domingo, julio 05, 2015

Serenidad diosa excelsa (poesía en domingo)

Música de descomprensión
que mi alma echa en falta ahora
mientras se debate en la mar
entre incertitud y zozobra

Buscando huir la presión,
el fárrago de la actualidad.
Como la música en negro/azul
de la noche negra de jazz
de whisky y hielo y penumbra
combatía el pánico voraz
que se cernía en las cabañas
y en las plantaciones del Sur

Europa del Sur la nuestra
qué larga y cruel agonía
qué muerte lenta (anunciada)
que se agudiza cada día.
¡Mi dosis, mi copa llena
de días, años, toda una vida!

Que embiste de nuevo ahora
en juego el destino del mundo
y en suspenso nuestro planeta
que enmudece al unísono
lleno de expectación el aire
o eso creías tú, iluso,

O eso te hacían creer
los fantasmas por el día
como te estremecían también
en las noches (¡pesadilla!)
buscando tú un punto de apoyo
de reposo en la algarabía
en pleno revoloteo
de ideas negras, dañinas

¡Serenidad, diosa excelsa,
yo por ti que no daría!
Por la calma de los dioses
que todo lo ven y guían
en España como en Grecia
en mí y en la vía pública
que saben ver cielo a través,
leen el mar y sus arrugas
y los pliegues y repliegues
de la actualidad más convulsa
más crucial y mas candente
más furiosa y opresiva

Que ruje justo ahí fuera
y que amenaza inundación
y pone los nervios a prueba
tras la noticia aciaga,
nuestra fe y nuestra entereza
hasta que descargue y rompa
en Europa y en mi alma.
En la noche de tormenta

Poesía en día de comicio
¡Leona en parto y hambrienta!


Zapatitos de cristal
¡de mi dulce cenicienta!
Tintineando al pasar
en la tarde veraniega
-por tu clase y por tu encanto
cenicienta, sí, y princesa-
que pasaban de incognito
hasta que caí la cuenta

Qué misterio de luz, mujer
el del halo de tu sombra
que me sigue de antiguo
que me intriga y me obsesiona

Qué misterio el de tu blancor
de tu tez fresca (azul y fresa)
a veces, otras en cambio
entre el marfil y la cera
(como una vestal, como una diosa)

Bella y radiante como el Sol
cambiante como la Luna
luna húmeda de Bizancio
luna en plata de Bruselas
donde nos conocimos tu y yo
donde tenías tú una cita
con el destino (y conmigo)
bien marcada en las estrellas

Fue lo que la transfiguró
de Ciudad Cáncer (perdida,
sin alma cuando allí llegué)
en Ciudad Cordial y Amiga
que acogió al paria irredento
y le dio lo que tenia.
Posada y fonda y nada más
que más de eso no podía
¡Bruselas Ciudad Oscura!

¿Dónde encontrarte a ti si no?
Mujer, y ese brillo oscuro
que te distinguía ante mí,
que te imprimió el destino

Oscura como Bruselas, Mujer
y blanca como su luna,
eso es lo que me atrajo de tí
y marcó mi singladura
que gravita en torno tuyo
desde entonces, alma mía

¡Cenicienta de azul cristal!
¡Mi Rosa de Alejandria!

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