domingo, junio 15, 2014

Oda a Tintín (poesía en domingo)

Clara –y blanca- y radiante
bajando por la escalera,
sonaba por las mañanas
casi al borde de lo estridente,
la voz de mi vecinito.

Cual canto de “chanteclair”
¡Solivianto alegre también!
Sin ponerle rostro (¡pardiez!)
Sin saber si niña o niño (…)

Porque aunque sean blancas las dos
A mí me suenan distinto.
Más cercana la de ellos,
más música tras el ruido,
más imprevista, más fuerte
cuando les sacan del nido

Ni mejor ni peor ¡Más afín!
¡Sin misterio o secreto alguno!


¡Qué viejo que estás ya, Juan…
¡Y aun niño igual que ayer! ¡“Tintín”!
(me sopla al espejo el duende,
que de niño me llamé así) (...)

Creo que al final lo conseguí,
sí ¡Salvé mi sonrisa infantil!
que de perder estuve a punto .
¡Porque supe reírme de mí
-qué duro e ingrato (e injusto) (…)-,
reír sin dejar de sufrir!
¡Riendo por dentro o por fuera
aunque se rieran de mí!

Aunque me radiografíen
o me peguen esa imagen
que llevan pegada de mí
en blanco y negro (de infamia),
y digan “¿quién te crees tú?”
¿Un dios, un cristo acaso, bufón?
(suelta el trol traicionero y vil)

Como los “locos” aquellos
que no estaban tan locos, sí
Pícaros, bufones sólo,
de pluma y de labios sueltos
¡Y libre de pies y manos,
como no lo fueron ellos! :
lo que acabé por asumir,
que aprendí a llorar por dentro,
sin suspiros ni lamentos
para así hacerles reír

A los niños y a los grandes
A mandíbula batiente
y a carcajadas grandiosas
como sólo los niños saben
aunque así se hunda el mundo
-como ocurrio en Dresde (entonces) (…)-

¡Cuando el cielo se iluminó
y la muchedumbre infantil rió (...)
de las mil luces aquellas,
cual fuegos de artificio! ¡Dios! (...)

Un niño eterno ¡”Tín Tín”!
Me sopla otra vez el duende
¡Eso fuiste, eso eres!
¡Por los siglos de los siglos!

(Más niño aun, eso aspiro,
de lo que lo fue Leon Degrelle
Porque aprendí a reírme
de lo que de niño adoré)

¡Un niño/eterno, un tintín
¡Lo que quiero que veas en mí!

(En este Teatro Mundo)



Bella, esbelta y altiva
Ojos negros, piel de nácar
como una diosa o una diva,
lo que quisiste ser tal vez
de mayor, cuando eras niña

Rasgos finos, porte erguido
de una mezcla rara (y linda)
que me embriaga y lo digo
aunque me llamen racista

Un coktail o concentrado
de belleza racial (Nord-Sud)
blanca, europea (¡bien nuestra!)
Clisé o arquetipo ancestral
¡Estatua de la Memoria!

¿Qué piensas? ¿Sueñas? ¿Qué tienes?
¡Di, mujer, qué es lo que buscas!
¿Dinero, hijos, un hogar
o el Amor (con mayúsculas)?

¡Musa de estos versos, tú, Mujer,
que así de pronto me inspiras!

Que me puse a escribir sólo
por resolver el enigma
de tu mirar, de tus ojos,
de tus aires de princesa,
de mujer noble, de clase,
vestida de cenicienta

Y no desespero ¡Ya ves!
De rasgar el tul del velo
de tu sombra y tu misterio,
de que se cumpla el milagro,
la conversión de los peces,
que me diga de estos versos,
en tu amor (¡Oh!) y en tus besos
de mujer rara y difícil

¡Eternamente bella y niña!

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