sábado, julio 11, 2015

FOBIA ANTI-ESPAÑOLA DEL PAPA ARGENTINO

Hugo Banzer Suárez, rostro emblemático de la otra Bolivia. Jefe de Estado –y jefe del ejército- bajo régimen militar a principios de la década de los setenta y presidente constitucional –democráticamente elegido- una década más tarde. El general Banzer en Bolivia -descendiente en línea directa de un inmigrante alemán-, como el general Pinochet en Chile, como los militares brasileños de los sesenta y de los setenta, como el coronel Papadopoulos en Grecia fueron para mí referentes de anti-comunismo militante en la resaca del mayo español del 68. Como lo serían una década más tarde el mayor D’Aubuisson en el Salvador o el general Efraín Ríos Montt en Guatemala. Que se piense de mí lo que se quiera. Y se merecen rehabilitación urgente todos ellos víctimas de las campañas de difamación y denigración de las que les harían blanco la iglesia y los papas del concilio, de Pablo VI al papa argentino actual, pasando por el papa Wojtyla. Los conflictos que surcaron la América ex hispana entre guerrillas marxistas (pro cubanas) y regímenes militares anti-comunistas el pasado siglo fueron mutatis mutandis a la guerra civil española de los Ochenta Años lo que los conflictos religiosos en los países de lengua y cultura alemana fueron a las guerras de Flandes. Episodios colaterales a penas de estas, como de la nuestra
Vuelta y dale con la conquista de América. Que me diga, con su leyenda negra. Hay que reconocer no obstante –mal que les pese o que les duela a algunos- que este papa va mucho más lejos que sus dos predecesores en la fobia anti-española. Y mucho me temo que si en noviembre no gana la candidatura marca Podemos (favorita en las encuestas) –a los que a culpabilización histórica no gana nadie estaría bueno- este papa va a tener que aplazar su viaje a España ad calendas (griegas) Dios lo quiera, y se nos ahorre así ese mensaje insufrible que parece copiado del de Pablo Iglesias (el Coletas)

Los pueblos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla, y lo que tal vez en las alturas de la iglesia española y de la curia vaticana ignoran es que somos en España hoy ya algunos los que no aprendimos (del todo) la lección del concilio vaticano segundo y del terremoto y estragos consiguientes que causó en la política y en la sociedad españolas (mucho más que en las de otro países) ¡Cuando odio a ehtoh roedoreh! exclamaba (con acento andaluz) el inolvidable gato Félix en las doblajes latino chés de las películas yanquis de dibujos animados (de Micky Mouse) Y si se cambia lo de roedores por predicadores (pontificios) a fe mía que dan ganas de gritar como maldecía el gato Félix.
¡Cuánto odio es capaz de generar una iglesia (del concilio) que pregonó hace cincuenta años a la faz del mundo que ya no había que condenar a nadie, y que a partir de entonces iba a dejar de juzgar, y a poner la otra mejilla! ¡Cuanto odio e incomprensión y (noble) resentimiento habrá sembrado esta gira pontificia del papa (ítalo) argentino por la América (ex) hispana entre españoles! O Félix culpa! Y es sobre todo por el racismo anti-español que insidiosamente inoculan las palabras sibilinas del mensaje pontificio. Racismo anti-español, anti- blanco, contra el hombre europeo y occidental en suma, ese es el telón musical de fondo del mensaje que habrá hecho oír el pontífice en su gira entre (ex) hispanos ahora, como leo en un comentario en internet, de lo más juicioso sobre el tema.
La guerra civil (española) de los Ochenta Años, de éste y del otro lado del charco. Los misioneros españoles que abrazaron las ideas de la teología de la liberación en la década de los sesenta y de los setenta venían a reencender aquella de una manera u otra en los países en los que se veían destinados (un poco como ovejas al matadero, también es cierto) Como lo viene a recordar e ilustrar ahora el regalo tan atípico que le ofreció el presidente (indígena) de Bolivia al Papa Francisco, en gira por la América (ex) hispana. Una cruz esculpida por un jesuita español que perdió la vida a manos de paramilitares (en la versión en curso) tras verse envuelto en formas o episodios de guerra asimétrica –por muy no/violentas que se pretendieran- contra el régimen militar en vigor en Bolivia entonces. ¿Narco tráfico el que imperaba entonces en Bolivia? No más que el que pueda triunfar ahora en el país andino, bajo un régimen bolivariano (léase socialista)
¡Cuánta frustración –como lo leí también en un comentario de la prensa francesa- la que generan los mensajes más demagógicos y más plebiscitados de las soflamas más incendiarias y revolucionarias de este papa de los pobres heraldo de los pueblos/pobres y debelador (a base de guerra de propaganda) –como lo fue su antecesor Juan Pablo II- de los pueblos ricos (léase los más civilizados), y el jalear unánime que les brindan los grande de la tierra, léase las mayores potencias del planeta y los medios de la prensa global puestos al servicio de la globalización que aquel tanto denuesta!

¡Cuánto será preciso todavía, cuántas dosis de humillación colectiva les harán falta aún a los españoles para rendirse a la evidencia? A la evidencia de un continente (ex) hispano que nos dio la espalda –y nos echó de allí a patadas- y a la evidencia de una iglesia que parece haber hecho del odio histórico anti-español combustible principal de su maquinaria institucional, para así seguir haciéndola rodar en las cuatro esquinas del planeta. Me vine –hace ya más de treinta años- de la América (ex) hispana respirando resentimiento como aquí todos ya saben, humildemente lo confieso. Lo que me ganó la enemistad (irreconciliable) hasta hoy de de algunos españoles repatriados y nacidos o crecidos allí –de uno concretamente, mas nacionalista argentino que los argentinos- que no veían las cosas de esa manera (¡qué le vamos a hacer!)

Peras al olmo sin duda el pedir luces de profecía a la emigración “económica” –en América o en Europa- de la España vencida y derrotada de la posguerra (tras el 45) con mi denuncia. Y lo siento (de verdad) si hiero o zahiero o si herí o zaherí a algunos (ya hace tanto) Está claro como sea, que en mi gesto de Fátima contó mucho ese papanatismo papista de las muchedumbres del otro lado del charco–que me fue dado el observar de cerca- que el papa polaco supo explotar como ningún papa anteriormente y que enterraba aún más en el Olvido y en el ostracismo (injusto) la memoria del legado español por aquellas tierras, difamada por culpa de una Leyenda Negra de varios siglos. Como ocurrió en Méjico por ejemplo, un país (ex hispano) que el papa Wojtyla visitó en olor de muchedumbres no sé cuántas veces y en las que ni una vez –ni una y digo bien- se permitió la menor mención a España por fugaz o discreta que fuera.

Una guerra de clases en su versión mas reciente -a nivel de pueblos y no de individuos- de pueblos pobres contra ricos, del Norte contra el Sur, la que viene predicando ahora –en una versión o variante sensiblemente diferente de la de “San Karol Wojtyla” modernizada y adaptada a las circunstancias, tras la eclosión e la crisis financiera a escala del planeta- el papa ítalo/argentino (que canonizó nota bene a su predecesor), haciéndose eco (adulador) así de la indignación callejera en España y de la revuelta contra la UE en Grecia (tan demagógica) Como un salto en el vacío o una huida hacia adelante, esa es la impresión que da, como no deja de hacerlo observar un poco entre líneas la prensa francesa, principales turiferarios de la iglesia y de los papas del concilio dese hace cincuenta años.

En un mensaje reciente, Pio Moa al que sigo la pista de cerca –como todos aquí ya saben- se lamenta del poco eco que cree encontrar con sus escritos en las redes sociales. Siempre pensé hasta hoy, desde que el fenómeno hizo su irrupción fulgurante en tiempos de José María Aznar –con la catástrofe del Prestige, y un poco más tarde, con el Pásalo a seguir a los atentados del 11 de marzo- que ese era –por razones que se me escapaban no poco- un campo reservado a la izquierda anti-sistema, hoy ya en cambio –que todos nos hicimos muchos más serios (y mucho menos ingenuos) en las cosas del espíritu- no veo las cosas de esa forma tan esquemática y tan somera.

La Iglesia/institución sigue teniendo una fuerza y una influencia inconmensurable en el terreno de la comunicación, y las redes sociales no podían ser desde luego la excepción. Y más aún en España y entre españoles, y no quiero decir con ello que la autoridad eclesiástica siga ejerciendo imperturbable sus papel de antiguo, esa misión que se asignó de siempre de maestra de la verdad como lo hacía hace siglos, o digamos que si lo sigue haciendo aunque no de forma soberana como lo hacía en siglos pasados, sino de una forma lacaya, subalterna como pasaría hacerlo en los siglos de modernidad (tras la revolución francesa)

La Voz de su Amo, para expresarlo en otros términos, Roma, la Iglesia católica, el Vaticano en los tiempos modernos. Y los amos lo singuen hoy por hoy siendo las grandes potencias occidentales, y en particular Estados Unidos e Inglaterra.

Con lo que quiero venir a decir, que lo mismo que la iglesia católica alcanzó un compromiso histórico (no poco corruptor y deshonroso) en el terreno de la memoria histórica con la izquierda española –encarnada en el PSOE-, la ascensión fulgurante desde hace año y medio de los indignados de Podemos y de su líder- no consiguen disimular del todo una forma de compromiso histórico cualquiera -tras la llegada del nuevo pontifica-, de la iglesia y del vaticano con la indignación callejera.

Como lo ilustran las ceremonias que se viene prodigando –y extendiendo como un mach de aceite- en iglesias de barrios del extrarradio exponentes de ese Madrid Sur que votó a la nueva alcaldesa, sin que a sus párrocos y coadjutores se vean expuestos al menor riesgo (en el plano me refiero de la obediencia canónica) Tienen el aval supremo del papa anti-sistema y así lo están haciendo saber por cierto.

¿Hasta cuándo van permanecer impasibles el resto de los madrileños y de los españoles? ¿Hasta que Pablo iglesias se ve perorando desde la Moncloa? Tirar de la manta, lo que trato de hacer, sí, antes de que sea tarde, antes de que me vea obligado a acabar mis días en el autoexilio sin la reparación moral –y también social y profesional (¿por qué negarlo?)- que se me debe en mi propia patria y que se me negó hasta hoy por oponerme a la religión del odio de clase que destapan ahora de nuevo los de Podemos y sus compañeros de viaje, con el beneplácito (sic) del papa Francisco

1 comentario:

Anónimo dijo...

el problema del vaticano, como del islam y del comunismo es que los tres son internacionalistas...No tienen patria y por eso, como el Sistema financiero, no aceptan el Nacionalismo