sábado, julio 18, 2015

18 DE JULIO CUANDO EMPEZÓ A AMANECER

Heinrich Himmler –comandante en jefe de las SS y ministro del Interior del III Reich (amén de católico bautizado)- de visita al Alcázar en ruinas durante su viaje a España en junio del 39. La defensa del Alcázar de Toledo fue sin duda de todas las gestas del bando nacional durante la guerra civil española la que mas impacto tuvo en la opinión pública internacional y la que más huella dejo en la memoria colectiva a escala del planeta. Y sigue siendo –hoy como entonces- una arma preciosa de guerra de propaganda en la guerra interminable (de los Ochenta Años)
Un profesor de historia de la Complutense –Gutmaro de su nombre de pila- muy conocido en su casa a la hora de comer (con perdón) escribe en el País de hoy un artículo sobre la efemérides del 18 de Julio que de tan retorico y tan alambicado en su estilo como en su argumentación no se sabe al final lo que quería dejar sentado y deja las cabeza de los lector más llena de interrogantes.

Retengamos nos obstante algunas de su afirmaciones más ruidosas, como la que la década que acabamos de vivir habrá sido la del fracaso de la memoria (sic) o esa otra de que la ley de de la Memoria habrá generado (sic) una fuerte controversia entre españoles, con lo que viene hacer el inventario de la ley funesta en su artículo mas que otra cosa. Por motivos muy distintos a los que rigen en otros (como el que esto escribe)

Reniegan de la ley funesta él y otros (o así lo dan a entender) por parecerles que se quedó corta, porque no ordeno la revisión de las sentencias de los tribunales de los vencedores en la guerra y en inmediata posguerra y por eso también no pocos recuperacionistas de la memoria de los vencidos reniegan del juez estrella, Baltasar Garzón, que les dejo con sus iniciativas en la materia más frustrado que otra cosa.


Con motivo de la condena del contable de Auschwitz un profesor de la Universidad Libre de Bruselas –fuera de toda sospecha tanto esa institución per se, como el profesor, José Gotovich (emblemático en extremo) -un antiguo comunista- al que aquí aludo, habrá partido un alianza indirectamente en favor del Olvido, de olvidarse de la Memoria (judía) más bien, sin dejar de revindicar el papel recordatorio de la Historia (con mayúscula)

Los judíos se ven así invitados en una universidad europea –de por cima de los Pirineo- con todas las credenciales de lo político e históricamente correcto en su haber –y a fe mía que puedo dar constancia de ello- a olvidarse en suma de su memoria en relación con la segunda guerra mundial ¿y los españoles en cambio tendremos que seguir sufriendo que se nos inflija ad vitam aeternam la memoria de los vencidos del 36?
Y sin duda lo que ocurre, o digamos que el problema subyacente en la cuestión siempre en ascuas es que la memoria precede al olvido, –en pura lógica (presocrática) y para olvidar hay primero que recordar. Decía Umbral que pasados cincuenta años la historia se convierte en literatura. Y por una vez fallaba de forma clamorosa la intuición histórica umbraliana y su brillante aforismo se quedaba en agua de borrajas o en fuego de artificio (umbraliano)

Y era que conforme a la lógica de su aserto habían pasado cincuenta años de la terminación de la guerra civil (cuando declaró aquello en la década de los noventa) cuando en realidad cincuenta (y tres) años había que contarlos no desde la terminación sino del comienzo lal guerra civil interminable que dura todavía.
Y por eso la memoria de la guerra civil española del 36 sigue en llaga viva –como lo ilustra el artículo que comentamos más arriba- y por eso la literatura sobre la guerra civil sigue siendo arma de guerra –asimétrica o de propaganda, como llamársele quiera.

Y por eso no podíamos dejar pasar la jornada de hoy sin este nuevo aniversario –el 79- del Alzamiento del 18 de Julio, cuando en España empezó (de nuevo) a amanecer, como reza nuestra poesía heroica.

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