miércoles, diciembre 31, 2014

ESPAÑA VA BIEN Y BÉLGICA TAMBIÉN

Un mensaje de optimismo de cara al 2015 el que quiero mandar aquí a mis lectores. Frente a las amenazas y desafíos que apuntan al horizonte. Y de Fe en la Victoria
Colonia, hace un mes. Primera de una oleada de manifestaciones –como una bola de nieve- organizada por el grupo “Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente” (Pégida) En Dresde eran diez mil hace una semana. El detonante lo habrá sido el aflujo de refugiados sirios que alcanzarían ya la cifra de trescientos mil en suelo de la república federal. Siembra vientos y recogerás tempestades, Barak Obama
Se cierra el año con ecos en los medios del último episodio de la invasión silenciosa del territorio europeo con la descubierta por los guardacostas italianos de una embarcación a la deriva en la que se amontonaban unos novecientos pasajeros y ni que decir cabe cuál era su lugar de procedencia, a saber Siria, un país azotado por la guerra civil –y la intervención extranjera- que sigue volcando emigrantes en las playas europeas esparcidos justos a seguir por todo el espacio de la UE conforme a los planes de siembra de caos y de inestabilidad en el continente europeo que lleva poniendo en práctica la administración Obama desde los inicios de su primer mandato y muy en particular desde el estallido de las primaveras árabes hace ahora cuatro años.

País de destino principal y predilecto de esa corriente emigratoria de perfiles conflictivos lo es la república federal alemana que paga así la amistad estrecha entre sus presidenta Angela Merkel y el presidente norteamericano, aliados del primer orden en el conflicto desatado en Ucrania que habrá marcado como ningún otro acontecimiento el año que se acaba.

Cifras –sin duda inferiores a la realidad- de hasta trescientos mil refugiados en suelo alemán se viene barajando desde hace un rato en los medios. Y de lo conflictivo del fenómeno y de lo difícil de la acogida da cuenta un movimiento contra la islamizacion que viene extendiéndose como un reguero de pólvora por toda la geografía alemana en las últimas semanas , que ha hecho levantar la voz a la canciller alemana por segunda vez estos últimos días en señal de alarma. De refugiados sirios no se ve ya ni rastro en Bélgica en los últimos tiempos, sin duda en espera de nuevas oleadas.

Hasta la primavera del dos mil doce cuando cambiaron las tornas en el conflicto aquel no se veía otra cosa aquí casi, se iban a comer el mundo, y en observatorios privilegiados como ciertos organismo públicos –universidades y bibliotecas- su presencia se hacía notar con la precisión de un barómetro, volvieron a resurgir un año más tarde, en septiembre del 2013 cuando la llamada crisis de las armas químicas llegó a su apogeo y el mundo entero a punto estuvo de bascular de forma decisiva e irreversible y alguno de esos refugiados se las prometían felices pegados todo el santo día al ordenador en las salas públicas en espera que su gran padrino Obama diera la orden del ataque inminente lo que no llegaría a producirse, y a partir de ahí se diría que se desvanecieron como lo que eran, fantasmas incómodos e incordiantes y soliviantadores que no tenían su sitio de este lado del Mediterráneo (a menos que se adaptasen)
España va bien, Bélgica también. Pese a la islamización rampante. Algunos no obstante no lo ven así. Y de su alejamiento (inquietante) de la realidad da idea la canonización creciente (en vida) de sus figuras, revestidas cada día que pasa de rasgos cada vez más iconográficos. Lo dije y lo mantengo, el día que el obispo de Alcalá levante la voz por tímida que sea contra el escándalo (planetario) de los abusos de menores por parte de eclesiásticos, prestaré oídos a sus filípicas, no antes. Mientras tanto, le sigo viendo como lo que sin duda es y quiere ser. Un profeta de calamidades (y un aguafiestas de fin de año)
La pesadilla se alejó pero no se desvaneció del todo hasta ahora no obstante, como lo prueba el reagravarse del aflujo de refugiados en Alemania. Ucrania y los ultimo coletazos de la guerra civil siria, habrán sido sin duda alguna los acontecimientos del mayor relieve de este año de 2014. El auge en cambio de Podemos por mucho realce que le haya dado a prensa española y una sector de la prensa extranjera no habrá sido más que un epifenómeno, al que podría dar balones de oxigeno de vida artificial un vuelco espectacular en la situación política griega como lo predicen (aunque no unánimemente) algunas encuestas.

El gran suceso de estos últimos cuatro años a nivel de la política española al que el auge de Podemos habrá servido de silenciador o de tapadera lo habrá sido en cambio el apagamiento paulatino de ese nuevo episodio de la guerra civil de los Ochenta Años que dio inicio con el estallido del 15-M tal y como ya lo tengo aquí (pacientemente) explicado. ¿Un nuevo soplo de aliento a la revolución indignada del Sur de Europa como lo viene anunciando y pronosticando cierto medios de la prensa global? Todo puede suceder, pero el nerviosismo de la reacción de las bolsas ante la perspectiva, muestra que la indignación de algunos sigue poniendo de los nervios a muchos, muchos más numerosos de lo que comúnmente se piensa.

Fenómenos atípicos marginales, periféricos esos coletazos de indignación en las dos untas opuestas del Mediterráneo, como lo fueron en el momento de su eclosión hace ahora cuatro años. España se porta bien, Bélgica también. Los dos países entre los que mi vida viene transcurriendo como a caballo desde hace ya casi treinta años. Ese es el mensaje de optimismo y de esperanza que quisiera transmitir esta entrada. Sin dejarnos impresionar por las voces agoreras de los profetas de calamidades, eclesiásticos o seglares, que se diría que no pueden vivir –ni dormir- sin la compañía de un sentimiento (o complejo) de culpa insuperable siempre al lado suyo, que les lleva fatalmente a culpabilizar al resto de la humanidad doliente, por cuenta del paro, de la corrupción o del asesinato (sic) de inocentes/no/nacidos.

España consigue por fin un puesto merecido en el consejo de seguridad de las naciones unidas, pero los Casandras lejos de cantar victoria piden que caiga lluvia de fuego desde lo Alto como lo pedía el fraile Las Casas sobre la España de la Conquista de América. Le dan la espalda así con pleno conocimiento de causa a la realidad, y de ese alejamiento fatal se diría que da idea la canonización en vida de la que se ven objeto de parte del núcleo irreductible de sus devotos, que tienden a verlos en lo sucesivo bajo trazos cada vez más iconográficos.

¿Exagero? Qué pensar si no de ciertas representaciones que vienen circulando en los medios del obispo de Alcalá –la esperanza/blanca de los anti-abortistas españoles- fotografiado ahora en la red con el telón de fondo de un cuadro o fresco gigante (de última/cena monacal), en el centro del cuadro a la vez y de la foto, y más episcopal y más iconográfico que nunca (…) Nota discordante que no hace más que acentuar el optimismo ambiente, ya digo, viniendo en el fondo a poner de relieve las grandes tendencias en la marcha de la de la sociedad española como la aspiración irreprimible a nuevas formas de vida secularizadas particularmente entre las nueva generaciones. Sin transgresiones iconoclastas ni crispaciones guerracivilistas.

Camino de una paz histórica, así veo yo a España y a los españoles. Cuando los últimos guerracivilistas del 36 –se sobreentiende los de Podemos- entierren definitivamente el hacha de guerra, ochenta años después. Y reconozcan su Derrota

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