Firma del pacto germano-soviético en Moscú el 23 de agosto de1 39, nueve días antes del inicio de la segunda guerra mundial, que tuvo tanto de confrontación ideológica como de choque geostratégico. El sueño de la Gran Polonia -a costa de sus vecinos- pasaba a la Historia y el estado polaco surgido de la Primera Guerra Mundial se veía partido en dos zonas de influencia, entre Alemania y Rusia. Una solución que se vio formalmente rechazada por las democracias -y el Consejo Mundial judío- y que llevaría al gobierno polaco de entonces a la intervencion en Danzig, lo que sería el detonante directo del estallido de la guerraMe zambullí hoy -no sin cierta pereza, lo confieso- en la lectura de un clásico de la literatura política en lengua española del siglo XIX, "el discurso sobre Europa" de Juan Donoso Cortés, un nombre que gravitó de cerca en mi vida aunque solo fuera por el detalle nada anodino que nací y crecí -y estudié, desde párvulos hasta la entrada en la universidad- en la calle madrileña que lleva su nombre. Donoso Cortés es pues un viejo conocido al que celebré más -en la etapa "integrista" de mi trayectoria- de lo que realmente le leí o profundicé.
Un tradicionalista converso -desde el liberalismo- al que sin duda sólo la muerte muy joven (con cuarenta y tres años) detuvo a las puertas del carlismo en su evolucion (o su "larga marcha a la derecha", como la de Umbral), y una de las pocas figuras del siglo XIX español que tuvieron verdaderamente proyección internacional por cima de los Pirineos, por su carrera de diplomático al más alto nivel -embajador en Berlín y mas tarde en Paris ya bajo Napoleon III (...), donde falleceria- y también por el interés que le merecerían la política internacional y la actualidad más candente vista desde ese prisma de la Europa de su tiempo.
Todos sus biógrafos y estudiosos coinciden entre tanto en señalar que la principal inflexión de su trayectoria y de sus posturas políticas e ideológicas se produjo tras la tremenda convulsión que trajo consigo en todo el continente europeo y en el mundo de entonces la llamada "primavera de los pueblos" que puso toda Europa -con la insólita excepción de España, y la de Inglaterra- de patas arriba, y sembraría vientos de futuro no poco aciagos, dejando una marca o sello indeleble -de intranquilidad, de falta de "serenidad" (Joschka Fischer dixit)- en la marcha de las relaciones internacionales durante más de un siglo.
El enigma de Ramiro. El fundador de la JONS fue el único político español de su época que elogió abiertamente a Hitler, y también (aunque en menor medida) a Stalin y a su régimen como uno de los modelos posibles de la Revolución Nacional. Y algo tuvo sin duda de profético porque el Padrecito de los Pueblos acabó enterrando la Revolución bolchevique -precisamente durante nuestra guerra civil (...)- y acabó asumiendo (integralmente) los intereses y retos geoestratégicos del Imperio de los Zares, entre ellos la defensa, protección y salvaguardia de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de sus zonas geográficas de influencia principalmente en las zonas de litigio con el catolicismo (de rito griego/oriental) del tipo "uniata", particularmente en Ucrania (...) Un contencioso resucitado de nuevo (¡ay dolor!) por el movimiento de oposición anti-ruso y pro/UE los días que correnPorque si la revolución del 48 dio a luz -entre las fuerzas políticas organizadas- al socialismo naciente (en su versión utopica anarquista) grosso modo cabe decir lo mismo de la otra gran corriente ideológica rival que cristalizaría en el otro bando contendiente -junto con el comunismo soviético- de la llamada guerra civil europea (Nolte) en la segunda mitad del siglo XX. "La revolución europea de 1948 -reza el Mein Kampf en uno de los pocos párrafos, de hecho el único de ese texto que retuve (no sé bien por qué) en mi memoria, sin duda por lo clarividente y lo profético y también por la miga historica e ideológica que encierran- pudo ser en otras partes expresion de la lucha de clases, en los paises de lengua y de cultura alemanas no obstante, fue ya una guerra de razas" (...)
Una guerra entre eslavos y germanos sustancialmente. Estos últimos separados por la linea divisoria indeleble que crearon las guerra de religión entre un Sur Católico y un Norte protestante plasmada en la rivalidad entre los dos imperios centrales, Prusia y Austria -giganteso mosaico este último de diferentes pueblos y nacionalidades, eslavos y germanos (...)- y los primeros a su vez, fascinados o embrujados por el ejemplo insurreccional de los polacos, "el pueblo enfermo de Europa", como lo fue entonces y como se diria que lo vuelve a ser ahora en el nuevo contexto creado por la caída del Muro hace ya mas de veinte años y sobre todo por el estallido de las primaveras arabes hace ya más de tres años y sus salpicaduras en el continente europeo. La última de las cuales se está viviendo ahora -desde hace ya meses- en Ucrania.
La protesta pro/europea en curso de la plaza de Maidán (el llamado euro/Maidán) en el centro de la capital , Kiev (pronunciado con "u") es una réplica exacta o una copia absolutamente conforme al original de la movida de los indignados de Sol. Con la diferencia no obstante que el fuego latente -de la violencia- que algunos no dejamos de señalar y de denunciar en la movida pretendidamente pacifista de las acampadas arde ahora, desde hace dos dias, en llamas por las calles de Ki(u)v. Coincidiendo nota bene con los inicios de la conferencia de paz en la localidad suiza de Montreux sobre Siria, "Ginebra 2" (...)
Y ese fuego se ve sin duda atizado por algunos países de la zona y en particular desde Polonia, por culpa sin duda del sueño (peremne) de la Gran Polonia que a unos y a otros habita, a los polacos y a los ucranianos uniatas, todos ellos situados de "este" lado de la gran fractura histórica entre el Occidente europeo (catolico o protestante) y la Ortodoxia oriental, como ya creo aquí tenerlo señalado.
Ucrania, agosto del 36 (...) Una de las escenas cumbres del film "Quemado por el sol" ("Soleil trompeur", 1994) que vi en Bruselas y que me marcó y me hizo pensar. El joven protagonista, un converso estaliniano hasta el fanatismo y agente del KGB- antiguo voluntario zarista en la guerra civil de una familia acomodada de antes de la Revolución- vuelve a su tierra natal para un ajuste de cuentas personal contra el marido -un héroe de la guerra civil, de la vieja guardia bolchevique (...)- de su amor de adolescencia, al que acaba torturando salvajemente en la última escena del film con ayuda de otros agentes, mientras le llevan detenido. Moraleja del film (la que yo retuve por lo menos): Stalin a su manera hizo justicia a los vencidos de la guerra civil rusa, a sus propios enemigos. Y purgaba y hacía perseguir a los veteranos bolcheviques, en el mismo momento que les mandaba a España de carne de cañón (...) ¡Enigmas insondables del mundo bizantino!El sueño polaco -fuente (oscura y fangosa) de mitos, entre ellos uno, el del papa/polaco de importancia crucial en el análisis de las relaciones internacionales de la larga posguerra europea (tras el 45)- sembró de inquietud y de inseguridad y de falta de estabilidad (y de serenidad") el campo de las relaciones internacionales desde las honduras del siglo XIX y a lo largo del siglo XX hasta el punto que pasa hoy entre muchos -tras las oportunas revisiones históricas, urgentes e inlecutables- por el detonante principal del estallido de la segunda guerra mundial, por culpa de la llamada cuestion de Danzig, y vuelve a serlo hoy en la crisis ucraniana.
Donoso Cortés veia en la Rusia de entonces -del absolutismo de los Zares- una amenaza potencial, o digmos la coartada que le permitia denunciar (sin hacerse tratar ipso facto de absolutista y de reaccionario) la amenaza directa e inmediata o el espectro horripilante (screkkendbild) -como lo fue mas tarde la Revolucion bochevique- que era no obstante para él el socialismo naciente. ¿Fue profeta en su tiempo? Digamos que oyó campanas sin saber dónde. Porque esta claro que la Rusia de entonces -la única potencia europea nota bene que sostuvo más o menos abiertamente a los carlistas españoles- no era una amenaza para la Europa de su tiempo por más que la ascendencia ideológica de signo liberal que arrastraba el politico y diplomático español -que fue embajador en Paris y en Berlin (pero no en Moscú por cierto) (...)- le impedia asi verlo y reconocerlo, y asumirlo por completo.
La gran amenaza de caos y de desestabilización lo era sin duda entonces el "hombre enfermo de Europa" -léase una Polonia despedazada y enferma de sueños mesianicos, nacionalistas (y liberales)- que acabó contagiando a toda Europa en la "primavera de los pueblos", tal y como las "primaveras arabes" (mutatis mutandis) estuvieron a punto de propagarse por toda Europa y como los indignados españoles estuvieron a punto de contagiar y hacer émulos (duraderos) en otros países europeos, lo que contra todas las apuestas y previsiones (deo gratias!) no acabó por producirse.
"Mutatis mutandis", la gran amenaza -para Europa occidental- no viene hoy de Rusia o de Moscú ni del "imperialismo soviético", digan algunos pos/fascistas ("posmodernos", y en el fondo pos/marxistas) (...) lo que quieran, sino de una anarquía imprevisible -que hoy como ayer arrastra un indeleble sello polaco- y a la vez perfectamente manipulable (como lo hemos podido perfectamente comprobar durante más de dos años y medio) desde el otro lado del Atlantico.
Y una nostalgia emerge así, más fuerte e ineluctable que el paso del tiempo del Santo Imperio Romano/Germánico que presidió la mas larga era de estabilidad en suelo europeo. Y que hace nacer ahora sueños renovados de un Nuevo Orden (nuevo) europeo frente al desorden institucionalizado de la UE y a los sueños -insensatos- de democracia universal que sigue soplando la Casa Blanca y la administración Obama sobre una Europa vencida (y ocupada). Ucrania en la disyuntiva.
La vuelta al redil ruso o el fantasma de la guerra civil hecho carne (y sangre), que a los españoles (más que a otros pueblos) nos abruma.
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