miércoles, noviembre 26, 2014

POLONIA FUENTE DE TENSIÓN HOY COMO AYER (DOSSIER FRAGATAS MISTRAL)

Fragata “Vladivostok” del tipo Mistral estacionada en el puerto francés de Saint Nazaire ya lista para su entrega a las autoridades rusas que el presidente francés François Hollande ha decidido a aplazar sine die, por cuenta de la tensión creciente en el conflicto en Ucrania. Ante lo que el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov acaba de declarar que ese es un problema exclusivamente de los franceses y que a ellos les ampara el contrato ya cumplimentado por entero de parte rusa en su apartado financiero. En lo que le da la razón una parte de la clase política y de la prensa francesa, el diario le Figaro por ejemplo en su edición de hoy, que pone en guardia al presidente francés de no agravar con una “falta” –léase el incumplimiento del contrato- el “error” de Nicolás Sarkozy (con la firma del contrato de construcción por cuenta de los rusos de la dos fragatas)
El presidente francés, François Hollande acaba de decidir el aplazamiento “sine die” de la entrega a las autoridades rusas de la fragata Vladivostok estacionada en el puerto de Saint-Nazaire en la Bretaña francesa, la primera de las dos fragatas de guerra del tipo Mistral convenidas en el contrato firmado entre Francia y Rusia de los tiempos del presidente Sarkozy, que a di ad de hoy se encontraba completamente satisfecho en su apartado financiero por parte rusa. Fuentes emanadas de la presidencia francesa han hecho saber que la decisión (de no decidir) del presidente francés está estrechamente relacionada con la situación de tensión in crescendo (de nuevo) en Ucrania, lo que viene a corroborar la visita relámpago del ministro francés de Defensa el pasado domingo a Varsovia, habida cuenta de la tenaz oposición polaca de antigua a la entrega de esos navíos de guerra a los rusos.

"El hombre enfermo de Europa" –como se llamó a Polonia en el siglo XIX y principios del siglo XX se convierte así otra vez en fuente de tensión del primer orden como lo fue en el período de entreguerras que precedería al estallido de la segunda guerra mundial que tuvo como coartada o alibí el litigio en torno al puerto (franco) de Danzig históricamente disputado por polacos y alemanes. Como sea, una cosa esta clara para españoles, y es la superioridad manifiesta de la diplomacia y de la política exterior polaca en comparación con la española los tiempos que corren. Comparaciones odiosas, y a la vez inevitables.

Polonia y España son perfectamente comparables por su posición geográfica en torno eje franco-alemán, y por su densidad demográfica sensiblemente igual en amos países, y aunque la historia de uno y otros sean tan dispares es un hecho que en la última década Polonia despegó en peso e influencia dentro de la UE y en el plan o de la política internacional como se habrá puesto de manifiesto en la actualidad de estos últimos años relacionados con los países del Este y en articular la crisis degenerada en conflicto en Ucrania. Mientras que España seguiría a remoque de las dos grandes potencias anglosajonas, los Estados Unidos y Gran Bretaña, lo que se acentuaría en los años Zapatero tras la llegada a la Casa blanca del afroamericano –cripto musulmán del decir de muchos de sus propios compatriotas- Barak Obama.

Lejos ya los tiempos del tratado de Niza cuando José María Aznar lanzaba un reto dialectico -y no sólo- al presidente francés Jacques Chirac en nombre del testamento de Adán un apócrifo que el papa Alejandro VI había esgrimido en su papel mediador entre España y Portugal con motivo de la firma del tratado de Tordesillas por el que ambos países ibéricos se repartían la conquista y colonización –y evangelización- del Nuevo Mundo. "En nombre de qué cláusula del testamento de Adán -había declarado el premier español solemnemente en la ciudad balneario de la Costa Azul- está escrito que la reclamaciones de un país deban ser necesariamente producto de simples intereses egoístas y las de otro en cambio –en alusión a la posición francesa en una cuestión candente entonces relacionada con el sistema de tomas de decisiones al interior de la UE en declaraciones frescas entonces de Jacques Chirac- guiadas por puro patriotismo” Una actitud de firmeza en la que España –que se hizo oír entonces en la palestra internacional como pocas veces en las últimas décadas contó con el apoyo resuelto de la diplomacia polaca, que admitía así implícitamente aunque solo fuera un liderazgo español en ciertos temas en el seno de la UE.

Con la llegada de los demócratas y de Barak Obama a la Casa Blanca sonó sin duda la hora polaca en la palestra internacional a favor de la escalada en las relaciones ruso/americanas que alcanzaron un nivel de paroxismo a causa de la guerra en Siria el mes de septiembre del pasado año cuando la crisis de las armas químicas estuvo a punto de llevar a una deflagración generalizada como en Vietnam o en Afganistán. Me he leído unas declaraciones recientes del ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, en unos informes que andan circulando en ciertos sectores y a ciertos niveles y que me llega por conducto amigo, en las que se insinúa que la ofensiva USA contra el Estado Islámico (EI) podría no ser más que una burda maniobra en el marco de una estrategia de altos vuelos de la Casa Blanca destinada a desestabilizar el régimen de Bachar al Assad, so pretexto o con el argumento sibilino y capcioso de que el régimen sirio –en un efecto llamada- habría venido a concentrar hasta ahora el aflujo de voluntarios de entre la emigración musulmana entre los diferentes países europeos, y que por ese motivo en los planes geoestratégicos de la Casa Blanca el principal enemigo en su lucha anti-terroristas lo sería el régimen sirio y no los verdaderos terroristas- que cortan cabezas a la faz del mundo, sin reparos ni complejos, de instrumento de su lucha.

Y de la frustración de la Casa Blanca y del presidente afroamericano en el dosier sirio vendría a testimoniar la incubación de una nueva crisis internacional en Ucrania en la protesta del Maidán que dio comienzo semanas después apenas nota bene del desenlace de la crisis de las armas químicas que vendría a sellar el fracaso polvoriento y estruendoso de la estrategia norteamericana encaminada al derrumbe –por todos los medios- del régimen sirio. Y en el dossier ucraniano la diplomacia polaca y la americana van sin duda de manos dadas por razones geográficas e históricas –sin duda económicas, políticas y otras de muy diversa índole.

La Ucrania occidental fue zona de disputada entre diferentes imperios o potencias regionales en el pasado, entre ellos el reino bicéfalo de Polonia y Lituania desde la baja Edad Media. E influye de una forma directa y primordial en la postura polaca la cuestión uniata, de la iglesia oriental –de rito greco/ortodoxa sumisa a Roma- que Stalin persiguió por motivos políticos más que religiosos en la medida que protegió en cambio a la iglesia ortodoxa rusa. Y en ese teme irrumpe fatalmente en el análisis la memoria del papa polaco san/woytla o san/karol como le deben llamar muchos de sus compatriotas.

El papa polaco convirtió efectivamente –gracias a su estrellato mediático planetario- el derrumbe del régimen comunista en la ex - Unión Soviética y en los países de Europa del este tras la caída del Muro, y por cuenta de lo que él papa Wojtyla llamaba sibilinamente "la purificación de la Memoria" -culpable (sobreentendida la memoria colectiva de los pueblos eslavos)- en una cruzada en defensa de la iglesia uniata, en la que el papel de chivo expiatorio o de enemigo público número uno que hasta entonces tuvo entre los católicos de esos países el régimen comunista (ateo), vendría a corresponder en lo sucesivo a la iglesia ortodoxa rusa, léase al patriarcado de Moscu responsable primero y principalísimo del sabotaje y la cancelación definitiva del ansiado proyecto de viaje a Moscú del papa polaco (y viajero), tras la caída de Gorbachev y el desmantelamiento de la Unión Soviética como aquí ya lo tengo explicado (continúa)

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