lunes, junio 02, 2014

¿VIVA IL DUCE E VIVA IL RE?

La santa/alianza entre la Monarquia italiana y el régimen fascista es un dato insoslayable de la Memoria historica de los pueblos y naciones de Europa. Como lo fue la experiencia en España de la Dictadura de Primo de Rivera. No cayeron no obstante por sus propio pie. A la una la echó abajo la guerra de Marruecos (léase el Desastre de Annual) y a la segunda la derrota de los nazifascismos en el 45. Voto de confiaza al heredero? El gran interrogante de las horas cruciales que atravesamos los españoles
Me han pillado en España estas hora primeras (tan cruciales) del momento especial que han pasado a vivir los españoles a partir de hoy con motivo del anuncio de la abdicación del monarca reinante. Zona de turbulencias en la vida política española los días y semanas que se avecinan? Es posible. A fe mía que no me gustaría tener que augurarlo, ni se lo deseo tampoco a los españoles. La monarquía -un dato insoslayable de nuestra historia contemporánea- fue una imposición de las potencias aliadas, vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, en el 45.

¿El mal menor? Es posible. Una república hubiera sin duda agravado y multiplicado por mil las condiciones de nuestra derrota y reendición históricas. Sigue siéndolo hoy por hoy no obstante? El rostro y perfil de la mayoría de los nuevos republicanos permiten el enfocarla así, en un espíritu de libertad interior y de discrepancia en el plano externo llegado el caso, por cierto. En esta hora de balance cabe no obstante el preguntarse si los españoles, individual y colectivamente, le debemos algo al monarca que acaba de abdicar tras haber restaurado una dinastía que durante generaciones se nos enseñó (a muchos) a calificar de "gloriosamente fenecida".

La división de los españoles heredada de la historia reciente y menos reciente y de algunos de sus capítulos cruciales era sin duda el mayor desafío de su reinado y no se puede decir a fe mía que los españoles estemos o nos sintamos hoy más unidos que hace cuarenta años, en los preludios de su mandato. Algo no obstante cabe reconocerle en su haber al monarca cesante y es el final ´(grosso modo) de la amenaza y de la agresión terrorista, gran flagelo de la sociedad española y mayor afrenta al honor y a la imagen de la Nación ante el Mundo de la historia de España en la posguerra. ¿Un voto de confianza a su sucesor?

Por razón del beneficio de la duda o de la presunción de inocencia que se concede incluso hasta a los presuntos delincuentes y tribunales. Y también por un imperativo de memoria histórica, de situaciones de la historia contemporánea en los que ese voto de confianza de cara a la amenaza más o menos acuciante de caos y de anarquía, como lo fue en el momento de la instauración del Directorio Militar que dio paso a la Dictadura del general Primo de Rivera, y como lo fue en Italia en el momento de la marcha sobre Roma que selló un alianza entre la monarquía y el régimen fascista que se vendría sólo abajo por culpa de la guerra (y de la derrota)

Viva il Duce e Viva il Re! Y por qué no? Como una recordación de la Memoria histórica de Europa, y de los españoles, con tal que no nos obliguen a cantarlo a gritarlo enlengua española.

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