¿Franco judío? Excepción (ruidosa) desde luego entre todos los dirigentes fascitizados (y en uniforme) de la década de los treinta, que optaron por la causa del Eje todos ellos. Rumores tenaces de su ascendencia judía -la suya y de su apellido Franco- no dejaron de oirse nunca en España y en el extranjero. Un tema que tiene miga y que sigue trayendo cola. Hoy más que nunca (por lo que sea)He estado hoy leyéndome, releyendo de cabo a rabo que me diga, un texto -caido ahora de nuevo ante mis ojos- propiamente espeluznante por lo cargado de razones y de argumentos y por lo certero y verídico de sus juicios y dignosticos y de sus previsiones incluso y de sus profecias. Se trata de un diálogo ya antiguo entre Ángel Alcazar de Velasco que aquí ya evoqué en uno de mis últimos artículos y el que fue corresponsal del diario SP en Nueva York y de la agencia Pyresa en Londres, Antonio Parra Galindo -que acaba de visitar amablemente mi blog- que yo no podía dejar pasar sin un comentario en este blog, aunque tal vez debiera haber dejado sedimentar un poco más las reacciones y sentimientos que en mí inevitablemente provocan. Las ganas y la prisa por comentarlo habrán sido más fuertes que yo no obstante. Lo siento.
Verba volant, scripta mannent. Las declaraciones del célebre falangista pasadas por el filtro de la mente y de la comprensión de su interlocutor, periodista avezado del que en absoluto me permito poner aquí en duda la fiabilidad y la credibilidad, ni en lo mas mínimo, valen lo que valen. Quiero decir que no se las oí yo, de viva voz, como si oi en persona a a otras figuras de relieve de nuestra historia contemporánea (y de nuestra guerra civil española) No mueven menos a reflexion grave y profunda, ni se merecen menos interés y atención no obstante.
Darquier de Pellepoix, comisario para Asuntos Judíos del régimen de Vichy (1942-1944) Acabó sus dias apaciblemente en España (1980) donde encontró refugio después de la guerra. Llegó a ser un alto cargo del Liceo Francés de Madrid. Poco antes de su muerte, hizo unas declaraciones del mayor revuelo en la prensa francesa en las que se reafirmaba en sus posturas (antisemitas) y en su actuación durante la guerra. Franco ofreció refugio a los judíos de Europa del Este y también a antisemitas notorios (en la medida que pudo hacerlo)Angel Alcázar de Velasco pasa a la historia -y que me perdonen sus más proximos si arriesgo así el rozar los sentimientos de piedad filial que son los suyos, la ultima de mis intenciones desde luego- por ser el prototipo de falangista valeroso de la primera hora que durante la segunda guerra mundial apostó como la inmensa mayoria de sus camaradas por la causa de los fascismos, del Eje, y de la Alemania nazi. Y que no renegó nunca de sus apuestas ni de sus enrolamientos.
Pasa a la historia pues por haber sido el falangista más nazi de todos los camisas viejas, y eso aunque solo sea se merece hoy glosa abundante y el más lapidario (y exigente) de los epitafios. En su conversación con el antiguo corrresponsal de Pyresa -como también lo fue (en Roma) Dionisio Ridruejo- Ángel Alcázar de Velasco arremete sin piedad -no procede otro comentario- contra la misma figura de Franco.
"Semita anti-semita" le califica, y es cierto que se trata de un tema -Franco y los judíos- que tiene miga y trajo siempre cola, para qué negarlo. Por la pretendida ascendencia judia que algunos tenazmente no dejaron de atribuirle, dentro de España y de puertas afueras -a él y a su apellido Franco-, por sus contactos privilegiados con algunos personajes históricos de ascendencía judia innegable -Juan March por ejemplo o el ingles Samuel Hoare (O'Hara le llama, él sabra por qué, Alcázar de Velasco)- y sobre todo por el hecho innegable de su apuesta en favor de los aliados, en un caso excepcional -si se exceptúa el caso del portugués Salazar, que no vestía de uniforme no obstante (...)- comparado al de otros uniformados más o menos fascistizados de la década de los treinta (Petain, Horty, Metaxas, Antonescu, o, mutatis mutandis, el propio Leopoldo III, rey de los belgas), anti-comunistas sin falla todos ellos.
Los juicios de Ángel Alcázar de Velasco sobre nuestro pasado y en particular sobre nuestra guerra civil tal y como se ven vertidos en esas declaraciones tienen desde luego algo de profético por lo certero y lo clarividente.
Dice que nuestra guerra fue "una olla podrida que se coció en los fogones diplomáticos londinenses", lo cual viene a concordar no poco con una tesis de moda (hasta no hace mucho al menos) de la historiografía mas reciente que viene a catalogar a nuestra guerra civil entre los conflictos "accidentales" o puros accidentes de nuesta historia contemporánea, que fueron como podían no haber sido, o que estuvieron en un tris de no serlo. Como ocurrió en Francia que arrastraban un problema de amenaza comunista y de lucha de clases, tan agudo, tan hondo y envenenado o más que el nuestro, y evitaron la guerra civil (por los pelos) porque escamentaron en cabeza ajena como quien dice con nuestra guerra civil española.
Sobre el papel que el célebre falangista atribuye a la Iglesia y al Vaticano -donde se esconde gente muy peligrosa para la paz mundial (sic)- lo que dice no precisa de la más mínima apostilla de mi parte desde luego. Y si necesidad había, el ejemplo de las guerras de los Balcanes viene (como anillo al dedo) a corroborarlo.
Colombia que visité durante unas semanas (enero de 1980) posee regiones -como BoyacáDice que Franco era un "globalista" -igual mutatis mutandis que lo vendría a ser José Luis Zapatero- lo que viene de golpe a cubrir de sombras negras mi mente, de lo más espesas incluso si se piensa en el desafío global -y el espectro de la "aldea global" (horresco referens!)- que habrán venido a destapar y a encarnar en los ultimos tiempos las primaveras árabes y en España en concreto la "movida" de los indignados, que habran encontrado tanto flanco desguarnecido (¡ay dolor!) en sectores de lo mas adictos al régimen anterior de antiguo.
(y su ancha meseta)- de clara impronta castellana, en su fisonomía arquitéctonica y hasta en sus paisajes. No me enamoré yo de la (antigua) América española, lo confieso, pero no dejé de descubrir y reconocer en los paises que alcancé a conocer del otro lado del Atlántico -y al Sur del Río Grande- una España semi/enterrada (en la memoria)
Alcazar de Velasco era (él también) judío, viene a concluir su interlocutor, con lo que se diria que viene a cerrarse del todo el círculo (cartesiano) y con él las puertas, se diria, a la fe y a la esperanza en el futuro (...)
Por mi parte, prefiero quedarme en guisa de conclusion con la invocacion que el célebre falangista se permite en sus declaraciones a una "memoria" (historica) amenazada por los que por todo afán "pretenden borrarla (como él decía) de la faz de la tierra"
Una memoria la de Ángel Alcazar de Velasco, de vencedores del 36 -como a su manera él lo fue- y también de los vencidos del 45
1 comentario:
muchísimas gracias por tu generosidad. admirado J. Fernández Krohn, muchos no saben que en la búsqueda de la verdad y de lo que pasó, estamos defendiendo la convivencia futura y la supervivencia de España, y recordándoles a esta gente tan importante que el único valedor que tuvieron en Europa durante el Shoah fue "franquito". Otros del otro bando salvaron el pellejo sobre todo colaboracionistas franceses gracias a él. Que Dios nos guarde
Antonio Parra
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