Melitón Manzanas, primera víctima reconocida de la ETA. Un patriota y un policía ejemplar. Piedra de escándalo a la vez del régimen democrático. No fuimos nosotros los "fachas" (para entendernos) los primeros que empezaron distiguiendo entre unas víctimas y otras, fueron ellos, los partidos democráticos, los que se sirvieron de aquél o más bien de la leyenda negra que le seguía después de muerto a sol y sombra los que lo hicieron, reformando -en su artículo 4 (hasta hoy)- la ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, por donde excluían implícitamente -aunque a Melitón Manzanas no pudieron aplicárselo a título retroactivo- las víctimas de la ETA asesinadas durante el régimen de Franco¿Vuelta a empezar los tubos de escape de aquellas movilizaciones ("victimistas") que acompañaron sin frenarla u obstaculizarla en lo más mínima la caída a tumba abierta, hacia el abismo, de los años de la era Zapatero? Y me refiero a los dos tipos de movilizaciones de masa que prodigó todo ese tiempo la derecha (léase el PP) con la cooperación y el beneplácito y todos los níhil óbstat habidos y por haber, de la jerarquía eclesiástica y de sus correas de transmisión a lo largo y a lo ancho del territorio patrio y en amplios sectores y a todos los niveles de la sociedad española, a saber las movilizaciones masivas -como solo los engranajes y los resortes de los que el aparato eclesiástico o el de los grandes partidos politicos (democráticos) disponen son capaces de poner en marcha- que se resumían fatalmente en dos tipos o variantes, respectivamente las manifestaciones contra el aborto, y por los derechos de las víctimas (del terrorismo, se sobreentiende).
Con motivo de la jornada del 12 de Octubre en Barcelona y de la concentración de Montjutich en la que participé entusiasta como aquí todos ya saben, surgió una discusión en el marco de la plataforma "la España en Marcha" organizadora de aquél en la que se vino atinadamente a sentar la distinción entre unas victimas y las otras, entre los que cayeron en defensa de la unidad de España frente al separatismo y los que fueron por razón de sus compromisos más o menos turbios o confusos con el régimen (o sistema) democrático que alumbró entre otras criaturas mostrencas o abortivas, las autonomías vasca y catalana.
Escena del film "La batalla de Argel" En la foto, el protagonista que interpretaba la figura del general Massu. La guerra de Argelia puso palpablemente de manifiesto la contradiccion irreductible e irresoluble entre la defensa del Orden y de la Civilización frente a la agresión terrorista, y el ideal democrático, como ocurriría igualmente en el combate contra el terrorismo de la ETA en las VascongadasPolicías, militares guardias civiles, defensores por definición de la Unidad de la Nación y del Orden (con mayúsculas) y políticos y diputados de los partidos democráticos puestos todos bajo el mismo rasero o común denominador de víctimas de la violencia "venga de donde venga" Con lo que se venía a caer fatalmente en la amalgama entre los verdaderos terroristas y los que les combatían por puro patriotismo -y violentamente (¿como si no?)- al margen del ideal democrático, como fue mi caso y el de otros muchos.
No conozco o no estoy al tanto -vaya dicho de entrada- de la situación exacta en el país vasco las horas que corren y por consiguiente me auto/impongo un bemol por razón de fuerza mayor como quien dice a la hora de a abordar una tema -el de las víctimas del terrorismo- en estrecha relación con la situación (desde esa óptica) en aquella región española.
Y sí dispongo en cambio de un barómetro sensible y fidedigno en extremo en este balcón privilegiado de Brusselas y de Bélgica en su conjunto donde resido que no dejó de ser campo de batalla o línea de frente también en el combate anti-ETA desde los inicios prácticamente de la organización terrorista, y del que tuve siempre conciencia, desde los primeros años de mi estancia aquí y en particular desde que estalló el célebre escandalo de la extradición fallida de dos presuntos etarras refugiados en Bélgica -a medidos de los noventa-, de estar ocupándolo (prácticamente) en solitario.
La línea del frente internacional del combate anti-ETA, la que pasaba por Bélgica y Bruselas por lo menos, dejó de estar activa -en eso creo poder ser categórico- grosso modo desde los atentados del 11 de marzo, como si hubieran perdido (irremediablemente) entonces la batalla de la opinión pública (francófona y no sólo) como si con las víctimas (inocentes) de los atentados de Atocha el precio (en sangre) del rescate -o de la expiación- se hubiese hecho efectivo (por completo en lo sucesivo. Me refiero el precio de sangre, que el otro, el precio político lo pagaron (justificadamente o no) otros como aquí todos ya saben
¿Figuraciones mías lo que precede? No lo creo, la actitud de los poderes públicos en Bélgica hacia la ETA y sus miembros cambió radicalmente desde entonces y de hecho se empezó a aplicar hasta hoy la tolerancia/cero, como lo ilustraría la extradición (fulminante casi) de varios miembros de la ETA que pretendieron repetidamente, en el nuevo clima del periodo que se abrio a seguir a aquellos atentados, encontrar refugio en Bélgica, y sobre todo la actitud de la opinión pública hacia España y los españoles y en general en relación con el fenómeno del terrorismo de la ETA cambió radicalmente. Como si se hubiera puesto fin a la hora/vasca que duraba ya aquí desde hacía décadas y en todo caso desde que yo puse aquí el pie por vez primera (segunda mitad de la década de los ochenta)
Como si los españoles en su conjunto hubieron pasado de repente en la mente de los belgas -y pari passu sin duda también en otros países europeos- a poder revestir ellos también el estatuto de víctimas, algo reservado hasta entonces -tratándose de España y los españoles- a vascos y catalanes (sobre todo a vascos), lo que se vería traducido en un cambio sensible de actitud y de trato (en mejor) hacia nosotros que me fue confirmado por otros españoles aquí residentes. La sentencia del tribunal europeo de los derechos del hombre se habrá visto seguida en cuestion de horas de la excarcelación dos figuras emblemáticas -de las más sanguinarias- de la banda terrorista, una en España y otra en Inglaterra, lo que habrá ofrecido el pretexto que ni pitado para el arrancar de nuevo de toda la maquinaria de movilizaciones del victimismo democrático organizado (y mido mis palabras) Y volveremos a ver las mismas consignas de siempre en los de siempre. ¡Capitanes de derrota!
A la ETA la habrán combatido eficazmente hasta obligarla a suspender sus campañas de atentados sangrientos los cuerpos armados y también el patriotismo de muchos vasco/españoles anónimos. La clase política y sus correas de transmisión en las instituciones del estado no habrán hecho nunca en cambio -salvo honrosas excepciones- más que darles balones de oxígeno. Existe un victimismo profesional en la clase política como existe (de antiguo) un anti-terrorismo profesional y no me refiero al GAL o no sólo a ellos.
En la foto, a la salida de la sala del tribunal en Bruselas -mayo del 2002- que me condenó a cuatro meses de cárcel por "un delito de rebelión" -mi acto de protesta delante del Palacio Real en mayo del 2000- y me absolvió en cambio por falta de pruebas de la acusacion de incendio voluntario contra la sede de HB en Bruselas (febrero del 96) En mi combate (en solitario) contra la ETA en Bélgica tuve siempre que cargar con la incomprensión del victimismo pacifista y democratico de "la Coordinadora por la Paz" (eurofuncionarios españoles de los partidos democráticos, incluído el PNV) que no dudaron en acusarme (hipócritamente) ante la policía belga -célula Anti-Terrorrismo- e hicieron innegabemente presión para mi inculpación judicial en los tribunales aquí, de la que fueron cómplicesY un ejemplo (mas elocuente que todas las palabras) de lo que aquí decir estoy queriendo me lo ofrece el caso de un miembro de la escolta de protección de la Embajada de España en Bruselas (o así me pareció a mí que ejercía por lo menos) que "sobrevivió" a todas luces -guardando su (apetecible) destino quiero decir- a los atentados del 11 de marzo y la llegada al poder de los socialistas y que dirigía -desde los inicios de la era Aznar- el servicio de orden en las concentracciones aquellas de tres minutos (tres) de silencio -y vuelta a casa sin rechistar- de duelo por las víctimas de la ETA en el barrio de las instituciones europeas y que estuvo a punto de llegar a las manos conmigo -que no me achanté- si no hubiera sido por la intervención rápida de agentes de la policía belga. ¡Pesadilla de guardaespaldas democrático el individuo aquél (policía nacional o guardia civil en activo o en situación de retiro, o agente de seguridad apenas o lo que fuera) !
"Estos son peores que los otros!", le oí decir refiriéndose a mí, -la primera vez que le vi de improviso (como un recién llegado) en aquellas concentraciones pacifistas (anti-ETA)- "¡hay que echarlos de aqui a patadas, a patadas!" le oí farfullar a los oidos del embajador Benavides (del PP) alla por la segunda mitad de la década de los noventa.
Y ahora con el reanudar de la manifestaciones victimistas, no lo puedo remediar, me parece verle de nuevo buscando siempre a ocupar todo el espacio o la escena, como un advenedizo -como hizo siempre aquí en Bruselas- de mascarón de proa o de figurón en primera fila. Y a fe mía que no veo más que a él, y que se piense de mí lo que se quiera)
ADDENDA (URGENTE) Hago partícipes a mis lectores de la convocatoria para mañana en Madrid que me acaba de llegar, de la Plataforma "España en Marcha" en contra de la excarcelación de etarras (de resultas de la sentencia del tribunal europeo sobre la doctrina Parrot) bajo el lema "Ni un etarra más en libertad" que hago enteramente mío por supuesto
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