jueves, marzo 19, 2015

"PODEMOS" Y VOLVEMOS (...) ¿OTRA "JORNADA DE REFLEXIÓN" COMO AQUELLA?

¿Hacia una nueva jornada de reflexión como la del 13-M (del 2014) esta vez apuntando a Andalucía? La delegada del gobierno Cristina Cifuentes candidata del PP por la Comunidad de Madrid a las próximas elecciones generales –a falta de prohibir lo que se debía prohibir (…)- tendrá ya ocasión de iniciar su campaña electoral el próximo sábado en Madrid con ocasión de nuevas marchas violentas (e indignas) como las que tanta violencia (y heridos) originaron el año pasado. Podemos, por detrás de las apariencias –lo dije y lo mantengo- es un partido insurreccional, y sus esperanzas de triunfo electoral el próximo domingo en Andalucía las cifran sin lugar a dudas en la actuación de su quinta columna en la capital de España la víspera. Como ocurrió mutatis mutandis tras los atentados del 11 de marzo
Andalucía, aparte de mí ese cáliz. ¿Qué saldrá de las elecciones del domingo? ¿Nada bueno o nada malo o como dicen por allí ni chicha ni limoná? Más vale lo malo conocido, reza un refrán que me temo que pueda cobrar rabiosa actualidad el domingo por la noche. Ojalá que no. El PSOE fue el mal menor hace cuarenta años. ¿Lo sigue siendo? Algunos –¡ay dolor!- nos tenemos que así sea. Porque el pase en revista de los contendientes para las elecciones del domingo no resulta muy halagüeño. De Podemos ya saben aquí todos lo que pienso, y lo sabrán mejor incluso dentro de unas semanas cuando salga a la calle mi último libro ya en vías de impresión -que trata (bastante) sobre ese tema- de lo que os tendré al corriente, lo prometo.

Podemos tiene una rama andaluza, de acuerdo, pero se ve a la legua que no son andaluces, su fundador y presidente sobre todo que puede que compruebe en propia carne el desapego de antiguo de muchos andaluces, sobre todo entre gente de izquierdas hacia lo madrileño ya sea de Vallecas –y de el extrarradio o del cinturón rojo- ya sea el de los Madriles de derechas (como decía Umbral) y a mucha honra y que lo tienen crudo como sea a la hora de sintonizar con mentalidades y sensibilidades de por debajo de Despeñaperros

. Caretas fuera. El PSOE en su origen lo fueron muchos niños bonitos de derechas, un fenómeno que se dio allí con más acuidad si cabe que en resto de España. En el pueblo jiennense del que procedo por la vía paterna –Mancha Real- un muchacho de mi generación con el que había jugado yo de niño que era natural de allí pero residía con su familia durante el año en Sevilla, muy señorito por cierto acabaría sorprendiendo a propios y a extraños, sobre todo a los primeros, con comentarios inconformistas e iconoclastas sobre los suyos propios que daban no sé cuántas veces la vuelta al pueblo y de las que todos se hacían bocas.

“Fuisteis una generación de hipócritas” fue una de sus frases que llegaron a mis oídos, de una fuerza de impacto no escasa en aquellas circunstancias, en aquella época. Y tal vez que se refiriera al tema religioso porque eran personas –su familia me refiero, como tantos en Andalucía entonces y yo diría que también ahora- muy apegadas a la iglesia, y que lo habían pagado caro en la guerra (entre paréntesis) con víctimas entre los suyos de la persecución roja.
Y tal vez fuera eso, síndromes de Estocolmo (en sus múltiples variantes) más o menos hereditarios, de los descendientes de las víctimas que les hacía rendirse de una manera u otra a los verdugos de los suyos y a sus herederos o descendientes. Como sea, el compromiso histórico aquel impidió el apocalipsis en Andalucía que hubiera desencadenado con toda probabilidad un triunfo de la extrema izquierda heredera de los comunistas y anarquistas de la guerra civil, en el estado de los ánimos y de las mentalidades dominantes en esos sectores hace cuarenta años.

Acabo de leer unas declaraciones que me han sorprendido agradablemente –como un soplo de aire fresco- del que fue un secuestrado emblemático de la banda terrorista ETA José Antonio Ortega Lara por el que hice campaña –o digamos que participé a mi manera a los que organizaron en su nombre euro funcionarios de Bruselas en el tiempo que paso secuestrado (va hacer veinte años) En ellas se diría y no se me tome por farol (como dicen por el Sur) que el interesado me hubiera leído cuando habla del guerracivilismo (sic) que ve levantando la cabeza entre muchos, un término o un neologismo del que reclamo la paternidad, desde estas entradas y en otros sitios, algo que no me seria difícil de probar de cara a eventuales contradictores.

Y por curioso o paradójico que parezca –y hablo con conocimiento de causa- se diría que ese peligro o esa amenaza de guerracivilismo despunta ahora mucho menos en Andalucía que en otras regiones pese al hecho histórico innegable que los grados de enfrentamiento allí excedieron (con creces) en su grados y nieles de paroxismo al resto de la regiones españolas.

Algo que me fue dado , el certificar, como digo, “in situ” durante las visitas que hice por debajo de Despeñaperros hace ya más de tres años por cuenta de la memoria histórica de la guerra civil. Y ese apaciguamiento se debe sin duda en gran parte a aquel compromiso histórico andaluz o a lo andaluz, que cabe llamarlo así con propiedad en la medida que cobró allí trazos atípicos por lo intransferiblemente característicos (léase andaluces)

El otro partido que amenaza (es la palabra) con dar la sorpresa en las elecciones del domingo lo es el de Ciudadanos, que nunca me entro del todo, para qué negarlo, y confieso sin el menor problema como ya lo tengo hecho en estas entradas que lo que no entró nunca del todo lo del nombre de guerra de su principal figura, de su nombre de pila que me diga de guerra en catalán, como aquí ya todos lo tiene adivinado. Y menos tras leer, hace nada, que una de sus principales figuras en Cataluña se habrá pronunciado sin ambages en favor de la inmersión lingüística en catalán (en la enseñanza oficial) caballo de batalla del catalanistas como ningún otro.

¿La clave no obstante de su posible éxito el domingo? Lagarto, lagarto, porque si hay algo que el madrileño que esto escribe experimentó y aprendió un poco a sus expensas -de mis veraneos andaluces de niño y de adolescente- lo era la fascinación que ejercían lo catalán y en particular el Barça y la Ciudad Condal en muchos andaluces, que venía tal vez ya de antes, pero que se remontaba a no dudar a la guerra civil, como lo ilustra el hecho que el éxodo rural andaluz de los cincuenta dentro de la Península –no hablo de la emigración europea que vino un poco después- fuese proporcionalmente considerado, mayormente dirigido en dirección de Barcelona (y comarcas catalanas adyacentes) Durante la campaña electoral en curso un candidato de PP que sin duda sabía de lo que hablaba y por donde iban los tiros, habrá arremetido en un mitin contra la onomástica del dirigente de “Citadans”

¿Operación prometedora el entrismo por el que a todas luces apuesta ese partido mayormente catalán en su historial y en su idiosincrasia (partidaria)? Surcada de peligros, de estrellarse contra arrecifes y acantilados. Las urnas dirán, pero personalmente sigo sin verles futuro, ni en Andalucía ni siquiera en Cataluña ni por supuesto en el resto de España mientras no resuelvan por o menos ese problema –y qué problema, todo un síntoma- de onomástica (…)

Por lo que se refiere a los comunistas y a su compañero de viaje de ayer y de hoy, el tiempo no pasa en balde, y ya pasaron más de quince años desde la caída del muro, y Rusia ya no es lo a Unión Soviética como tuvieron ocasión sin duda de comprobarlo los jóvenes antifascistas españoles –que al final eran siete- que se fueron a revalidar los fastos de la Brigadas Internacionales con los pro rusos de Ucrania, y pasados cinco meses estaban ya de vuelta en casa (…)

Y el califa rojo de Córdoba no sé si se enteró porque por las trazas se diría que no, que sigue vuelta y dale con las mismas obsesiones y los mismos planteamientos y fantasmagorías, como si no hubiera pasado el tiempo desde que dejo la alcaldía de la capital cordobesa. La liaron parda el 22 de marzo del año pasado –me refiero a él y a la izquierda de la izquierda andaluza-, y no escarmientan, porque tienen preparado una nueva jornada de reflexión –que me diga de insurrección, en dimensiones y proporciones andaluzas- para el sabado próximo como la del 13-M (del 2004)

El reto es de órdago a la grande no me digan: el empeño en que no cejan, como el de la jornada de reflexión del 13-M (horresco referens!), de reencender (de todo) la guerra civil por cuenta de eslóganes que no dejan de ser mentiras burdas e imposturas, por cuenta del pan, del trabajo, del techo y de la dignidad (sic), algo que no fala hoy (en substancia) a nadie en España y emplazo a quien sea –por las buenas o por las malas- a desmentirme.

Y muchos menos a los que andan organizando esas movidas insurreccionales., todos –se diría que por propia definición- a la sombra de la economía subsidiada. Piensen lo que quieran algunos azules a los que el síndrome joseantoniano les tiene postrados y en la imposibilidad –congénita se diría- de razonar de forma serena y de sentir de forma ecuánime y sin sectarismos en todo lo relacionados con esos eslóganes/fetiches. Como sea, está claro que lo que ocurra el sábado próximo en Madrid tendrá notable repercusión e influencia en la jornada electoral del domingo y en sus resultados en Andalucía.

Y si el PP quiere franquear de una vez las puertas del poder por debajo de Despeñaperros forzando a su rival histórico a una gran coalición –¿y por qué no?-, la baza se me antoja que la tienen en sus manos los responsables –de ese partido- en materia de orden público durante la archas que se anuncian el sábado próximo en la capital de España. Volvemos, quinta columna insurreccional de Podemos.

Y Cristina Cifuentes –delegada del Gobierno en Madrid hasta nueva orden- que ha demostrado no ser tonta, debe haberse ya dado cuenta a estas horas que su campaña electoral da comienzo ya el sábado que viene. A buen entendedor pocas palabra bastan

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