lunes, mayo 18, 2015

CARMENA, LA ALTER EGO DE LA MAMÁ DE PABLO IGLESIAS

(Primera) “Matanza de Atocha” (24 de enero del 77) El del centro en la fila de arriba, Luis Javier Benavides Ordaz, era hermano (menor) de un amigo mío de los veraneos en Sigüenza (adolescente), y de una familia estrechamente ligados al bando de los vencedores de la guerra civil (al General Ordaz) Su trayectoria, análoga a la de otros muchos entonces, no se explica sin el concilio vaticano segundo y la efervescencia (irresponsable) que produjo mundo a través, en particular entre españoles. Fue víctima de un engranaje fatal, por culpa de la huelga insurreccional –y criminal- que Carrillo (padre) se tenía montada por su cuenta y riesgo, o más bien por cuenta del comunismo español de la guerra civil que no había enterrado nunca hasta entonces el hacha de guerra. Aquello le obligó a enterrarla. O Félix culpa! (reza la biblia canónica, o puesto en román paladino, donde las dan las toman) Y la candidatura ahora de Carmena (y con ella Pablo Iglesias) –abogada laboralista del despacho aquél-, despertando fatalmente de nuevo ese pasado que no pasa, se diría que viene de nuevo a desenterrarla
Manuela Carmena ¡ay Carmela!. Lo siento pero es más fuerte que yo, el canto emblemático del rojerío de mi época de la Universitaria –que venía del 36 (faltaría más)- me viene a la mente de inmediato evocando la figura de la candidata (oficiosa) de Podemos a la candidatura de la alcaldía madrileña. He estado repasándome de urgencia el curriculum de esta abogada laboralista que acabó su carrera de jueza de cierta categoría en la Audiencia madrileña y en el Consejo del Poder Judicial y debo decir que el clisé le sigue a sol y sombra (mientras viva), hasta en la imagen que acierta a proyectar de ella misma en los medios.

De una mujer de izquierdas, de esa izquierda histórica española que dio nombres tan emblemático (y tan funestos) como Margarita Nelken, Federica Montseny o la Pasionaria, y de escritoras del exilio de las que me vienen a la mente María Maeztu, Rosa Chacel o María Zambrano, de la segunda de las cuales se ocuparía Umbral en unas semblanzas memorables en alguna de sus obras –que le valieron de lo que vagamente tengo entendido, problemas judiciales, por ejemplo en “Memorias de la tribu”, donde traza un cuadro del exilio intelectual propiamente vitriólico. Glosando por ejemplo el comentario de uno de los escritores que regresaron, Eduardo Zamacois, antiguo exilado en Cuba, que dijo que le gustaba menos el Rastro aquél que se encontró a su vuelta que el de antes, porque le faltaba la m…, Umbral, con una de esas salidas suyas inimitables, replicaba mordaz que no iban haber estado los españoles soplando durante treinta o cuarenta años la m…, para que los exiliados a su vuelta la encontrasen fresca.

Y de Rosa Chacel no se privaba de insinuaciones tampoco. Feminismo e izquierda española. El binomio indisociable. La jueza candidata de Ahora Madrid simboliza mejor sin duda que ninguna otra figura ese feminismo guerra civilista que la izquierda española lleva pegada a la piel desde los tiempos de la guerra civil del 36. Se me objetará que la señora Camena no vivió aquello (ya que nació a creer a los datos suyos que circulan en la red, en el 44) lo que no me parece un dato pertinente en absoluto a la luz de la óptica que vengo aquí observando de la guerra civil interminable, de los Ochenta y Tantos Años como la llamo en mi libro de reciente aparición.

Y está claro que las violencias de la Transición –como lo denuncio en esa obra- fueron uno de los capítulos o jalones históricos más destacados de esa guerra interminable, y ma un si cabe ese episodio tan importante de la misma como lo fue la (llamada) matanza de la Atocha (a no confundir co los agentados del 11 de marzo, que eso sí que fue una auténtica carnicería) Ya me explayé sobre el tema lago y tendido en est blog y en el anterior y también en varios otros sitios digitales desde hace unos diez años a esta parte, y particularmente en el artículo que me habrá valido (con una sola excepción) el mayor número de visitas de todos los artículos que tengo publicado en este blog, sobre la madre de Pablo Iglesias (a punto de decir Julio ¿en qué estaría yo pensando?)

Alter ego la jueza anti-corrupción, se me ocurre de pronto –y dicho sea entre paréntesis- de la mama de Pablo Iglesias, así creo que se puede calificar a la candidata de Podemos a la alcaldía madrileña. La madre de Pablo Iglesias abogada laboralista fue compañera (y camarada) entonces de la jueza indignada -yayo flauta segun élla misma se define-  en el mismo despacho donde se produjo la tragedia aquella. El muerto al hoyo y el vivo al boyo, reza un (viejo) refrán español, y no hay mal –como dicen que dijo Franco cuando supo del asesinato del Almirante Carrero- que por bien no venga.

Porque está claro –y lo siento si algunos que aquí me leen me toman por cínico (por demás)- que la “matanza” aquella (24 de enero del 77) cortó en seco la huelga insurreccional que se tenía montado Carrillo (padre) por su cuenta y riesgo sin contar ni siquiera con sus mentores de la URSS o de la Internacional Comunista, análogo mutatis mutandis a como el incidente que aquí ya comenté hace tres días que costó la vida a dos jóvenes indignados chilenos en Valparaíso, habrá cortado en seco una nueva marea de manifestaciones indignadas –vandálicas y violentas y calamitosas- de los indignados chilenos como así se anunciaba. ¿Muy pronto para decirlo? Al tiempo.

La (primera) “matanza” de Atocha –al pan, pan y al vino, vino- cortó en seco como digo, la huelga insurreccional en el sindicato de transportes, y obligó a seguir al marqués de Paracuellos a bajarse los pantalones (con perdón) léase a renunciar a la estrategia insurreccional en al que se había embarcado –por cuenta nota bene de un comunismo español que no había enterrado nunca nota bene el hacha de guerra desde el cese de hostilidades el primero de abril del 39, ni firmado paz o armisticio alguno- y a aceptar la bandera constitucional (rojo y gualda) y la figura del nuevo monarca, lo que algunos recalcitrantes no le perdonarían nunca, entre sus camaradas.

Y la jueza Carmena por las trazas sigue aferrada a ese pasado guerra civilista que no pasa. Y si sus antepasados ideológicos –y ellos mismos- gritaban ¡no pasarán! desaforados, está claro que la que no va a pasar ni ahora ni después lo va a ser ella por más que se empeñen. Pueden forzar tal vez una política de pactos como ya lo expuse en mi entrada anterior pero está claro que caso de producirse ella sería el chivo expiatorio por designación. En recientes declaraciones vuelve a insistir sobre el cambio de la constitución –no habla de reforma ni tampoco de proceso constituyente, pero esto último se sobreentiende. Una republicana ardiente –y beligerante- que nos llenaría de banderas tricolores la capital de España y nos retrotraería al 14 de abril del 31 si la dejaran.

Se desplaza en bici. Todo un símbolo de la izquierda en el resto de Europa, ocurre que Madrid no es Flandes ni siquiera Bruselas tampoco. Porque tienen muchas cuestas y mucho más empinadas que la capital belga. Todo un símbolo también, de esa cuestas de nuestro pasado irredento –y aún pendiente- que la candidata de la Izquierda se ve incapacitada de superar por incapacidad congénita. Y si no, al tempo. El País de hoy –y termino- trae un chiste en una de sus páginas interiores que parece como hecho de encargo a la candidata de Podemos en contra suya me refiero, y que dice largo sobre la apuesta electoral del diario de Prysa y es el que se ve se a un individuo mostrando un sobre (cerrado) y enseñándoselo a un perro a su lado de nombre Trotsky que según ese personaje de la viñeta sabe olfatear a una lengua los corruptos escondidos en cualquiera de las papeleta electorales.

Trotsky. El mesías de muchos de los apóstoles de la cruzada anti-corrupción que viene marcando la política española y también la campaña e curso. Una paranoia colectiva –no poca histérica al mismo tiempo- que viene a encarnar como nadie la candidatura indignada a la alcaldía madrileña. La opinión pública no va por esas, y lo ilustra el botón de muestra inmejorable de las encuestas que dan ganadora –incluso por mayoría absoluta- en Castilla–la Mancha a María Dolores Cospedal (horresco referens!), uno de los blancos predilectos de esa campaña de opinión y de guerra de propaganda anti-corruptos. Guerra civilistas

1 comentario:

Anónimo dijo...

manuela carmena castrillo, presidenta del tribunal que juzgó el "caso tabacalera".....