domingo, julio 19, 2015

Mi Leyenda y Yo (poesía en domingo)

Vivir con un espantajo
de perpetua compañía.
El que tú te fabricaste
o el que heredaste ¡Qué vida !

El que tanto bobo hizo huir
y tanto te protegería,
que fijó en ti la atención
e hizo de tí una estrella (fija)

Sin comerlo ni beberlo
y sin buscarlo a fe mía,
pensasen lo que pensasen
los amigos, la familia

Una atención de las gentes
que en cierto modo hice mía
y que me dejó sus trazas
y una leyenda bravía

¡Yo y mi Leyenda, eso soy!
Al fin descifré el enigma
al cabo de los desiertos
de soledad (e ignominia)

Una vida de novela
de novela negra (y « maldita »)
donde cambié los papeles
de autor y protagonista

Por eso me entró al final
esa (sub) literatura,
más literaria que otras
con más música y poesía
y más fuerza aún de agarre
Como una gran sinfonía

¡Qé pareja tan extraña
la Muerte y la Diosa Poesía !

Y ahora me llega este eco:
mi vida vive su vida
en anónimos « fangines »
que divagan y deliran
y se inventan de mí horrores
y alucinan por cuenta mía

Y me divierte y hace reír
Y en el fondo no me inmuta
esa burda caricatura.
Que ya aprendí a lidiar troles
troleando a costa mía
en la red como en los medios
de noche como de día
-¡y a fe mía que me costó!-
al cabo de mi travesía

Que hablen de mi aunque sea mal :
¡mi besana, mi divisa !


Pájaro raro exótico
tropical, pájaro loco
así te vi, te lo juro,
así me entraron tus ojos

Ojos como de ave rapaz
que sabían todo de mí
sin siquiera conocerme
¿O acaso es –va a ser eso, sí-
que no soy yo el que soy
sino pura imagen de ti?

¡Noche de fiesta estival,
noche de luz, noche linda
de esas que me quitan años
y tantas cosas de encima!

Recordándote mujer,
tu rostro y tu piel de marfil,
tu cresta y pico de ave
como de cuento de Año Mil

Tu voz linda, cristalina
como chorro de agua límpida,
rauda y ágil respondiendo
¡Igual que en una entrevista!

¿O tal vez que fuera eso?
¡La entrevista de tu vida!
La que te deparó el Destino,
que me dio a mí esa cita

¿O acaso esa cita eras tú?
No, los dos ¿Lo sabías?
La cita para la que naciste
y yo también ¡Vida mía!

La cita que no pude fallar
el minuto y la hora fija,
escrita en rojo en los astros
y a la que se plegó mi vida

Y así lo veo todo claro,
y así todo se explica
de ese errar interminable
de estrella fugaz (caída)

Que vino a caer de golpe
en aquel bus, aquel día
cuando me viste antes tú a mí
de tu intuición femenina
y me cazaste de espaldas
de ese aire de hada tímida.

En el minuto y la hora justa
¡La de mi último tranvía!

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