Antonio Costa, socialista -ahijado político de Mario Soares- y actual jefe de gobierno de Portugal -portugués de origen indostaní, mestizo por todas las trazas (« moñé »)-, pertenece a la casta de los notarios de la revolucion (del 25 de abril) lo que le habrá permitido salir ganador de su órdago a la grande a la derecha ganadora de las elecciones portuguesas y al propio presidente de la república, procedente de esa derecha (de la AD originaria) que como ocurrió con la CEDA en la II República española, el régimen portugués actual nunca aceptó del todo. Y esa referencia histórica a la revolución de los claveles es lo único de realista -léase de comparable entre los dos países- en la propuesta de « una gran coalicion a la portuguesa » Por los aires de ruptura –insurreccionales- que soplan en la izquierda española, que ese guiño evocador viene a aventar fatalmente. Amenazando con re encender de nuevo la guerra civil (del 36) interminableMe he estado leyendo algunos análisis de prospectiva de la firma de pesos pesados del periodismo político como Luis María Ansón o Federico Jiménez Losantos en relación con la situación (de crisis política) que atravesamos y sus posible desenlace, antes de ponerme a darle a la tecla y a redactar esta entrada.
Ambos periodistas parecen coincidir que pintan bastos para Mariano Rajoy aunque el primero fía su caída a más corto plazo que Losantos, ya en la fase de la investidura en vísperas, para la que se le antoja mejor « colocado » el líder socialista que el actual jefe de gobierno, por el empujoncito sobre todo que le habría dado su rival andaluza Susana Diaz, con sus declaraciones recientes. Mensaje manipulado y distorsionado en los medios, sentencia Losantos.
No es óbice, por aquello sin duda de que « el medio es el mensaje », del mantra aquél que se atribuyó a un tal Marshall McLuhan (un respeto) -especie de buda intocable (del que no se sabia casi nada) de mis tiempos universitarios- que lo que la opinión publica ha venido abrumadoramente a interpretar de las palabras de la socialista andaluza es su espaldarazo al líder actual del PSOE en el empeño de éste tal y como lo acaba de anunciar de tratar de formar una coalición de izquierdas, de frente popular para dejarnos de eufemismos, a imagen y semejanza de la que habrá visto la luz entre plantos y quebrantos del lado de nuestro vecinos peninsulares y que algunos medios españoles ya nos están vendiendo como una coalición « a la portuguesa »
España no es Grecia, ni Portugal tampoco. Y lo mismo que el 14 de abril no cuajó en España y se tradujo en una conspiración fracasada (la UMD), una coalición « a la portuguesa » no tiene de realista y de factible mas que los aires insurreccionales de ruptura, léase de apertura (sic) de un proceso constituyente que su simple evocación aventa entre españoles.
No seguí al día la política portuguesa en todos estos años trascurridos –ya más de treinta- desde que salí de Portugal tras tres años y medio allí preso para (prácticamente) nunca más volver, pero ciertas líneas maestras u orientaciones matrices parecen continuar en vigor en la politica portuguesa hoy como entonces.
Y es sobre todo la del escoramiento a la izquierda -de resultas del hecho revolucionario del 25 de Abril- de la política en el país vecino, en un fenómeno no sin analogías con ese otro escoramiento izquierdoso –prácticamente hasta hoy- que trajo consigo en Bélgica el desenlace de la llamada cuestión real (question royale) en 1950, léase la abdicaciónn -forzada pari passu por la movilización de las centrales sindicales y de los partidos de izquierda, y las presiones de la Casa Blanca (y de la Administración Truman)-del rey Leopoldo II, en favor de su heredero Balduino.
Lucas Pires, un político portugués de derechas –de la derecha tolerada por el régimen revolucionario (ya activo en política antes del 25 de abril y del que nunca más volví a oír nada)- habló en una ocasion en los años que alli estuve preso (donde, eso sí, me llegaba la radio dentro de mi celda) de los « notarios de la Revolución » una expresión que me impactó por su fuerza expresiva y por su carga irónica (muy portuguesa) y que se me quedó grabada hasta hoy.
A esos notarios de la revolución y sus descendientes o legatarios pertenece sin duda el actual secretario del partido socialista portugés, Antonio Costa, ahijado político de Mario Soares, el viejo dinosaurio socialista que a pesar de su avanzada edad sigue políticamente activo (aunque no se le oiga ni se le sienta casi)
Y eso es precisamente lo que le habrá permitido salir ganador –como casi siempre salió la izquierda portuguesa en los cuarenta años transcurridos desde el 25 de abril- del órdago a la grande a la derecha, ganadora de las últimas elecciones en el país vecino, y al propio presidente de la república surgido de esa corriente, que los notarios y albaceas aquellos nunca aceptaron del todo, como le ocurrió a la CEDA en las Cortes y en los gobiernos de la II República.
Contra un sector mayoritario nota bene de la opinion publica portuguesa, y contra lo que fue la regla habitual -particularmente en caso de victoria de la izquierda sin mayoría absoluta- en cuarenta años del régimen surgido del 25 de abril del 74.
El triunfo de un 25 de abril a la española fue el sueño frustrado de la izquierda patria (apatrida que me diga) en la transicion/democrática, especie de remedo (en aleman « ersatz ») de la ruptura democrática –léase de la vuelta al 14 de abril del 31 y a la instauracion de un periodo constituyente (y republicano) como entonces- y ese sueño siguió latente tras la transicion (sin ruptura), sin morir del todo, como se pondría de manifiesto en los mandatos de José Luis Zapatero y en la irrupcion del 15-M que venia a condensar todo su programa de acción en la propuesta o el mantra aquél de lal paertura de un proceso constituyente (siempre pendiente), que podría repuntar de nuevo en caso de que una gran coalición de izquierdas se impusiese en los debates que se anuncian de investidura.
Y esa voluntad de ruptura –como la que se veria plasmada en el pacto de San Sebastián (1930)- es lo que simboliza en el fondo la propuesta en pro de una gran coalicion de izquierdas del actual lider del PSOE. De frenesí (sic) por derrocar a Rajoy habla Luis Maria Anson en su columna del Imparcial (como si lo compartiese), y Federico Jiménez Losantos por su parte, no le concede nada (sic) a la hora de trazar el balance final de su mandato.
No es justo, le pierden la animosidad y la inquina. Rajoy enderezó la situación económica catastrófica) -en las bocas de todo el mundo (doy fe de ello) en el extranjero- y conjuró –por las buenas, con la ley en la mano- eldesafío de órdago a la grande de los indignados, que acabaron teniendo que recoger velas y recluirse –bajo la marca Podemos- en ese entramado institucional que habían jurado desmantelar, si no hacer saltar por los aires.
Y tal vez sea el pedir peras al olmo (lo vuelvo a repetir) pretender que un indignado de mi generación -la del mayo del 68- como Losantos lo fue, lo acabe reconociendo.
Tanto él como Ansón –nota bene-, soñaron (en voz alta) con la revolución portuguesa de los claveles -que todos tenemos memoria-, y eso dé tal vez la clave de la postura –de esperar a ver- que parece ser la de ambos ahora (más en Ansón) ante « la gran coalición a la portuguesa » que se nos anuncia
¿Corrupcion ? No más que la segrega urbi et orbe el propio sistema democrático, hasta que llega la hora de la guillotina –léase de la revolución social- y empiezan a rodar cabezas. Ojalá que eso no ocurra, en desenlace de la crisis que atravesamos los españoles
1 comentario:
http://www.elmundo.es/madrid/2016/01/08/568fea8246163fa92c8b4639.html
“La oposición pide al Ayuntamiento de Majadahonda que condene "de forma oficial" el homenaje a dos pilotos fascistas”.
Por su parte EL PAIS (Madrid 9 enero/ pág 2 de suplemento “Madrid”) titula:
“Homenaje a dos fascistas en una finca de Majadahobda”
Por otra parte a EL PAIS, lo que le preocupa, en portada, es que “Las agresiones sexuales en Alemania dañan la imagen de los refugiados”.
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