domingo, enero 03, 2016

La Comida del Exilio (poesía en domingo)

Optimista entre ruinas
y en los mas negros augurios
Así me hizo (al final) la vida
y así me ven hoy los míos

Sin dar crédito a sus ojos,
absortos, patidifusos
¿Quién te vio y quién te ve Juan?
El joven aquél taciturno
hijo de una gran derrota
que arrastraba (por buen hijo)
sin rechistar, obediente
¡Y aún más solo que un judío!
Defendiendo lo imposible
como su cruz y su sino
de hijo de una época aciaga
de tinieblas y tumultos,
buscando a ciegas, en vano
¡Pobre crío sin futuro!
Perdido en tierra de nadie
a la intemperie ¡qué frio!
a cuerpo limpio, cara al sol,
al sol blanco de los vencidos

Y aprendí a reírme de mí
por compasión de mí mismo,
a no odiarme o despreciarme
(¡flor fea de cristianismo!)
A plantar cara a la muerte
riéndome del peligro
y a mirar bien, frente a frente
el rostro torvo e inicuo
de la guerra civil (sin fin)
re emergiendo de improviso
sin dejarme (¡oh no!) intimidar
por su acento (¡el de los míos!)

Y su odio te resbaló, Juan,
y se perdió en el vacio,
no por tu odio (el del “otro”)
sino de amor a los tuyos
a los nuestros (a “los malos”)
¡Oh noble amor de uno mismo!

Porque somos libres de amar
u odiar en el foro íntimo
Y si no hicieron que me odie
del odio del enemigo,
no conseguirán tampoco
que lleve a rastras conmigo
ese odio de guerra civil
ese rencor de vencidos

¡Que con su pan se lo coman!
Que solo tuve (por junto)
la comida de los perros
en treinta años de exilio


Pollita tierna rara avis,
que de esas no hay más que tú,
por tus ojazos que ciegan
casi casi como el grisú,
que pliegan, que doblan hombres
como si fueran de bambú
por tus andares tan torpes,
tan de mujer, tan de ti, sí,
como si pisases huevos
que dan ganas de hacer “cucú”,
de acercarse, de agarrarte
despacio y más tierno aún
y enseñarte a andar de nuevo
¡mi patito, mi sueño azul!
que no te caigas ni rompas
ni se haga mil añicos ¡uuh!
esa figura de cristal
como sacada de un baúl,
de tu cuerpo, de tus ropas
y de ese óvalo y ese perfil
de tu cara de muñeca,
y no se apague esa luz
ni ese aura que te ciñen
como un lindo canesú

Cada día sus sorpresas,
las que me vienen de ti,
cambiante como la luna,
ayer bella y hoy más aún
deslumbrante, subyugante
de tu mirada de avestruz
en tu vestido de fiesta
de noches de gala en Corfú
entre Madrid y Bruselas
o en el puente entre Norte y Sur

Entre fiel y seductora
entre niña y Cruela de Vil
entre suave y mandona
aquí o en el último confín,
aquí entre los tuyos, mujer,
o allí, Oriente de Año Mil,
entre odaliscas y eunucos
¡oh amor! que se te perdió allí
¿que tienen que no tengamos?
Fuerza ¡oh no! no los veo así

¿O tienen siquiera ese arte
de saber morir (junto a ti)?
Mujer enigma, princesa
¡Que supiste tentarme a mi!

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://klypeus89.blogspot.com.es/2016/01/lamentable-noticia-muy-propia-de-una.html