viernes, junio 06, 2014

UCRANIA, Y LA ALEMANIA ETERNA

La Alemania eterna no fue simple retorica de tiempos de guerra, más o menos lírica y declamatoria y condenada al olvido (para siempre) por culpa de la derrota -como se sentenciaba, en tono de irrision y de escarnio, en la obra "La corte literaria de José Antonio Primo de Rivera" (de antiguos falangistas o hijos de falangisttas)- , sino una fe -en el futuro, en la Victoria- entusiasta, heroica hasta unos extremos sin precedente alguno en nuestra historia que vivieron todos o casi todos en la España nacional hasta un determinado momento del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, cuando Franco decidió desmarcarse de sus aliados fieles que le habian ayudado decisivamente en su victoria
"Yo los he visto en Burgos
junto a la Catedral, eran de hierro

Pero tenían cara de niño
muchos de ellos"


("A los de la Legión Cóndor", de Manuel Machado, en "Poemas de la Alemania eterna")

6 de junio, día D, en el 70 aniversario del Desembarco de Normandía. El presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo USA Obama, ambos presentes con ocasión de las ceremonias conmemorativas en los lugares del desembarco, habrán hablado según notician los medios durante un cuarto de hora sobre Ucrania. Aquí ya habré venido disertando largo y tendido sobre el tema desde finales del pasado año cuando empezó a incubarse la actual crisis en las manifestaciones de protesta del llamado Euromaidán por las calles de Kiev, que gozó desde el principio –hay que reconocerlo- del super potente amplificador de sonido que le dispensaron los medios más influyentes de la gran prensa global en el mundo entero.

No cambio ni me retracto ni una jota de todo lo que vine manteniendo y defendiendo (y atacando) en el tema hasta ahora. No me escapaban, ni me escapan, los tremendos retos de orden geoestratégico subyacentes en la incubación, desarrollo y desenlace de esta nueva crisis, de la mayor envergadura en las relaciones internacionales tras el progresivo enfriamiento de la tensión en torno a Siria después de haberse alcanzado niveles de paroxismo a principios del pasado mes de septiembre de resultas de la llamada crisis de las armas químicas, que llevo al mundo al borde de un enfrentamiento entre dos grandes potencias. Ucrania por Siria, de moneda de cambio. Lo pensé y lo sigo pensando.

La geografía no obstante tiene -en el orden estratégico- sus datos y condicionamientos, y sus razones (que la razón no comprende a veces) que siguen ahí insoslayables e irreversibles antes y después del estallido de la crisis ucrania y las derivas y consecuencias que habrá traído consigo, particularmente en Crimea y en Ucrania oriental, teatro los días que corren de una insurrección pro-rusa que se habrá extendido como un reguero de pólvora en una zonas territoriales de demarcación que viene a coincidir con los límites de la Rusia Imperial de los tiempos de la emperatriz Catalina (y de la fundación de la Orden militar de san Jorge)

Derecho a la propia identidad, un derecho primordial de los pueblos y de las naciones que ignoraron olímpicamente el sistema democrático y la ideología de los derechos del hombre (y del ciudadano) Ucrania, nación definida y acabada en su devenir histórico, campo de batalla y zona de fricción entre las respectivas zonas de influencias de dos (o tres, o cuatro) grades imperios circundantes –la Grande Rusia (de Pedro I y Catalina la Grande) o el Estado paneslavo polaco-lituano de la Baja Edad Media y de los inicios de la Edad Moderna-, o el Imperio de los Habsburgo, o acaso tierra/madre de la Santa Rusia (la Rus de Kiev como se llamó a la Rusia actual en su s orígenes)?

La cuestión permanece sin duda en pie, hoy por hoy, y honestamente no creo que a los españoles se nos pueda exigir una respuesta o una opción entre las diferentes alternativas que goce de claridad apodíctica porque el tema de por sí no nos la ofrece, a españoles y a europeos de una mentalidad occidental –o latino/occidental para hablar claro y crudo- por lo menos.
Paradojas del pasado ucraniano y de la historia de la Segunda Guerra Mundial que la actual crsis en aquella región nos mete como quien dice por los ojos ahora a los españoles. En la foto, el general Pavlo Shandruk, referente histórico principalísimo de los nacionalistas ucranianos del partido Svoboda (Libertad), protagonistas destacados de las protestas del Euro/maidán -donde se dejaron (ay dolor!) trece muertos (trece) a manos no sé sabe a ciencia cierta bien de quién ni por orden de quién tampoco aun hoy-, que combatio primero a los alemanes y luego al ejercito rojo y en las últimas semanas de guerra tomó el mando de la División Galizia de las Waffen SS -hasta entonces mandada por generales alemanes (...)- y tras conseguir escapar a los soviéticos, vivió refugiado en Austria y en los Estados Unidos, en la posguerra
Hay otros datos y lecciones no obstante, de orden geoestratégico igualmente, que son los que nos aportan la historia de la Segunda guerra Mundial y también la memoria de los vencidos del 45 que en cierto modo y medida los españoles debemos asumir y hacer nuestra también como aquí lo vengo manteniendo. Y algunas de sus enseñanzas y conclusiones más estrechamente relacionadas con el tema que nos ocupa lo fue sin duda alguna las que nos ofrece la pacto de no agresión germano soviético de agosto de 1939, de una semana antes de la invasión alemana y del inicio (oficial) de la Segunda Guerra Mundial.

De una paz y de un reparto y reordenamiento geoestratégico del continente europeo que no fue entonces posible, pero que podría serlo en un futuro cercano en la hipótesis –que excluí implícitamente de mis análisis hasta ahora, lo confieso- de un resurgir del poderío alemán y de su reconquista de una posición de gran potencia en el concierto de las naciones y en un nuevo sistema de relaciones intencionales marcado por la bipolaridad que por detrás de las crisis en curso –en Siria, en Ucrania o en Afganistán- parece alumbrar al horizonte.

¿Se excluyen mutualmente acaso una apuesta/alemana y otra pro-rusa (como la que mantuve hasta hoy y de a que no me arrepiento)? A fe mía que no sabría responder pero está claro ya para mí, que el asumir la derrota española en el 45 nos impone a los españoles el sumir también un horizonte de perspectivas de futuro que incluya un resurgir o una resurrección del patriotismo alemán.

Por españoles, y en mi caso también –¿para que negarlo?- como español que arrastré (un decir) hasta hoy, con sano orgullo y de forma nada trivial también (que hay que decir), un apellido alemán ( nórdico a la vez) de donde vino a resurgir una relligion (natural) siempre latente en mí. Mi fe en una Alemania eterna

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