martes, marzo 03, 2015

¿"VA BIEN" LA ECONOMÍA? MEJOR QUE EN GRECIA

Acampada del 15-M ¿Respuesta de la sociedad española ante los abusos de la clase política? A otro perro con ese hueso. Datos y señuelos frente a frente: el 15-M fue fundado por un grupo de okupas de la plaza del Dos de Mayo del madrileño barrio de Malasaña. ¿Respuesta de la sociedad española o erupción de sus bajos fondos? La polémica está servida desde los tiempos de la guerra civil española. Y diría que desde el 2 de Mayo (de 1808) pero eso ya –entre paréntesis- tal vez nos llevaría demasiado lejos. Una versión piadosa –e ingenua- del 15-M ve en él un reacción de rabia y rebeldía popular (sic) frente a las injusticias y corrupciones del sistema que a acabó siendo infiltrado y monopolizado o desactivado- por la extrema izquierda. La realidad –en las antípodas de la versión aquella- es que su propio núcleo de incubación e instigación estaban a la izquierda de la izquierda de todo el mundo, por asociales –marginales y delincuentes (y perro flautas)- más que por otra cosa. Una operación -frustrada- del genero revolución/cultural (a la española) de José Luis Zapatero que se creyó Mao-Tse-Tung. Eso fue la "Spanish Revolution"
Me he topado estos días como una auténtica aparición con un fenómeno del que no tenia ni noticia. Como muchos españoles sí había oído hablar del Monte Athos, mucho incluso y me había visto de antiguo un sinfín de reportajes gráficos con las fotos mas cautivantes o mas insólitas (según los gustos) pero del fenómeno de los monasterios de Meteora no había oído hablar nunca. Meteora en la Grecia de hoy designa una área geográfica ”monacal” situada en la llanura de Tesalia (Grecia Central) –mientras que el Monte Athos se sitúa más al Norte y màs al Este (en una península del mar Egeo)- donde una serie de seis monasterios empezaron a verse construidos a finales del siglo XIV -en plena embestida turca- en los llamados meteoros, montículos tallados en roca fruto de la erosión que en la Grecia antigua atribuían a la caída de meteoritos del cielo.

De ahí que el primero de aquellos monasterios fundado por un monje expulso de la republica del Monte Athos, llevara el título no poco subyugante del Gran Meteoro. La historia de Meteora pues, es distinta de la del Monte Athos, y más acceisble o asimilable sin duda para españoles –en el plano de la memoria- que la historia de las incursiones de la Compañía de Roger de Flor –de mercenarios almogávares- en el imperio bizantino y de sus fricciones con el mundo de la Ortodoxia en lo que se dio en llamar la Venganza Catalana (principios del siglo XIV)

Cuando se inició la construcción de los monasterios de Meteora en cambio, esa historia quedaba ya atrás lo mismo que las Cruzadas –de las que los almogávares (mercenarios al servicio del reino de Aragón) vendrían a ser el epilogo trágico y a la vez heroico-, y el peligro les venía otra vez de los turcos y también de los albaneses sometidos al imperio otomano tras la embestida turca en los Balcanes que llevaría hundimiento del reino de los serbios en la batalla de Kosovo (1389) Con lo que viene a cerrarse (un poco) el circulo en esa laguna tan enorme –y tremebunda- que arrastramos una media de españoles de la historia del Oriente europeo –léase del mundo de la Ortodoxia- de raíces innegablemente canónicas o eclesiásticas, comparables mutatis mutandis a la puesta en el Índice de libros prohibidos –desde finales del siglo XIX- de la obra de Federico Nietzsche que le convertiría en un ilustre desconocido entre españoles, alguien del que todo el mundo habla y del que se sabe poco en suma, poco por no decir nada.
La célebre batalla (1389) donde se hundió el poderío militar de los serbios ortodoxos frente a le embestida otomana en los Balcanes llegaría hasta Albania y a partir de ahí los albaneses sometidos al imperio otomano empezaron a hostigar otras zonas que aun resistían al avance turco, y ese fue el origen de los monasterios de Meteora, botones de muestra de un choque de culturas que llevaría a la caída de Constantinopla, auténtico cataclismo en la historia tanto universal como europea. Y así se cierra el círculo y se despeja el laberinto de la historia del Oriente europeo en mentalidades occidentales
Y del mundo de la Ortodoxia medieval y de su historia se pude decir tres cuartos de lo mismo, un mundo descocido para mentalidades occidentales lo que explica sin duda la sorpresa mezclada de estupor que los monasterios de Meteora me habrán producido, sin duda a mi como a tantos otros, curiosos navegantes de internet o turistas españoles –o europeos occidentales- por aquellas tierras. Y es que de los monasterios de Meteora más aún que de los del Monte Athos y más aún sobre todo que de las cuevas de Goreme –en Asia Menor (en lo que fue la antigua Capadocia bizantina)- se puede decir que evocan más que una huida del mundanal ruido, una resistencia a la embestida turca, al choque de civilizaciones en suma que tuvo de teatro esas regiones del continente europeo –y del Asia Menor- y que llevaría tas una lenta agonía de un milenio de toda una civilización, a la caída de Constantinopla.

Un amigo me contó una vez de otro amigo común del que yo no tenía noticia que tuviera una sensibilidad religiosa especial, que en un viaje de turismo en Estambul en visita a la antigua catedral de Santa Sofía –hoy islamizada- acabo prorrumpiendo en sollozos irresistiblemente, presa de una emoción indescriptible en la que sin duda se mezclaban consternación, desasosiego, y una profunda tristeza sin lugar a dudas- y contándolo después a su alrededor no sabía explicar ni él ni sus interlocutores a ciencia cierta por qué.

La voz de la sangre, y de la memoria, esa era la explicación a mi juicio y no otra. De la memoria de la Reconquista española, léase de una memoria visigoda que venía de allí precisamente de esos confines del continente europeo y del Asia Menor concretamente de la Capadocia de donde procedía el legendario obispo Ulfila, hijo de un noble visigodo y de una princesa capadocia que tradujo la biblia al gótico –de la que se conservan fragmentos (el Codex Argenteum) en la ciudad sueca de Upsala. Y en un comentario histórico en francés sobre la reconquista española que leí una vez se recogía un interrogante fundamental y era que el autor se preguntaba lo que había llevado en el fondo y en lo más hondo a los cristianos españoles a proseguir sin descanso durante ocho siglos la empresa de la Reconquista.

Y viendo los documentos gráficos –y meditando sobre ellos como llevo haciéndolo desde hace varios días- está claro que el impulso fundamental era el mismo la resistencia y la respuesta a una misma manera en el Oriente como en el Occidente europeo. En las fotos e imágenes de los monasterios de Meteora se respira un alisamiento del mundo que no es una huida sino un hacer frente a un mundo desconocido que se les venía encima y amenazaba con anegarles,; por eso buscaban las alturas inaccesibles y hacer de ellas bastiones de civilización inexpugnables, que es la impresión dominante que dan hoy en la visión retrospectiva de todos los siglos transcurridos y en una óptica exterior, desde fuera de occidentales ajenos -hasta cierto punto- al mundo de la Ortodoxia.

Refugios de alta montaña, posiciones inexpugnables –como “las posiciones del Veleta” en Sierra Nevada (del 36)- en una guerra de altas cumbres, la que llevaban adelante aquellos griegos medievales contra el avance inexorable del imperio otomano. Una guerra de posiciones y fundamentalmente defensiva después de que la ofensiva de los cruzadas hubiera acabado saldándose –al cabo de dos siglos- por un rotundo fracaso. Me habrá llegado lejos por el túnel del tiempo –se dirá aquí más de uno- mi especulación histórica en respuesta al ataque del jefe de gobierno griego Tsipras al gobierno de Rajoy en un claro tiro de elevación contra España y los españoles. Y es cierto.

Lo que da idea del desafío enorme –y no sólo por su alianza con los de Podemos- que nos plantea la izquierda radical griega a los españoles, más allá de sus posturas o posicionamientos en materia de crisis financiera que no dejan de ser desafiantes. Y da idea del desafío a tenor de los análisis -la mayor parte- sobre la crisis financiera y por vía de consecuencia del estado actual de la economía española que según Mariano Rajoy "va bien" como decía José María Aznar –durante su segundo mandato- de España y del conjunto de la sociedad española.

Y sin duda que no se equivocaban o no del todo, pese las análisis y diagnósticos inapelables de algunos casandras profesionales (o lo parecen) que no dejan de mostrar todos ellos –sea cual sea el cuadrante ideológico del que procedan- un mismo toque o sello economicista, y marxista y neo marxista o pos marxista en resumidas cuentas. Una cosa es cierta la economía y la sociedad española van mucho mejor que hace cuatro años que aquel año fatídico del 2011 que vio nacer la movida de los indignados. El crecimiento está de vuelta y la prima de riesgo se coloca al nivel más bajo dese abril del 2011.

¿Gracias a Rajoy? Gracias al esfuerzo conjunto de la sociedad española (el pueblo español que le dicen algunos, con su pan se lo coman) que –ante la gran perplejidad de testigos de fuera como la misma Marine le Pen- “no se rebeló”, quiere decir que desoyó ex professo los cantos de sirena que le empujaban por la vía de la protesta irresponsable. Que presentaban y lo siguen haciendo un país sumido (sic) en la pobreza, la desesperación y la injusticia, lo que es tan falso y falaz e injusto y tendencioso como el espantajo –de un pueblo pasando hambre-que agitaba la izquierda violenta (Pio Moa dixit) en el tardofranquismo.

1 comentario:

PREFERENS dijo...

exceptional articulo, te felicito. Se ve de donde parte el monaquismo anacoreta. Allí ewncaramados Si,mon el Estilita, san Estilicón y san Antonio grandes ayunadores. Me ha gustado mucho