jueves, noviembre 20, 2014

¿FEMEN Y PARACUELLOS? VAMOS POR PARTES

Stalin -como Hitler- es uno de los grandes enigmas de la historia contemporánea y de la historia universal. La leyenda es que fue “seminarista”, léase –en traducción del ruso- pope/ortodoxo: vistió hábitos eclesiásticos de joven y los volvería a vestir al acercarse de las tropas alemanas a Moscú para galvanizar la resistencia de la población, creyente en su inmensa mayoría. ¿Mera táctica su política de acercamiento a la iglesia ortodoxa? Se puede discutir. Como sea, la sombra de Stalin gravita fatalmente –se quiera o no- sobre la política de Vladimir Putin en materia religiosa. Protege a la Iglesia un poco desde fuera, esa es, como sea, la imagen (un tanto estaliniana) que dan de él los medios occidentales. Y sin dejar de mostrar cierta clemencia fue inflexible en castigar el incidente que protagonizaron tres feministas de Femen en la catedral ortodoxa del Cristo Salvador en Moscú. Putin, ejemplo a seguir para españoles en el tema, las horas que corren
El cementerio de Paracuellos ha sido (eclesiásticamente) profanado por tres mujeres jóvenes –de pechos al viento- militantes del movimiento feminista Femen Que qué es lo que opino? Como diría Jack, vamos por partes. Aquí ya mostré mi oposición categórica a la retórica anti-abortista intransigente y a la actitud beligerante del obispo de Alcalá por cuenta de la retirada por el gobierno del proyecto de ley impulsado por el ex - ministro Gallardón, del que no obstante disentían (radicalmente) tanto el prelado como el grueso de sus seguidores, por incurrir igualmente como los otros textos legales que se habrán sucedido hasta la fecha en la materia en incitación y complicidad (sic) de homicidio y asesinato –en masa- de inocentes en el vientre de sus madres (etcétera, etcétera)

Vivo fuera no le seguí la pista de cerca al obispo de Alcalá ni a él ni a ninguno de su compañeros en el episcopado, ilustres desconocidos para mí al día de hoy la inmensa mayoría de ellos, como lo fueron sin duda la mayor parte de sus predecesores, desde que desconecté en temas de actualidad eclesiástica española hace ya tantos años, casi desde los tiempos de la rivalidad enconada entre el cardenal Tarancón, el progre, –protegido del papa Montini- y el obispo Guerra Campos, amigo del régimen de entonces; o en otros términos –como lo glosaban entonces los de la TFP, escépticos tanto con el uno como con el otro- “entre la iglesia y el Estado” No conozco ya digo su trayectoria, pero esos entusiasmos memoriales, por la memoria de los vencedores de la guerra civil y de sus caídos me huele un poco a gato encerrado, quiero decir que me cuesta creer que lo hayan sido en él de siempre a lo largo de su carrera.

El obispo de Alcalá es grosso modo de mi edad, un poco mayor que yo. Y hasta la visita a España en octubre del 82 del papa Juan Pablo Segundo, cinco meses después de mi gesto de Fátima –soy formal en lo que digo- el tema de los caídos (o mártires) civiles o eclesiásticos de la guerra civil seguía siendo absolutamente tabú en la iglesia católica desde los tiempos concilio (y al posconcilio inmediato) El obispo de Acalá que debia andar por los treinta y tantos años de edad tenia ya tener para aquel entonces no poco enderazada su carrera (...) A partir de ahí tuvo su arranque a todos los niveles de la jerarquía eclesiástica y del aparato de poder vaticano una campaña de exaltación de los mártires (sic) de la guerra  que se iría traduciendo en beatificaciones y canonizaciones (masivas) de caídos del bando de los vencedores y que además de ese tenían de común denominador la condición eclesiástica de la inmensa mayoría por no decir a práctica totalidad de todos ellos.
Profanación (eclesiástica) del cementerio de Paracuellos a cargo de un comando de tres mujeres jóvenes militantes de Femen. Un acto (insidioso) de guerra, de guerra civil por supuesto. Con la llegada de los meses de octubre y de noviembre tiempo de conmemoraciones y aniversarios se recrudece la guerra civil de los ochenta años en el plano de la memoria. Y el cerro de los mártires de Paracuellos esconde los restos de muchos cuerpos aún sin identificar -sin  duda por centenas (...)- de las matanzas de noviembre del 36. Perdónalas porque no saben lo que dicen ni lo que hacen. Lo que no quiere decir que tengan por qué escapar a la justicia de los hombres. ¿Medidas? Sí por cierto, por alteración al orden público y por ofensa a los sentimientos religioso y patrióticos de los españoles. Más o menos los cargos que hacia Stalin a los rojos españoles. Por eso, decía, perdieron la guerra. Y por eso les dejó caer (para dejarnos de eufemismos) Y esos fueron más o menos los cargos de la justicia rusa a las activistas anti-Putin en la catedral ortodoxa hace unos años. Es un fenómeno ucraniano y como tal los rusos nos sirven de ejemplo en la materia. Las cosas claras y el chocolate espeso
Curas y monjas y frailes se veían así tratados preferentemente por la iglesia en menosprecio (implícito) de todos aquellos que cayeron heroicamente del mismo bando que los otros, católicos por definición la inmensa mayoría de ellos, pero que no se veían cubiertos por las credenciales de lo política o religiosamente correcto que les da a los otros en cambio hoy (post mortem) su condición (y sus hábitos) de eclesiásticos. Con la teología más rancia en la mano por cierto, por haber sido inmolados “en odio a la fe” en lo que algunos les parecería y sin duda les debe seguir pareciendo una amalgama semántica amen de una bura coartada, como si los otros no lo hubieran sido también la mayor parte de las víctimas de los del otro bando –el de los vencidos- que se caracterizaban en la práctica totalidad de sus componentes y en la abrumador mayoría de sus combatientes individualmente considerados por un anti-clericalismo militante y un ateísmo declarado, homicida e iconoclasta como así ampliamente se demostraría.

Aquí y sobre todo en los tiempos de mi blog anterior de Periodista Digital que coincidieron con la movida de la Ley de la Memoria y de los últimos tiempos de la era Zapatero, ya denuncié lo que me parecía un compromiso histórico –en materia de memoria- entre la Iglesia y la izquierda española. Ley de la memoria (de los vencidos) a cambio de canonizaciones y beatificaciones -no poco rlentables- de curas y frailes y monjas del bando de los vencedores. Y la ilustración mas cegadora la ofrece el caso de Paracuellos. ¿Por qué la iglesia español por intermedio del obispo de Alcalá o de quien fuera no promovió nunca –sin duda que ni se les pasaría por la cabeza- la beatificación o la exaltación de la forma que fuera –como lo hacían por medio de canonizaciones y beatificaciones en masa de los “suyos” (eclesiásticos)-, de tantos jóvenes falangistas (algunos de ellos jovencísimos) como cayeron en Paracuellos, en términos de miles incluso? ¿No eran católicos?

¿Eran violentos? También hubo santos violentos –como lo registra el santoral- en todas las latitudes y en todas las épocas. La respuesta no obstante se la doy yo mismo, y es que hubiera sido y lo sigue siendo políticamente incorrecto. Y desde luego lo fácil es dejarse de polémicas o de novedades y seguir con el negocio (jugoso) de canonizaciones y beatificaciones ad majorem dei gloriam, aunque a la larga pueda resultar contraproducente, y provocar reacciones contrarias más que otra cosa, como habrá ocurrido ahora.

Las de Femen son unas feministas exaltadas y su movimiento nota bene tuvo su cuna en Ucrania, detalle todo menos trivial, si se piensa en la hostilidad que profesan al actual premier ruso Vladimir Putin, como lo ilustraría el acto de protesta de tres de ellas que se encadenaron –otra vez pechos al viento- en la catedral ortodoxa de Moscú, una de ellas incluso con el eslogan (rojo/republicano) del “no pasarán” pintado en su cuerpo. Aquí ya saben todos lo que pienso del Maidán y de la protestas made in Ucrania que habrá polarizado la atención de los medios y de la opinión publica en los países occidentales desde hace ahora ya un año.
Tras el escándalo que a salta ahora al primer plano de los medios en la diócesis de Granada –y que salpica periodísticamente por lo menos al propio arzobispo-, vuelve a ponerse sobre el tapete la plaga de los abusos sexuales de menores a manos de eclesiásticos. Los obispos y cardenales envueltos en ese tipo de escándalos durante el pontificado de Juan Pablo II -o después pero asimilables a las anteriores en la medida que fueron ordenados por él-, tenían todos otro denominador común, su posición intransigente rigorista y maximalista en el tema del aborto. En la foto, el papa Juan Pablo II durante su(entonces)  primera visita a Bélgica en 1985, a su lado, el nuevo y flamante obispo de Brujas, recién ordenado por aquél, envuelto hace ahora cuatro años en uno de los más graves escándalos de abusos sexuales desde que se declaró la plaga dentro de la iglesia. Se vio obligado a dimitir, a abandonar Bélgica incluso y -¡oh sorpresa!- hoy descubrimos que sigue siendo obispo emérito de Brujas, según informa el comentador religioso Fernández de la Cigoña (fuera de toda sospecha en la materia) El dedo en la llaga ¿Cuándo tuvo el obispo de Alcalá (y de Paracuellos) -experto y especialista en temas sexuales- la menor palabra de denuncia contra esa plaga eclesiástica?
Espíritu okupa, asocial que no me merece el menor respeto. Y desde ese punto de vista aunque sólo fuera no tengo menos que expresar mi franca repulsa por el acto de provocación que habrán protagonizado tres de sus militantes (extranjera alguna de ellas creo) Un acto de guerra más, de guerra civil, en la guerra civil de los ochenta años como aquí ya la tengo llamado. Una guerra que continua y continuará en la mente y en el espíritu de sus principales instigadores en la actualidad hasta que se firma el parte de guerra que venga a anular aquel otro del primero de Abril. Tendrán que esperar a otra reencarnación, se me antoja.

Ocurre que ese parte de guerra que vendría a formalizar la ruptura con el régimen actual heredero del régimen anterior –a saber el régimen de Franco- se vería fatalmente precedido, seguido o acompañando en el caso de producirse la ruptura tan ansiada por aquellos, por la demolición ineluctable –y sin duda por la vía expeditiva del barreno- del Valle de los Caídos símbolo de una victoria y de una verdad histórica oficial y oficiosa a la vez que siguen representando un desafío y un anacronismo irritante para muchos en la medida que esa guerra siegue en ascuas o en llamas al día de hoy, y que por consiguiente no pararán hasta reescribir la historia por completo, quiere decir hasta que acaben “ganando la guerra de la forma que sea, y en el terreno que sea, ochenta años después de haber dado comienzo aquella (…)
Stalin supo servirse de la fe ortodoxa latente en una gran mayoría de la población tras la guerra civil y el triunfo bolchevique para detener la ofensiva alemana y en aras del triunfo final. Mutatis mutandis, Franco supo servirse de la superstición (religiosa) joseantoniana para ganar la guerra civil. Y para asegurar la Paz y consolidar la Victoria. En Rusia hoy, pese a que desaparecieron todos los restos y trazas de estalinismo en la sociedad y en las instituciones tras la caída del Muro, la memoria de Stalin se respeta. ¿Por qué no debería ser así con la memoria de Franco en España? Operación de guerra (civil) e injerencia escandalosa extranjera (anglosajona) la provocación feminista de ahora
Ése es el reto formidable –que me diga insensato- desafí que lanzó a la sociedad española y que dejó ahí como un abomba de relojería o de efecto retardado el gobierno –los gobiernos que me diga- de José Luis Zapatero. Y por supuesto que algunos recogimos el guante desde el principio. Y a fe mía que nos sentimos hasta hoy poco comprendidos. Incluso por los herederos –en el terreno biológico o ideológico apenas- de la memoria de los vencedores del 39.

Las feministas entran en esta guerra ahora en la que en mi opinión no les va ni les viene gran cosa, y es su problema. Pero no por eso debemos caer en la tentación de desviarnos de los retos supremos y de los objetivos estratégicos principales –y de los blancos principales al mismo tiempo- en esta guerra civil que ganamos los unos –nuestros antepasados quiero decir- hace ya casi ochenta años y que los otros no podrán ganar y no ganarán ochenta años después, se pongan como se pongan

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sobre Femen, activistas al parecer controladas por un tipo algo chulesco y no se si del pueblo elegido, que se las beneficia...El dijo q le gustaban mucho las mujeres...se publica algo
en un blog proSistema y fanaticamente "antifranquista" (www.vice.com) y en
www.yrania.wordpress.com
Por supuesto, los que nunca olvidan ni perdonan, pues son hijos de la Mentira, estan haciendo con Franco lo mismo que han hecho con Adolf...5