miércoles, enero 28, 2015

A RAJOY, EN NOMBRE DE LA MEMORIA

Impedimentos de orden técnico me imposibilitaron el colgar este articulo ayer como vengo haciéndolo desde hace ya tanto a diario. Un cordial saludo a mis lectores

Estado lamentable en el que se encuentra el monumento a Onésimo Redondo en Valladolid, víctima de un vandalismo de izquierdas ya de antiguo que preanunciaba lo que parece estar a punto de consumarse. Onésimo Redondo –“caja negra del Alzamiento”- fue objeto de culto a la personalidad durante décadas y al mismo tiempo víctima de olvido y obliteración sistemática en la investigación histórica y biográfica. Tanto más craso y flagrante si se tiene en cuenta que fue una figura clave del triunfo y consolidación –en los cuatro días que estuvo libre, hasta su muerte- del Alzamiento en toda Castilla la Vieja (y Galicia y León) y por ende en el resto de España. Su caso es uno más de la pasividad cómplice del PP en la aplicación de la ley funesta, que se niegan a abrogar ni siquiera a revisar y no consiguen ni congelar tan siquiera como se vuelve a poner ahora de nuevo de manifiesto. En aras todo ello de un “futuro” que el pasado que no pasa compromete fatalmente, lo quieran reconocer ellos o no lo quieran. Abrogación de la ley funesta o un reencenderse de la guerra civil “por otros medios” (y ni siquiera) La trágica disyuntiva que se nos presenta los españoles
Onésimo Redondo fue durante décadas honrado con el título de Caudillo de Castilla, lo que se acuerda bien a su vez con el título que el consistorio de Valladolid, su ciudad, atribuiría a esta, de Capital del Alzamiento. La figura de Onésimo Redondo fue ensalzada y objeto de culto iconográfico –o de la personalidad- en la misma medida que su figura se vería oscurecida y poco menos que olvidada por la investigación histórica y biográfica. Es un hecho histórico innegable no obstante –piensen lo que piense la ley de la memoria y sus celadores y ejecutores- el innegable protagonismo -tan decisivo- del líder falangista en el triunfo del Alzamiento en Castilla la Vieja que le daría su principal base geográfica, sin la cual se hubiera visto condenado al colapso desde los primeros momentos. Hasta el punto que se le pueda considerar la "caja negra" del triunfo del Alzamiento.

Por las órdenes terminantes y decisivas que impartiría desde el edificio de capitanía, donde radicó la sede principal de los sublevado a ciudades y pueblo comprendidos en la VII Región miliar, que tenia su cabeza (entonces) en la capital castellana, y también por sus proclamas y arengas radiofónicas que galvanizaron y levantaron la moral de la población de idéntico modo y manera a como consiguió hacerlo en Sevilla el general Queipo del Llano.

La tortura de la gota de agua, o el suplicio de la memoria, así se puede calificar al que se no viene infligiendo desde la promulgación de la ley funesta a muchos españoles, y esas tormento tan insufrible se vería acentuado por paradójico que parezca, tras la vuelta al gobierno del partido popular por una pasividad que les hace cómplice de una forma u otra de la ley guerracivilista.

La puja al alza anti-PP es un deporte favorito de algunos en el que todo esta permitido y todos los golpes y argumentos son buenos y al que no nos sumamos nunca ex profeso, forzoso es no obstante el constatar que la actitud de pasividad del partido en el gobierno en ciertos temas cruciales favorece a la crispación guerra civilista como si estuvieran cortando la rama en la que están sentados, lo que corre el riesgo de ponerse (flagrantemente) de manifiesto en las próximas elecciones generales.

Mirar al futuro, esa es la consigna obsesiva del jefe del gobierno y de sus ministros, pero cuanto más lo dicen y lo proclaman más nos hundimos (fatalmente) en el pasado que no pasa, como lo ilustra ahora la licencia que acaba de acordar el ayuntamiento (PP) de Valladolid a la demolición del monumento a Onésimo Redondo, blanco de la inquina de sectores izquierdistas desde hace mucho tiempo, como lo ilustra el estado lamentable en el que se encuentra actualmente (desde hace ya años) Mariano Rajoy acaba de lanzar una campaña con vistas a los próximas citas electorales centrada en sus ataques a Podemos, que algunos se nos antoja erizada de riesgos y peligros por no decir sentenciada de antemano.
José María Aznar jugando al dominó con lugareños durante uno de sus veraneos en Quintanilla de Onésimo –donde se compró un chalet-, la patria chica del líder falangista. El rearme que preconiza ahora para un partido que se llena la boca de la palabra futuro pero que no se ve menos cercado y acorralado –hoy como ayer- por el pasado que no pasa, no alcanzará a salvar a todas luces el monumento sentenciado, tras la reciente licencia de demolición del ayuntamiento de Valladolid dirigido por su partido. ¿Sabrá dar un paso no obstante en dirección de la abrogación de la ley funesta de la memoria o de su revisión por mínima que fuera? Nos permitimos ponerlo en duda
Su decisión (lógica y previsible) de apoyar al candidato griego de Nueva Democracia que ahora muchos les critican estaba justificada y lo sigue estando a toro pasado, si se tiene en cuenta que los conservadores griegos no se habrán derrumbado ni mucho menos pese a su derrota, y que se mantienen en sus trece defendiendo un balance y una política que les ha dado pese a las críticas réditos y resultados innegable. El extrapolar en cambio como parece que se está haciendo ahora, engrandeciendo (fatalmente) a Podemos con sus críticas -que después de todo es tal vez una fuente de esperanza para muchos pero no es menos una realidad casi insignificante hoy por hoy en la política española- nos produce tanta irritación como actuaciones anteriores suyas de los tiempo en la oposición, con ocasión por ejemplo de la vigilia electoral que siguió al 11-M o en vísperas de las elecciones que dieron el segundo mandato a Zapatero, presentándose en el velatorio del c6ncejal socialista asesinado en el país vasco la víspera lectoral, y exponiéndose así a una afrenta publica como así sucedió, que tal vez le costó el tener que esperar todavía cuatro años.

En otros términos, Rajoy pone a prueba la paciencia de muchos españoles por partida doble y es en la medida que no ven otra alternativa viable las horas que corren al partido que nos gobierna. Porque no irán a convencernos que esa alternativa lo sea Podemos. Es lo que parecen estar queriendo no obstante algunos desde sectores fuera de toda sospecha. Incluso los que como Pío Moa, contraponen Podemos  , con los que dice no estar de acuerdo (por “comunistas) –cubriéndoles así no obstante de rosas-, a “la casta” como si ellos mismos no fueran de una manera u otra parte de ella, por razón de la ascendencia biológica aunque solo fuera, o por las vías (tan opacas en la Universidad española hoy por hoy) de la promoción académica (…)

José María Aznar reaparece ahora como queriendo rearmar moralmente e ideológicamente un partido que ofrece todo el aspecto a la opinión publica de un buque desarbolado y a mereced de vientos contrarios, lo que acentúan las declaraciones sensacionalistas y beligerantes de su antiguo tesorero, que llena los titulares de los medios desde su puesta en libertad hace unos días.

¿Lo conseguirá? Nos permitimos ponerlo en duda. Para dentro de unos días tienen previsto los de Podemos una manifestación (“monstruo) en Madrid, que debería ya darnos un anticipo de lo que nos espera a todos los españoles, de confirmarse la previsiones agoreras de los medios, que les dan ya la victoria con tanos meses todavía de adelanto como se la concedían a Syriza.

Podemos o a la guerra civil interminable. Es en ese plano, el de la memoria, es en el que hay que situar la campaña contra ese partido emergente (de izquierdas o de extrema izquierda) Y mucho nos tememos que un partido como el PP que permitió olímpicamente en la era Aznar el incubarse la recuperación (y glorificación) –revanchista- de la memoria de los vencidos –como algunos vinimos - observando (hasta el límite de la paciencia día a día durante aquellos años) desde este balcón privilegiado de observación belga-, que dieron su votos (escandalosamente) a una resolución en la cámara de diputados –y posteriormente en la Eurocámara (donde se abstuvieron)- que condenaba el franquismo (sic) y todas sus pompas y sus obras, a saber un régimen del que aquel partido era de una forma y otra el heredero, que se oponen ahora obstinadamente a una mínima revisión siquiera de la ley funesta, ni consiguen tampoco el congelarla tan siquiera como lo estamos presenciando ahora, mucho nos tememos como digo que el rearme moral e ideológico que uno de sus prominentes figuras parece anunciarnos quede en poco menos que agua de borrajas.

Podemos es letal y funesto, no por su radicalismo o extremismo en materia de propuestas y de programas sino por la nube de equívocos y sortilegios que le rodean, que exige repuestas claras, de las que el partido poular parece congénitamente incapaz, por razón (se diría) de una primera o una segunda natura. En un artículo reciente sobre las elecciones griegas que ya aquí comenté, se evocaba la caída de régimen de los coroneles (1974) y las especulaciones la prensa española de entonces comparando a Manuel Fraga con un Karamanlis.

España no es Grecia, ni antes ni ahora, el régimen de los coroneles se hundió, el de Franco, no. “De la ley a la ley”. Se mantuvo (a pesar de todo) el marco legal, no hubo ruptura -de un tris- que es lo que están buscando insidiosamente ahora –como un segundo aliento de la revuelta del 15-M- los indignados de Podemos.

Y si el fundador del PP y sus sucesores siguen presos de ese dogma de la politología marca España –como una mitomanía incurable- de la búsqueda del centro (siempre hacia a la izquierda), la ruptura que fatalmente les espera al final de su travesía, no es lo que buscan ni esperan la inmensa mayoría de sus electores, ni el conjunto de su compatriotas.

No comparto, lo dije y lo repito, la histeria anti-PP que parece haberse apoderado desde hace ya tiempo de algunos medios patriotas, tampoco me puedo dispensar no obstante de un deber de clarificar mi postura y de llamar a las cosas por su nombre, aunque escueza. Y de hacérselo saber a Mariano Rajoy (por los medios a mi alcance) En nombre de la memoria

2 comentarios:

Rodericus dijo...

No sé si viste esto de la beatificación de Onésimo:

http://desdemicampanario.blogspot.com.es/2015/01/la-causa-de-beatificacion-de-onesimo.html

Juan Fernandez Krohn dijo...

La santa madre lo arregla todo al final a base de canonizaciones. La realidad es que Onésimo fue un apestado en vida entre los suyos, hasta su muerte. Su viuda Mercedes Sanz Bachiller –que fue fiel a su memoria hasta el final dijeran algunos lo que dijeran (entre ellos Dionisio Ridruejo)- habló de “patito feo de Ángel Herrera”, léase de los luises de Valladolid –alumnos de los jesuitas-, tropas de choque de la acción católica de entonces y de esa ACNP (de propagandistas) –como su acompañante en la causa que sin duda figura el primero de los dos en la lista (…)- de las que tiraba los hilos -por cuenta de la nunciatura- el director del Debate nombrado más arriba que se exiló durante la guerra en Suiza y que acabaría de obispo de Màlaga (y reconciliado con Franco, faltaría)

El responsable de la página web que da la noticia –de la que me comunicas el enlace- es un eclesiástico –canónigo, un respeto-, de notorias convicciones falangistas o más exactamente falange/auténticas, al que su estado por lo visto (dicho sea entre paréntesis) le impide el responder a mis cartas abiertas, nada irrespetuosas, ni siquiera inamistosas (…)

Umbral, vallisoletano, llevado de su resentimiento personal e intransferible, compara (odiosamente) a Onésimo con Girón. No eran comparables. Girón era un joven sin grandes responsabilidades, Onésimo era ya un hombre adulto, casado –con una mujer que era una gran belleza- y con tres hijos, y a pesar de eso se mantuvo hasta el final en la brecha. Fue un santo y mártir, por cierto, medio católico medio pagano, como lo fueron tantos caídos del bando nacional.

En la diócesis de Valladolid, dicho sea de paso, estaba activo –no sé si leo seguirá estando- un eclesiástico, catedrático (emérito) de su Universidad, Jesús María Palomares, autor de un trabajo histórico de un título que lo dice todo “Entusiasmo y represión en la capital del Alzamiento”, y que no he leído pero que a todas luces no exonera a Onésimo de las acusaciones calumniosas que arrastra la memoria de Onésimo en la materia. Si no, se hubiera sabido.

La iglesia de Valladolid incoa ahora su causa, y a fe mía que me admiro. ¿Cómo es que van a conseguir hacer pasar en el Vaticano (sin que se note y salga a relucir estruendosamente en los medios) sus escritos sobre los Protocolos de los Sabios de Sión –del periódico Libertad-, y sobre todo su (acendrada) etiqueta de “anti-semita” Un español (católico) seducido por las manifestaciones callejeras de los nazis en su fase de ascenso al poder. Ese fue Onésimo y esa fue toda su culpa (…) Saludos