miércoles, junio 18, 2014

¡ARRIBA ESPAÑA! MANQUE PIERDA "LA ROJA" (Y OJALÁ QUE PIERDA)

En el centro de la foto, justo detrás del futuro cardenal Tarancón, entonces arzobispo de Oviedo -finales de los cincuenta principios de los sesenta-, su portavoz (archiepiscopal) entonces, el que luego sería director de la Real Academia y hoy del Instituo Cervantes, Víctor García de la Concha. Eran otros tiempos (...) El estado actual y el destino "del español de América" le preocupaba y le sigue preocupando (y obsesionando) a todas luces , a esa figura tan influyente y poerosa en material linguística de la españa de las útimas décadas, mucho más que el estado lamentable de la lengua española en la Nacion que le sirvio de cuna. ¿No tenian acaso nada que decir ni la Real Academia ni el Instituo Cervantes ante ese uso inapropiado y exorbitante y no poco impostado (y ultrajante) de la expresión la Roja para designar a la selección española y a España en resumidas cuentas?
El término y la voz de rojo (o roja) hubo un tiempo que estuvieron rigurosamente prohibidos o vetados en España, y entre españoles. Recuerdo durante mi estancia en Suiza, en Lausanne, recién salido de la cárcel portuguesa en los primeros meses del 86, una conversación en el bar de un centro cultural en la plaza "du Chauderon" (del Caldero en español, con una clara resonancia histórica de las guerras de religión) que un grupo de emigrantes españoles con los que entré en contacto entonces tenían de sitio de reunión y al que llamaban la Casa del Pueblo, y fue con un hombre ya de edad madura -y como diría José Luis Perales luciendo ya no pocas canas atrevidas-, del que se contaba en redor suyo(y no acababan) que llevaba décadas de exilio a la espalda, parte del tiempo en la Alemania oriental y ya apunto de volverse a España como efectivamente asi creo que poco después sucedería.

Entre paréntesis él terminaba sus años de exilio -como le había sucedido a Santiago Carrillo que por lo que deduje era o debía haber sido su jefe político- y yo en cambio estaba a punto no de iniciar mi expatriación sino de reanudarla.Y ahora pienso que aquellos contactos tan insólitos y a la vez tan interesantes e instructivos como lo fueron para mí sólo fueron posible gracias a la aureola que para bien o para mal yo arrastraba en los medios suizos (como por todas partes). Para aquellos rojos españoles yo era un cura/facha, o un facha que había sido cura, pero si no menos facha, sí un facha un tanto distinto y diferente de los otros (...)

Y por eso sin duda se avenían a hablar conmigo acompañado como me veía de un individuo español de nacionalidad pero que llevaba muchos años viviendo en Suiza -la conexion/protestante (de procedencia holandesa) que arrastré, no mucho tiempo, por aquel entonces- que gozaba de su confianza (hombre de izquierdas también por supuesto) y que se hacía pasar (lo fuera o no) por pastor protestante, por más que su persona y sus pareceres u opiniones (como me di cuenta en seguida) pintaban menos que el pito del sereno entre aquellos emigrante/españoles -como una especie aparte (hijos o descendientes de come/curas de la guerra civil todos o casi todos ellos, y para que entre el cura catolico y el pastor protestante no debía haber mucha diferencia (...)- con los que me vi obligado a relacionarme en la situación precaria en extremo que era la mía en aquellas circunstancias y en aquella fase de mi vida hoy ya tan lejana y que me pongo a contemplar echando la vista atrás entre bocanadas de nostalgia a veces.
Facha fue una etiqueta (de ignominia y ominosa) que valio muchas muertes y asesinatos -a cual más cruel y atroz y abjecto- en zona roja durante la guerra civil especialmente en Madrid y en Barcelona. Los que tanto lo prodigaron (hasta hoy) a seguir a la transicion (e incluso antes) se diría que no sabian lo que decían (ni de lo que hablaban) El de rojo -o de roja- en cambio fue un título de gloria para los rojo/republicanos...hasta que mordieron el polvo de la derrota. Y lo prueba el que acabaria resucitando con su sentido de siempre belgerante, y por ende revanchista (y guerracivlista)
Y a fe mía que los contactos con ellos trascurrieron apaciblemente pero siempre con el freno de mano echado, de mi parte que de parte de ellos podía decirse igualmente como lo ilustra la incidencia anecdótica que aquí quiero recordar tal y como lo anuncié al principio de estas líneas.

Y era que hablando con aquel exiliado malagueño cometí la torpeza (imperdonable) de pronunciar la palabra rojo en la conversación y su reacción fulminante no se hizo esperar, desde luego: "¡esa palabra ni nombral-la, señol Juan, ni nombral-la!" me replicó en tono vehemente y en señal de advertencia pero sin deje de amenaza alguno de su parte (que no hubiera admitido por supuesto) Como un estigma, como una baldón de infamia y de oprobio, que no aceptaban.

Y esa misma impresión me la vino a confirmar el escritor oriundo Michel del Castillo en un debate en el que participó sobre las fosas (sic) del franquismo y al que yo asistí hace ya años en la Feria del Libro de Bruselas, que evocaba sus recuerdos de niño en Madrid en al inmediata posguerra y de lo bajo -hasta los niveles más míseros e ínfimos de vileza y de abyección- que había caído en el uso corriente la palabra aquella (de rojo) en lo sucesivo.

Los tiempos y los vientos cambian y a la euforia de la victoria (en el 39) y el desencanto de la derrota (en el 45) sucedió una larga posguerra y con ella un largo proceso de desfascistización o desfalangistización (o desnazificación, como llamársele quiera) que se extendería a todos los aspectos de la vida en sociedad y en particular al uso del lenguaje tanto hablado como escrito.
Coonvidado de piedra principalísmo Francisco Umbral en la polémica que esta naciendo ahora al calor y al clamor de la crasa derota y del fracaso tan plovoriento y estrepitoso de la Roja. Para más inri, frente a los chilenos (...) y su selección "la (otra) Roja" (...) Para nadie es un secreto que Umbral fue gran debalador de la hegemonía injusta del español de América -sobre todo en el plano internacional, y en particular en el mercado editorial y en los ámbitos universitarios y académicos en España y en el extranjero- en relación con el Español hablado y escrito que practican en la Península el pueblo llano y los autores españoles. ¿Y cómo poder obviar que el que pasa por ser responsable directo del gran fracaso profesional en la vida de Umbral, el no haber podido ingresar en la Academia, Victor Garcia de la Concha, figure de valedor principalísimo del "español de América", primer respnable de la crisis de identidad que produjo en la literatura española y en la sensiblidad cutural de los españoles el "boom" latinoamericano de los sesenta ideológicamente sectario y espúreo (y oprobioso) en lo que tenia de extrajerizante y de desafio a la cuna del idioma
Y así recuerdo que en la Universitaria madrileña de mi época -finales de los sesenta principios de los setenta- estaba de moda el dicterio o sambenito de facha que fue sin duda moneda corriente en zona roja durante la guerra civil española. Y la ironía sangrenta del caso estribaba en que los que empleaban aquel termino sin parar una frase sí y otra también eran mayormente los hijos o los descendientes de los fachas de cuando la guerra civil, no de los rojos.

El término y la voz de rojo en cambio eran ya entonces riguroso tabú incluso entre medios o ambientes fuera de toda sospecha, léase joseantonianos que yo frecuenté y en los que milité entonces, donde si no se veía del todo excluido se le prefería ostensiblemente un neologismo para andar por casa -por aquel campus y aquellos facultades en estado de guerra civil larvada (...) a modo de eufemismo y que sonaba mucho más lenitivo y perfectamente inocuo desde luego-, y era el de rojelio (sic) (con jota me imagino en el lenguaje escrito, salvo meliore judicio de los especialistas en la lengua de la calle y en diferentes tipos de lenguaje o de sus registros, por expresarlo en lenguaje los lingüistas)

Y era tal la presión y la coacción -de terrorismo ambiental- que hacia reinar aquel termino de facha, que en el enroque psicológico que acabaría trayendo como consecuencia o secuela fatal entre algunos refractarios la presión aquella (entre los aue sin duda acabo encontrándose el autor de estas líneas), acabamos asumiendo como lo más natural del mundo y haciendo nuestra en lo sucesivo aquella palabra, y todo lo que significaba o giraba en torno suyo.

Para los otros un dicterio o una marca de infamia y para nosotros en cambio a partir de entonces un distintivo o un motivo o título de gloria."Facha, si, y a mucha honra. Y por supuesto acabamos recobrando el uso primitivo de la otra palabra rival, la de rojo, sin eufemismos ni lenitivos.

Y eso es lo que explicará en parte a algunos que ese apelativo de la Roja reservado a la selección española de futbol no me entrara ni poco ni mucho, cuando empecé a oírla hace una decena de años ahora, cuando nació en el 2014 por obra y gracia del anterior entrenador nacional (por lo que acabo de leerla ahora, que ignoraba) que dicen que se la inventó, y de ciertos medios que españoles y extranjeros que empezaron a difundirla y a imponerla a troche y moche a falta sin duda de una autoridad en materia lingüística que supiera poner orden en el cotarro y un coto también al uso abusivo y extralimitado del ciertas formas de lenguaje escrito o hablado como sucedía con la expresión aquella. Como es la regla entre las principales naciones occidentales cuna de alguna de los lenguas más importantes e influyentes del planeta. Peras al olmo.

Mucho pedir sin duda de una academia que fija y da esplendor que lleva décadas rendida -y atada de pies y manos- a poderes lingüísticos foráneos hegemónicos, por cuenta "del español de América" o simplemente de otras lenguas extranjeras igualmente hegemónicas y me refiero al inglés en particular a su variantes escritas y habladas del otro lado del Atlántico. Y esa dimisión cultural y lingüística tan flagrante explica sin duda en parte o en gran parte todo lo que está pasando con ocasión del Mundial del Brasil y la derrota (por goleada) de España en su primer encuentro, contra Holanda.
Concha Velasco haciendo el papel de Teresa de Avila en la serie televisiva dedicada a la santa y fundadora. En una de las escenas aparecía recibiendo la bendición del Arzobispo de Sevilla, bajo palio, del que hacía el papel el mismísimo García de la Concha (guionista de la serie) (...) ¡Caras pagó el pobre Umbral sus transgresiones e irreverencias literarias! "Con la Iglesia hemos topado, querido Sancho", debio repetirse a menudo quien se quedó (injustamente) a las puertas de la Academia (...)
Y es que la derrota tan clamorosa de España habrá servido de señala para que se desaten de pronto las lenguas, y a mi gran sorpresa, me doy cuenta -a tenor de los unanimidad tan artificialmente mantenida en ciertos medios la que reinaba en torno a esa apelación e la Roja, que que para muchos no fue nunca más que un término beligerante de combate ideológico o de Guerra de propaganda, y que para otros muchos no es más que un subterfugio en la mente de sus inventores y padrinos para remplazar la palabra de España –que les estorba o les escuece- y que muchos otros le refieren otros apelativos de cualquier forma, la Rojaygualda o a lo sumo la Furia Roja (pero no la Roja a secas)

Y en el colmo del oprobio nos llega la reacción dolida y agraviada desde Chile, depositaria por así decir del apelativo con el que se designaba la selección nacional allí y los comentarios tan mordaces -y humillantes- aparecidos en el país hermano que deberían hacer reflexionar a algunos. "Hace dos años -se podía leer en comentario de la prensa chilena ya antiguo que se vuelve a evocar y recordar ahora- una selección carente de identidad se apropió de nuestro nombre de nuestro color. Chilenos recuperemos lo que nos pertenece" (…) Lecciones de identidad, de un país que nos debe sus lengua y su cultura (...) Apaga y vámonos.

¡Viva España, Arriba España manque pierda! Y ojalá que pierda hoy, y así se hunda de una vez por todas esa impostura oprobiosa de la Roja (y sus padrinos y sus secuaces) Y que se piense de mi lo que se quiera. Ya lo decían los perro flautas del 15-M ¡No nos representan!

ADDENDA Estos artículos habran resultado al final para mí verdaderos viaje inciáticos que te llevan a veces donde no querías ir y que te granjean a veces también sorpresas más que mayúsculas. Como el descubrimiento que hice, tras terminar estas liíneas, buscando fotos para acompañarlas. ¡Un cura secularizado Victor Garrcia de la Concha! Lo que nunca leí ni supe ni imaginé, sin duda por culpa del espeso tabú que rodeó y rodea a ese detalle tan poco trivial de una figura que lo es aun menos, en España y fuera de ella (...) Victor García de la Concha no es un cualquiera en materia lingüistica en la España de la democracia. El que fue doce años director de la real Academia y lleva ya dos años y medio de director del Instituto Cervantes, pasa por uno de los principales responsables del actual estado de sumisión (y de vallasaje) del español de España -tal y como se habla y se escribe en la Península- en relacion con "el español de América", y de la Real Academia en relacion con las Academias hispnaomericanas (en especial la mejicana) Y arrastra también la leyenda de responsable principalísimo que a Francisco Umbral no acabara concéndiéndosele un sillon en la Real Academia como el que sin duda se merecía, mucho más desde luego que algunos de sus ilustres/miembros. Así por ejemplo en la biografía (no autorizada) de Ana Caballé sobre aquél, se deja claramente a entender (páginas 355 y 388) que el premio Cervantes 2000 -del jurado del cual formaba parte (con voto de calidad nota bene) el entonces director de la Real Academia- fue fruto de un compromiso in extremis, no poco laborioso (y doloroso), entre Garcia de la Concha y Camilo José Cela, amigo de Umbral, por el que al autor de la Leyenda del César Visionario -y de un "Ser de lejanías"- se le concedía el premio a cambio de cerrársele las puertas de la Academia "ad vitam aeternam" (como así ocurriría)

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