas en los medios- la crisis del Frente Nacional francés, que habrá desembocado en la ruptura a la que la opinión pública francesa y de los demás países asiste un tanto absorta, y que tuvo nota bene por detonante la célebre salida de Jean Marie le Pen de las cámaras de gas de hace ya muchos año y que vendría a suscribir ahora de nuevo sin retirar ni una coma. Y en es contexto y con ocasión del Setenta Aniversario de la terminación de la Segunda Guerra Mundial que se habrá visto marcada por el desfile militar mas grandiosos de la historia de la (ex) Unión Soviética en Moscú -y en el que se habran visto también ondear banderas rojas (con la hoz y el martillo)-, nos enteramos que el ministro español de exteriores García Margallo anunciaba su asistencia a la ceremonia conmemorativa de la entrada de los aliados en el campo de concentración de Mathausen donde habrían estado recluidos cincuenta mil prisioneros españoles rojo/republicaos, y a los que el ministro español entiende rendir homenaje, en el marco igualmente de una propuesta de ley de la izquierda en el congreso de diputados hace diez días que habrá tenido luz verde de la mayoría (PP) de la cámara, llamada a conceder condecoraciones oficiales –y todo loq e vnga después (pensiones e indemnizaciones y demás)- a los presos rojo/republicanos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y que hace temer una nueva ofensiva de memoria histórica revanchista (de los vencidos del 36), mutatis mutandis a como una propuesta de ley que la cámara acabo aprobando con el voto del PP en la era Aznar hizo presagiar la ley funesta de la m memoria que acabaría viéndose aprobada años más tarde en la era Zapatero.

Mathausen fue un campo de prisioneros como los hubo (tantísimos) en los dos bandos durante la Segunda Guerra Mundial. Los que allí se vieron encerrados –españoles y de muchas otras nacionalidades- se encontraron al final en el bando de los ganadores y se vieron de golpe elevados todos ellos a la categoría de héroes y de mártires y los vencidos rebajados al nivel de los peores verdugos y demonios de la historia de la humanidad (doliente) Almas piadosas están ahora recordando en la red los curas polacos que los nazis encerraron en otro de los campos, Dachau, se olvidan en cambio de los otros curas polacos –del orden de setecientos- que el comité de Lublin controlado por los comunistas (judíos casi todos ellos) en las zonas de la geografía polaca que iban cayendo en poder de las tropas soviéticas hizo asesinar por las buenas, salvándose en cambio de la quema por las razones que fuera un eclesiástico que llegaría a set uno de los personajes mas célebres del siglo XX –y de inicios del Milenio- de nombre Karol Wojtyla más tarde papa bajo el nombre de (san) Juan Pablo II.

Robert Faurisson fue siempre un nombre tabú en los años que llevo residiendo en Bélgica, en los medios y no digamos en los ámbitos y universitarios académicos. Los tiempos cambian y también los vientos, y una de las moralejas del formidable revulsivo que habrá producido en la opinión pública francesa (y de otros países) la ruptura en la cúpula dirigente del Frente Nacional -entre padre e hija- de la que el detonante principal nota bene lo habrá sido la célebre frase de Jean Marie Le Pen del detalle (de las cámaras de gas) en la historia de la Segunda Guerra Mundial, lo habrá sido la banalización de ese tema –y asimilados- rigurosamente prohibido hasta ahora, y penalizados bajo pena de cárcel (como tantos lo habrán ya experimentado)

Al patriarca del FN sus detractores (legión) en los medios y por todas partes quieren ahora arrumbarle al cuarto de los trastos viejos a toda costa, pero en la nube de críticas y acusaciones por primavera vez en dos décadas la cuestión del “detalle”, que a todas luces sigue echando chispas, brilla por su ausencia. Faurisson escribió y lo mantiene que en las guías turísticas en curso de Mathaussen donde el jefe de nazi del campo confesó tras la guerra (y bajo tortura) que fueron allí gaseados cuatro millones de judíos (cuatro) por óxido de carbono (sic), no se hace mención de cámaras de gas ninguna. ¿De quién se están riendo? ¿Y hasta cuándo?"

En Mathausen como lo recordaba Robert Faurisson –el célebre autor revisionista- que lo visitó en el 2008, hubo sin duda muchas ejecuciones pero las cámaras de gas no aparecían por ninguna parte. No las hubo en Mathausen pues –Faurisson desde luego no las vio-, ni en Dachau ni en Dora-Mittelbau –como lo demostró Paul Rassinier-, tres de los campos peor afamados en la historia oficial sobre la segunda guerra mundial. ¿Las irá a descubrir ahora el ministro García Margallo? Rendiría así desde luego un gran servicio a la memoria histórica de la humanidad todo entera por un descubrimiento tan sensacional que durante tanto tiempos –setenta años ya transcurridos desde el final de la Segunda Guerra Mundial- sigue echándose (tan angustiosamente) en falta. García Margallo procede de una familia del régimen, la de los monárquicos alfonsinos (o juanistas como se les llamó en el tardo franquismo) que tomó sus distancias del régimen de Franco y de las potencias del Eje (fieles) aliadas de España durante la guerra civil a su debido tiempo, lo que se haría publico en la esfera internacional en el 45 con el célebre manifiesto de Lausanne, del conde de Barcelona.

Anteriormente, los monárquicos españoles –incluido el propio José María de Areilza (amigo personal de Ramiro Ledesma Ramos) y el mismo Eugenio Vegas Latapié- habían quemado no poco incienso a los dioses del fascismo invicto hasta entonces. Hasta que empezaron a pintar bastos par las tropas del Eje, y se hizo pública la carta de los generales (monárquicos), en diciembre del 42 (solamente), en plena batalla de Stalingrado (…) La guerra civil española, primera batalla de la Segunda Guerra mundial, lo dije (y lo escribí), y lo mantengo. Y va camino de ser la última también por las trazas. La batalla de la Memoria

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Apenas 20 años después, otra espantosa guerra mundial se desató en Europa, cuyo preámbulo fue la Guerra Civil en España, iniciada en 1936. (,,,)

Los 27 millones de soviéticos que murieron en la Gran Guerra Patria, lo hicieron también por la humanidad y por el derecho a pensar y a ser socialistas, ser marxistas-leninistas, ser comunistas, y a salir de la prehistoria.

Fidel Castro Ruz
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JULIO SANZ

ESTO escribió FIDEL CASTRO el dia 7 de Mayo

Juan Fernandez Krohn dijo...

Gracias, Julio. ¿Se habría leído ya Fidel Castro mi libro sobre la Guerra de los Ochenta Años antes de hacer esas declaraciones? La Guerra Fría de la que su régimen viene a ser la última víctima –tras su rendición clamorosa a Obama y a la Casa Blanca por mediación pontificia (como la del régimen de Franco en el 45)- trajo un cambio de alianzas en la escena internacional que fue lo que salvó al régimen surgido de la Victoria del 36 de la derrota total, y a España, de la invasión y ocupación extranjeras. Y eso, como un lamento bíblico, es lo que viene a recordar el Líder Máximo. Como para guardar formas, ahora que él y su hermano Raúl se ven condenados a cantar la palinodia. Un abrazo, Julio

Juan Fernandez Krohn dijo...

El lamento del hijo de un rojo oriundo/español en Cuba de después de la independencia, donde el ochenta por ciento de los españoles allí residentes al estallar la guerra eran partidarios de los rojos, según datos publicados en la red en su día -en el 2002- del Servicio Exterior de la Falange (FET de las JONS)

Juan Fernandez Krohn dijo...
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