El "baño de sangre" que tanto parece escandalizar a ciertos fiscales -dentro y fuera de Cataluña- es el que los aprendices de brujo secesionistas están buscando, pero la amenaza no nos arredra a algunos. Y por supuesto que me solidarizo sin reservas con los ahora imputados, y con lo que dijeron en Montjuich el pasado Doce de OctubreMe han sorprendido a fe mía las declaraciones recientes de Felipe González, arremete contra Podemos y evoca mayo del 68 en unos términos tan ambiguos que se prestan a una interpretación -viniendo de quien vienen- de esas de caerse redondo y es que viene a coincidir (casi de pe a pa) con lo que en este blog venimos permitiéndonos sin pausa ni descanso- por cuenta del movimiento anti-globalización encarnada por Podemos después de haberlo sido por el 15-M. No puede ser más pertinente desde luego y a fe mía que sorprende en extremo una de las frases con las que el antiguo jefe de gobierno glosa el fenómeno aquel que él vivió de cerca, de joven, como el que esto escribe (todavía más joven)
"Una protesta global (igual que la de ahora) contra el sistema que aupó a sus impulsores hasta que la ciudadanía descubrió su verdadera cara" ¿Quién, a quienes se refiere qué quiere decir Felipe González con esa frase tan enigmática y sibilina? ¿Acaso fue que el movimiento aquel lo lideraban desde sus inicios agentes provocadores que escapaban incluso al control y al liderazgo de la izquierda entonces (grosso modo) clandestina en la que él entonces militaba, como fue denunciado en ciertos sectores ideológicos situados en las antípodas del socialismo?
Siempre pensé y me creía pie juntillas que la izquierda española estaba metida hasta el cuello -hasta el corvejón le dicen los andaluces- en la movida protestataria e insurreccional aquella tan parecida a la que estamos viviendo a rachas y coletazos desde hace ya más de tres años los españoles.
Mayo del 68 y todo el movimiento de protesta -o de "contestación" (un neologismo semántico que surgió precisamente entonces)- en las universidades europeas, que tuvo en el mayo francés sin duda su punto álgido pero que se vería precedido de un año en las universidades alemanas y concomitante y de coletazos más tardíos al mismo tiempo en las universidades españolas, fue sin duda un movimiento en extremo complejo como lo fue mutatis mutandis la primavera de los pueblos de 1848 con la diferencia que en aquella efemérides decimonónica la protesta como una sacudida sísmica a escala continental cristalizo en cambios revolucionarios de la mayor envergadura en suelo europeo.
Y análisis lucidos y profundos del mayo francés que vieron la luz a toro pasado señalaban con el dedo a los servicios secretos de ciertos países del telón de acero, en particular la República Democrática Alemana (o Alemania del Este como se la llamaba en España entonces) que habrían escenificado una maniobra de desestabilización y especialmente de guerra psicológica de gran alcance y de los más altos vuelos, en la que la izquierda francesa marco el paso de forma casi unánime hay que reconocerlo,
Fuentes divergentes y de lo más dispares concuerdan todas en señalar la presencia y actuación de francotiradores disparando a discreción contra lo dos bandos en liza durante el desenlace sangriento de las protestas -a favor de la independencia (total) de Ucrania- del Maidán de Kiev (en la foto), meses pasados. Un escenario idéntico -de baño de sangre-, el que algunos aprendices de brujo (extranjeros) tienen ya a punto a todas luces para CataluñaY si disidencias y tácticas del paso atrás se dieron entonces fue por paradojico que pueda parecer del lado de la izquierda comunista y no de los socialistas o por lo menos esa fue la nítida imagen hoy ya un poco borrosa con el transcurso del tiempo- que guardamos los que seguimos de observadores y no menos febrilmente al mismo tiempo. ¿Puro fenómeno de efracción o refracción óptica desde fuera y para mayor inri desde -"este" lado (de aquel que me diga, conforme lo veo hic et nunc, mientras escribo) de los Pirineos? "¡Mitterrand c'est raté! De Gaulle n'est pas seul!" gritaba al multitud que recorría la avenida de los Campos Elíseos, en respuesta (masiva, impresionante) al llamamiento por radio y televisión del entonces jefe de estado francés unas horas antes tras su vuelta de Baden-Baden (en un viaje relámpago) donde había pactado con el general Massu el apoyo del ejército francés a su persona a cambio de un gesto de perdón hacia los jefes y oficiales procesados y condenados de la OAS, camaradas de armas de aquel, que los mandaba en la batalla de Argel durante la guerra de Argelia.
Y está claro que para los manifestantes que aclamaban a De Gaulle en el centro de la capital francesa el cabecilla principal de aquella movida subversiva que había durado mas de dos meses lo era Mitterrand, una de las figuras más destacadas del Partido Socialista. ¿En España acaso no fue asi? No soy ducho en la historia secreta o discreta del partido socialista obrero español y es cierto que el PSOE (unas siglas que entonces, doy fe de ello, no se vieron por ninguna parte en la Universitaria madrileña) brilló -en punto a protagonismo- claramente por su ausencia en aquellos acontecimientos, y tal vez por eso quepa advertir en las palabras de Felipe González que aquí estamos comentando y analizando como el eco –me lo pregunto, no lo sé- de una querella intestina al interior de la izquierda española con ocasión de fenómeno aquel y de aquellos acontecimientos.
Como sea, está claro que el triunfo de Podemos habrá abierto –o puesto de manifiesto apenas- una grande brecha en la izquierda española y en la case política heredada de la transición de alcance y consecuencias imprevisibles. Lo ilustran las declaraciones de Felipe González y también -para complicar o agrandarnos aún más el rompecabezas- otras del que recordamos siempre algunos como uno de los agitadores más emblemáticos entonces, estrechamente asociados a los cambios de rumbo que el destino marcaria al que esto es cribe y me estoy refiriendo al cantante Raimon que acaba de declarar hace unos días en otra frase no poco sibilina que él “ya no se siente de los suyos" en lo que algunos han interpretado como una crítica apenas velada al proceso secesionista en curso en Cataluña. Lo que no habrá impedido no obstante que en la condecoración que acaba de recibir hoy en Barcelona la ceremonia se viera concluida con gritos (separatistas) de “independencia” Como sea, la disonancia es de talla y digna de ser tenida en cuenta.
Aquí y en mi blog anterior (de Periodista Digital) ya me referí repetidas veces a la brecha latente (que ahora parece consumarse) que había supuesto para la izquierda española la ley" de la Memoria Histórica, entre los partidarios del pacto de amnesia (y de olvido) que hizo posible la Transición tras la muerte de Franco y los recuperacionistas de la memoria de los vencidos que cobraron alas con la llegad al poder de José Luis Zapatero, que convirtió en Leitmotiv primero de sus mandatos la reivindicación y rehabilitación de la memoria de su abuelo (republicano)
Sin trampa ni cartón. Odié al monarca ahora cesante como pocos españoles, aquí ya lo dejé sentado. No menor fue la repulsa -y el odio también, sí, para qué andarnos con eufemismos- que me mereció la figura de Felipe González, particularmente durante los años de su mandato que me pillaron en gran parte fuera de España, no me atrevería a decir en una relación de causa a efecto, pero tampoco que fueran completamente ajeno lo uno con lo otro. Dejé de odiar grosso modo con el inicio de la movida del 15-M que viene ahora a capitalizar o a catalizar el triunfo de Podemos.
Un precedente histórico del suicidio de Dominique Venner el pasado año en Notre Dame. ¿Su modelo y motivo de inspiración también?: el General De Larminat -en la foto junto al general De Gaulle- se disparó un tiro en la sien el primero de julio de 1962 tras verse nombrado presidente del consejo de guerra que debía juzgar a los jefes y oficiales de la OAS al final de la guerra de Argelia. El abandono de Argelia traumatizó en lo más hondo al ejercito francés, que tardó décadas en curar. Argelia y Cataluña, comparaciones odiosas. Porque está claro que el ejército español no sobreviviría a la independencia de Cataluña¿Corrupto Felipe González? No más desde luego que el sabio (judío francés) Strauss-Kahn que estuvo en un tris de hacerse con la presidencia de Francia algo -como cabe perfectamente conjeturar- que hubiera acaecido con el perfecto visto bueno de los indignados españoles -y su gurú nonagenario por cierto (...), judío francés hoy ya fallecido- tan indignados y beligerantes todos ellos contra la corrupción política en todas sus formas y variantes y sin distinción de partidos (o eso decían) Y mientras escribo estas líneas, nos llega la noticia de la imputación de dos dirigentes de la España en Marcha por incitación al odio durante la concentración por la Unidad de España en Montjuich el pasado Doce de Octubre, a la que asistí.
“Hay que ser más parco en el lenguaje de la violencia cuando no se está en condiciones de poner en práctica lo que se dice” escribió juiciosamente Ramiro Ledesma Ramos en aquellos tiempos violentos y azarosos de la II República. ¿Se excedieron en sus propósitos los dirigentes ahora imputados? Así se podía haber pensado con no poca razón sin duda alguna, las imputaciones que ahora se anuncian en cambio vienen a confirmar no obstante, como por la prueba del nueve, que los resquemores que se traducían en el lenguaje combativo de los oradores de Montjuich están más que fundados. Y otra prueba suplementaria y no menos concluyente nos la suministra el estado de espíritu –mezcla de esperanzas infundadas y de las más locas expectativas- que se está creando en ciertos sectores hostiles de antiguo a España y a su unidad nacional por cima de los Pirineos. Como por ejemplo aquí en Bélgica donde resido.
Y me lo ilustra el comentario de una persona ya de avanzada edad, periodista veterano y curtido en mil lides –por lo que cuenta y no acaba- desde los tiempos de la guerra fría y con el que la amistad se habrá súbita e irremediablemente enfriado (sin remedio) entre nosotros dos por culpa, por cuenta que me diga de Cataluña y de los proyectos de secesión aventados en cierta prensa extranjera y acariciados por algunos belgas –no todos ni siquiera la mayoría- como si de sus ansias más hondas y de sus esperanzas más secretas se tratase. “El ejército español no permitirá la secesión” le espeté en guisa de conclusión. “Será entonces un baño de sangre”, me respondió en el tono convencido y agorero, como por descontado, de un Casandra profesional (por muy jubilado que se vea)
Con lo que quiero venir a decir que “el baño de la sangre” no lo están buscando ni preconizando los que defienden la Unidad dentro y fuera de Cataluña sino los que están propiciando y dando aire fuera de España a aprendices de brujo secesionistas (extranjeros) que tienen sin duda ya bien estudiado y grabado al agua fuerte en sus mentes el escenario que van buscando, que no sería más que una repetición de lo ocurrido en la plaza Tahrir del Cairo cuando la caída de Mubarak o en la plaza Maidán de Kiev meses pasados, donde pagaron justos por pecadores, y francotiradores incontrolados se cebaron en chivos expiatorios de uno y otro bando Todos esos son los que están de verdad alimentando el odio y propiciando el baño de sangre y el enfrentamiento fratricida
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