miércoles, diciembre 10, 2014

JORNADA DE REFLEXIÓN DEL 13-M Y GUERRA CIVIL DEL 36 RÉPLICA A PABLO IGLESIAS

La jornada de guerrilla urbana a escala nacional del 13 de mayo del 2004 (13-M), a seguir a los atentados del 11-M coincidiendo con la vigilia electoral fue el reencenderse de la guerra civil del 36 después de las violencias de la transición y del tardofranqusimo que no fueron ma que una continuación aquella también. Y el 15-M con el clima de algarada callejera en permanencia que hizo reinar en calle y plazas de las principales ciudades española no habrá sido hasta la fecha más que el último episodio de aquella, y tanto en una efemérides como en la otra (tan tristes las dos) cupo a Pablo Iglesias un papel importante (aunque tal vez no tanto como él dice) El que avisa no es traidor, y de ese individuo cabe esperarse todo en el futuro inmediato, pero hay algunos que no parecen darse por aludidos. Elecciones en el futuro próximo ¡Atención al disco rojo de Vallecas!
“La guerra de los ochenta años”, nuestra guerra civil del 36, así la llamé, y lo mismo que lo dije lo mantengo. De la que una de sus resurgencias o coletazos principales en la última década lo fue sin duda la operación de guerrilla urbana a escala nacional del 13-M, la jornada de vigilia pré-electoral a seguir a los atentados del 11-M. Pablo Iglesias dice ahora que el que lo planeo todo fue él, o digamos que no lo dice así o no del todo porque si así fuera podría caerle encima el peso de la lay –y el cielo encima también-, por eso dice que fueron los de su facultad (o el que andaba allí de sheriff o de ayudantes del sheriff de entonces que según dicen lo era el número dos de su partido, Monedero)

El PP es el mal menor en el régimen democrático que surgió de la transición, el dique que impidió el derrumbe y la ruptura guerracivilista o la vuelta al 36 o al 14 de Abril (lo mismo me da que me da lo mismo)- como mutatis mutandis la democracia cristiana fue la barrera que impidió en Italia el asalto al poder de los comunistas tras la terminación de lal segunda guerra mundial en el 45. La Democracia Cristiana (la DCI) se hundió con el centro-sinistra y a seguir se hizo el harakiri por su colusión con la corrupción estricto sensu –léase con la delincuencia violenta y el crimen organizado.

El PP no llego hasta ahí. ¿Va camino de ello? Es posible. Pero hasta prueba de lo contario se merecen un mínimo de confianza aunque no se esté de acuerdo con ellos ni con sus métodos, y aunque nos neguemo resueltamente -antes la muerte por asfixia- a ponernos bajo su férula. Y en la medida que el 13-M fue una acción planeada contra uno de los partidos del régimen surgido de la transición se puede decir que fue un ataque contra la línea de flotación de aquella, con lo que venia fatalmente a desenterrarse el hacha de guerra, de la guerra civil. Ese fue el pecado original de los gobierno Zapatero, y daría lo que tenía que dar, crispación social, deterior grave de la convivencia, y un clima generalizado de crisis y de inseguridad y ausencia de niveles minimos de serenidad ciudadana desde antes que estallase la crisis financiera (a escala del planeta)
Esta instantánea fotográfica de la gran manifestación (sediciosa, no autorizada) del 15-M tras su fundación, del sábado 21 de mayo del 2011, dio la vuelta al mundo en grandes títulos y primeras planas en los medios de la prensa global, y se llevó no sé cuántos premios a seguir. No era para menos. La guerra civil española reencendida –una vez más- setenta y cinco años después. Obsérvese la nota de color insidiosa (y “republicana) Su último coletazo tras el maquis de los cuarenta y las violencias-de guerra civil larvada- del tardo franquismo y de la transición y el terrorismo de la ETA, lo había sido justo diez años antes, la jornada de reflexión del 13-M –en realidad una operación de guerrilla urbana a escala nacional- que siguió a los atentados del 11 de marzo
La izquierda española incluso el PSOE –sus siglas ya lo dicen todo- es hija de la guerra civil, no hay que darles vueltas. Una izquierda (guerracivilista) atípica, o si se prefiere typical spanish. Ni siquiera en Italia donde la segunda guerra mundial trajo –hacia su final- una guerra civil implacable entre milicianos fascistas y partisanos comunista (y compañeros de viaje), se da ese fenómeno ya, si alguna vez llego a darse. Ni en Grecia siquiera, donde a la ocupación alemana –que encontró resistencia y también honda colaboración entre los griegos- a la que se seguiría una guerra civil comparable (mutatis mutandis) a la española entre comunistas y anti-comunistas con aires ya de guerra fría entre los bloques. Y ese pasado que no pasa –de su derrota en la guerra civil- es lo que lleva fatalmente a la izquierda española a traicionar los intereses supremos de la nación a la que dicen representar en los momentos más críticos para España y para la sociedad española.

Como ocurrió el 11-M. Se puede estar de acuerdo o no con la intervención española en el Irak –yo lo estuve en su momento, ahora hace rato que me vinieron malos pensamientos en el tema y me hago muchas preguntas-o con la política de José María Aznar en el tema y en el conjunto de su (doble) mandato. Lo que no es de recibo y despide un tufo a alta traición es que en el momento que la nación y la sociedad todo entera se vieron blanco de un ataque artero del exterior –atentados indiscriminados contra la población civil en la escala y alcance mortíferos que tuvieron los atentados de Atocha, sin precedentes en la España de la posguerra-, la hora era llegada de cerrar filas, y vinieron a hacer justo lo contrario.

Y lo contrario también de lo que hicieron los ingleses por ejemplo en la segunda guerra mundial, o los alemanes en la fase final de la guerra –de “guerra total” como la bautizo el doctor Goebbels- o los rusos cerrando filas en torno al zar rojo tras el desencadenamiento de la Operación Barbarroja. En España, no. Spain is different. Los doscientos muertos del 11-M se los echó encima por su cuenta y riesgo la izquierda española –socialistas comunistas e izquierdas diversas confundidos - no a sus autores materiales ni siquiera a los instigadores o autores intelectuales –que ni le interesó lo más mínimo el llegar a descubrirlos o identificarlos- sino a la derecha así denominada o etiquetada sin matices, y lo era naturalmente por cuenta del antifranquismo recalcitrante e irreconciliable heredado de la guerra civil.

Y así, mientras países extranjeros –como Bélgica- se volcaban en una reacción de solidaridad sincera, sin reservas, y tanto más inesperada -a la población me refiero, y no a los medios- , los españoles guerracivilistas dieron (otra vez) la nota. Por cuenta de las mentiras de Aznar (sic) ¡Hipocresía maxima! A un Winston Churchill sí que le perdonaron sus compatriotas y los libros de Historia el haber erigido la mentira en arte y arma supremos de guerra de propaganda, para el bien de su pais y de su pueblo. En otras palabras, aprovecharon un ataque exterior como anillo al dedo u ocasión (histórica) que ni pintada –que les caía del cielo como el santo advenimiento (se diría)- para así reencender la guerra civil del 36, que eso vino a ser la operación de guerrilla urbana del 13-M, con el golpe encubierto que trajo consigo y el cambio radical –amen de venir a serlo también en la situación política- en la atmosfera ciudadana y la crispación con tufo a guerra civil larvada que provocarían la investigación del 11-M y la ley de la memoria histórica, que fueron los corolario principales de la toma del poder –por emplear une eufemismo- que llevaron a cabo con éxito entonces los socialistas.
Madrugada del 14 de mayo del 2012, hacia las seis de la mañana. Instantánea de la acampada –por tercera noche consecutiva en el primer aniversario del 15-M. La foto es de momentos antes que intervinieran los antidisturbios sirviéndose de pretexto (como anillo al dedo) de un oscuro incidente protagonizado por un marroquí que participaba en la acampada y que se lió a cuchillazos con otro de los manifestantes al que hizo sangrar a chorros mientras las decenas de indignados aun presentes prorrumpían en explosiones (histéricas) de júbilo ante la escena, a gritos de “confidente” y “policía” Fue jalón principal del fracaso estrepitoso y por tiempos de la movida de los indignados, enésimo capitulo -tantos años después- de la guerra de los ochenta años (de 1936)
¿Y por qué esa singularidad española? ¿Como explicar lo inexplicable o inexplicado del caso español tan atípico en la historia europea contemporánea prescindiendo de argumentos manidos y un tanto obsoletos, como lo del cainismo? ¿Cainistas por naturaleza los españoles? ¿Por qué tendríamos que serlo nosotros –después de todo-, más que otros pueblos europeos (o que los árabes o que los judíos)? Nada de eso, la clave de explicación (his-tó-rica) –no bíblica ni teológica- nos la da la guerra de los Ochenta Años que empezó en el 36 y todavía dura.

Pablo Iglesias dice ahora que fueron él y sus colegas (y camaradas) de Políticas de la Complutense los artífices de aquel vuelco drástico en la política española que se consumó tras la jornada de reflexión aquella, y a fe mía que debe estar embriagado de sus recientes éxitos y ciegamente convencido de la victoria final para permitirse confesiones de ese calibre. So pretexto falaz de una tentativa de golpe de estado (sic) del PP –que el impresentable Almodóvar denunció tan irresponsablemente en unas declaraciones sediciosas desde el festival de Cannes donde se encontraba en aquellos momentos- que ni ellos mismos sostendría seriamente mucho tiempo, se tomaron la justicia (un decir) por su mano e impusieron la victoria electoral de Zapatero no en las urnas sino en la calle.

Y el 15-M no fue más que la continuación de lo que no había sido más que una repetición general, no ya de un reencenderse la guerra civil –en forma de algarada callera permanente- que ardería en ascuas (de nuevo) durante los gobiernos Zapatero, sino de ganarla de una vez por todas que eso hubiera venido a suceder de haberse cumplido los objetivos últimos de la movida aquella –de los que la problemática tan aireada de los desahucios de reforma de la ley electoral, de la corrupción (etcétera, etcétera, etcétera…) no eran ma que cortinas de humo-, a saber la ruptura institucional (o "democrática" como se la llamo en la transición), seguida de la apertura de un periodo constituyente –como la Asamblea aquella del Sindicato Democrático de estudiantes de la Universidad de Madrid (SDEUM) a la que ingenuo de mi asistí (primavera del 68)-, y de guinda del pastel, la proclamación de la III República en un escenario lo más teatral y aparatoso posible, de preferencia con la familia real huyendo a toda prisa entre estampas de derrumbe –y de derrota histórica- con regusto a primavera árabe o a caída de Ceausescu o de Milosevic (…)

El 15-M fracasó, con estrépito, en varias etapas, por tiempos. En la Puerta del Sol para comenzar, donde se granjeó la enemistad de todos lo comerciantes de la zona y de los vecinos incluso, irritados y asqueados por el ambiente de sordidez de mugre y de anarquía y delincuencia asocial que hicieron reinar desde los primeros momentos de su acampada, rubricaron su fracaso un año después en el primer aniversario tratando de hacer revivir la acampada en la Puerta del Sol que a la tercera noche consecutiva persistiendo en el empeño se vieron (hasta hoy) desalojados tras un confuso incidente en el que tuvo destacado protagonismo un magrebí que acampaba junto con los indignados y que se lió a cuchillazos ya avanzada la noche con uno de los presentes, viéndose coreado por los indignados que aun resistían a gritos (histéricos) de “soplón” y de “infiltrado” y de "policía", tras lo cual intervinieron los antidisturbios como era de esperar que dejaron la plaza –hasta hoy- limpia como una patena.
Instantánea de la manifestación del 25 de Septiembre del 2012 (25-S) Una muchedumbre inmensa –y una sola consigna “NO”- que de toda evidencia pilló por sorpresa a la delegada del gobierno (y a sus subordinados) pero que no alcanzó –por los pelos- su objetivo supremo, el desbordamiento de las fuerzas del orden lo que hubiera producido el colapso del dispositivo de protección en torno al Congreso. Fue el momento más álgido de ese capítulo de guerra civil reencendida (la del 36) que dio inicio con la eclosión de la movida del 15-M (indignados)
¡Qué bonita estaba la Puerta del Sol a esas horas de la madrugada –llena de luces y el reloj a oscuras (…)-, aquella madrugada de mayo del 2012 tan reluciente y resplandeciente y limpia de perro flautas! Y el otro episodio mayor que jalonó e fracaso estrepitoso de la gran maniobra de desestabilización institucional de signo guerracivilista que escondía –hipócrita e insidiosamente en su seno el 15-M lo fue la llamada operación de "Toma" u "Ocupación" del Congreso (25-S-) al año siguiente de la eclosión del 15-M, el 25 de septiembre del 2012 que degenero en una batalla campal de las fuerzas anti-disturbios con varias centenas –irrumpiendo en aluvión ya bien avanzada la manifestación- de provocadores y reventadores en proveniencia la mayor parte de ellos del extrarradio madrileño –en particular del de Vallecas, barrio de adopción o de predilección de Pablo Iglesias, que desataron la violencia y que estuvieron a punto de salirse con la suya ya avanzada la noche y de provocar el colapso del dispositivo de seguridad instalado entorno al edificio de las cortes (en la carrera de San Jerónimo) por la importancia numérica de la manifestación –un a masa desbordante y casis tantas pancartas como manifestantes, con una sola consigna (de ¡NO!) -como la de PAZ del 13-M-, de los que en su mayoría sin duda no sabían de lo que iba en el fondo la movida aquella y que a no dudar pillaron desprevenida a la delegación de Gobierno y a las autoridades responsables del mantenimiento del orden.

Se siguieron importantes coletazos como la operación de "jaque al Rey", las marea/ciudadanas o “las marchas de la dignidad” del pasado 22 de marzo (22-M) en Madrid, pero lo más grave y amenazante y peligroso del desafío ya había pasado. Soy consciente no obstante que mi visión de los acontecimientos aquellos y en general de la historia española de los últimos ochenta años que la inspira tiene no poco de novedosa, y que a algunos (muchos, pocos) les merecerá ser tildada de original o infundada o de poco seria, que se piense lo que se quiera.
Vista aérea desde la glorieta de Colón de la manifestación de las marchas por la dignidad del 22 de marzo de este año del 2014. Obsérvese la coincidencia de la efemérides con la fundación del movimiento de Daniel Cohn-Bendit (así denominado, de 22-M) que sería el detonante del mayo francés del 68. Los sindicatos, principales fuerzas organizadoras de esas marchas, habrán sido compañeros de viaje infaltables e indispensables en las grandes recrudescencias de la guerra civil del 36, en el tardofranquismo y en la transición y en los capítulos de la misma que se sucedieron con posterioridad en particular, el del 15-M y cabe señalar que antecedente inmediato de éste último reconocido como como tal por estudiosos y observadores lo fue la huelga general no poco violenta –casi insurreccional -bajo un gobierno del PSOE y de Zapatero que les consintió todo- del 29 de septiembre del 2010 a siete meses sólo de la acampada de la Puerta del Sol. Un sello de guerracivilismo innegable, el que siempre denuncié en los sindicatos españoles, que habrán conseguido imponer durante décadas una tiranía en el mundo laboral español -con la ayuda preciosa de tantos comparsas y tontos útiles- con pocos precedentes o parangones en los países occidentales
Porque lo mismo que Pio Moa sentó con acierto y no poco éxito de ventas y aun mayor eco en la opinión pública su tesis propia e intransferible que la guerra civil no estalló en el 36 sino que había empezado ya en octubre del 34 con la revolución de Asturias y sus chispazos en Cataluña y otra regiones españolas, el que esto escribe se siente en el derecho de dejar sentado –por su trayectoria atípica y de su experiencia personal e intransferible y también del observatorio privilegiado que me habrá brindado mi estancia desde hace ya casi treinta años en Bélgica- que la guerra española del 36 -a falta nota bene de la firma de una paz o de un armisticio cualesquiera por parte del bando de los vencidos- siguió hasta hoy dando coletazos, y que por consiguiente ninguno de los fenómenos de mayor actualidad que habrán venido surcando hasta hoy la crónica política y de sociedad en España y entre españoles pude verse desligado de ese fenómeno dominante y clave última de explicación y de análisis y desciframiento de signo matricial y genealógico.

Y entre aquellos -excusado casi de mencionarlo- el auge al que asistimos de Podemos. Y el de su líder también que por lo que él mismo confiesa ahora lleva diez años intentando reencender la guerra civil latente aun hoy entre españoles. Desde el 13-M, a saber la jornada de vigilia (pre) electoral que siguió a los atentados del 11 de marzo

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