Nueva reedición de la antología de José Carlos Mainer (1971) Un asunto tabú para el autor hasta no hace mucho. ¿Cinco años abordando el tema (prácticamente) en solitario en mi blog difunto de Periodista Digital con frecuentes glosas a esa obra -y referencias a su autor- habrán servido acaso de acicate a su autor? Humildemente me lo preguntoConoci en persona a José Carlos Mainer allá por vuelta de la primavera (o finales del invierno) del 99 -¡cuanto tiempo ya!- en una conferencia (que ya evoqué repetidamente en mis crónicas) que dio él en el Cervantes de Bruselas que venía de iniciar su singladura apenas dos años antes -llevaba yo ya bastantes allí (...)- y atravesaba en aquellos momentos una fase marcada por la incertidumbre y las expectativas de cambio cultural ya en plena era Aznar, y tras ceses y nuevos nombramientos sufridos en la dirección de aquella filial del Cervantes en la capital de la UE que nos hacía acariciar la esperanza a algunos -¡craso error de óptica o apreciación!- que algo estaba substancialmente cambiando en el ámbito de la cultura y de la literatura en clave ideológica también en la España de entonces, más de dos años después del inicio de la era Aznar y tantos años ya sobre nuestros hombros o a nuestras espaldas de bien/pensancia cultural y literaria en lengua española (de la península)
Y fue tal vez precisamente aquella conferencia la que acabó de arruinar mis esperanzas (tan caras) aquellas, porque José Carlos Mainer ofició mejor tal vez que nunca lo habrá hecho ni antes ni después, de santo/pontífice de lo literaria y políticamente/correcto en materia de literatura sobre el franquismo y la guerra civil y temas adláteres o relacionados o íntimamente asimilados, a lo que nos tenia acostumbrados de antiguo desde los inicios del felipismo por lo menos -a través de las paginas literarias del diario El País-, después de haber leído su nombre y haber oído hablar de él bastantes años antes, exactamente en el 71 -era yo un adolescente de veintiún años entonces- con motivo de la publicación por "Labor" una editorial (todos me lo reconocerán) perfectamente integrada en la cultura oficial de la España de entonces y sin dar muestra alguna de veleidad subversiva o en materia de reivindicación de libertade de expresión, de ideas o de una literatura de signo ideológico discrepante o disidente por nimia o camuflada que se viera. José Carlos Mainer en las declaraciones -profusamente difundidas en los medios- declara ahora que su libro fue muy bien recibido (y vendido), y esa es la idea que nos quedó a algunos desde luego.
Asi se expresaba José Carlos Mainer en el prólogo a esta obra fechado en marzo del 2003, refiriéndose a ella y a otra de temática análoga publicada casi en simultáneo "Entre las dos se las han compuesto para quitarme de la mesa un trabajo siempre pendiente: revisar y actualizar mi Falange y literatura de 1971. Ya no hace falta. Así debía ser y no seré yo quien, ni siquiera en ese punto, vote a favor de la nostalgia" Los tiempos -y los vientos- cambian (...)Lo que se calla por lo que sea y que da la clave del éxito editorial (de venta) de su libro aquél -una recopilación (comentada) más que otra cosa- era la imagen de obra a contracorriente de aquel título suyo que de una manera u otra -como un adoquín en la mar que dirían los franceses- venía a llamar ruidosamente la atención en los escaparates de las librerías literalmente inundadas de literatura marxista o filo/marxista o cripto/marxista (y que sé yo) en la España y en Madrid y en la Universitaria madrileña de entonces (años antes de la muerte de Franco), como el propio autor viene a reconocerlo tras tantos años de abjuración (¿como llamarlo de otra forma) de lo que había escrito y publicado a su nombre en una vida/anterior (como quien dice), por el abordaje "benevolente" (es cierto) aunque solo fuera, que era el suyo de toda una literatura de signo ideológico (falangista) de la guerra y de los primeros tiempos de la posguerra, que se veía ya arrumbada desde hacía mucho (como mínimo desde finales de los cincuenta) y puesta en la picota de la irrisión y del descrédito y por supuesto de la descalificación ideológica, y sobre todo por la presentación de la portada -clásica, sobria a mas no poder, en azul mahón o imperial- y sobre todo por el titulo que sonaba ya de entrada a una provocación entonces en los oidos y en las mentes de una (crasa) mayoría, "Falange y Literatura"
Y fue precisamente todo eso lo que me vino a borbotones a la mente oyéndole su conferencia del Cervantes de Bruselas "ad majorem gloriam" de la prensa rojo/republicana -en particular anarquista y comunista- durante la guerra civil, como si los "otros", los del otro bando hubieran carecido de ella, y ya en el coloquio final asomé un poco la oreja o el plumero preguntándole -ante el estupor (y el escándalo visible) del publico asistente- por la revista "Escorial" que se mereció una respuesta un tanto azorada de su parte, pero fue sobre todo al final llegado el momento de la firma de autógrafos cuando la cosa degeneró y fue cuando evoqué delante suyo y de la directora del Instituto entonces María Victoria Morera y algunos de los asistentes que le rodeaban, su libro "Falange y literatura" y que acabase respondiéndome en un tono desabrido y de malas manera, y acabásemos -sin llegar a las manos por cierto- como el rosario de la alurora, tal y como es fácil de imaginar o suponer.
En el personaje central de esta novela de Juan Marsé (un protegido de Ridruejo y sus amigos catalanes) creía ver Mainer un trasunto de Luys Santamarina, al que en sus declaraciones de ayer reprochaba de haber estado hasta el final de su vida en nómina de un régimen en el que ya no creía. Una rehabilitación o rescate literario -lo que practica Mainer- al precio del descrédto y de la irrisión. No es él sólo, pero él sin duda con más motivos para abstenerse de hacerlo que otros"No sabía yo que el Cervantes de Bruselas estaba ahora en manos del PP" (o algo así se le oyó farfullar) Y que el incidente fue sonado me lo da a pensar (o sospechar) el detalle todo menos trivial que otro pontífice -entonces por lo menos- de lo políticamente correcto, compañero suyo en la redacción del País, Manuel Vicén, canceló una conferencia anunciada en el Instituto justo a seguir a la suya. El libro aquél que sólo ahora se ve reeditado cuarenta años después, pesaba a todas luces no poco a su autor hasta al punto que le incomodaba de aquel modo y manera el que se evocase en su presencia.
Y el mismo estado de espíritu volvería a traducir con ocasión de la publicación de dos obras íntimamente relacionadas con la temática de aquella suya, hace ahora una decena de años y que se siguieron de cerca una a la otra, y me refiero a "La Corte literaria de José Antonio" y a "Vanguardistas de camisa azul" -de autora alemana- que habrán merecido mi atención en este blog (en su rimera época) y sobre todo en el otro ahora difunto que estuve redactando a diario en Periodista Digital y a la que dediqué allí algunas de mis crónicas.
En su prólogo a la primera, José Carlos Mainer venia a declarar solemnemente enterrada aquella obra tan problematica, en la medida que venía a saludar en aquella otra nueva de autores jóvenes (dos hermanos) que le merecía su prólogo, algo así como el entierro definitivo de la suya que no se merecía a sus ojos más glosas o epílogos, los que fueran. "A partir de ahora ya no hace falta"
Los tiempos y los vientos cambian que es una barbaridad no obstante y José Carlos Mainer por lo que sea se vea ahora, cuarenta años después de la publicación de su antología o recopilación (comentada) y diez años después del prologo aquel a lo que debía parecerle apenas un comentario o epílogo a su libro anterior, en la necesidad de volver a la carga con una versión corregida y (considerablemente) "aumentada" de aquella antología primera.
Dice ahora que "no cambió" y nos lo creemos, pero la ambigüedad innegable que presidió la aparición de "Falange y literatura" -tanto en el contenido del texto como en su contexto- viene a notarse fatalmente otra vez ahora. Entonces los falangistas eran "discupables" (en parte al menos) -comparados a las demás fuerzas intégrantes del bando nacional-, ahora a creer a Mainer ya no lo son tanto, en cambio (a tenor de sus declaraciones recientes) se ven rescatados literariamente mucho más de lo que lo eran entonces (en la versión original de esta obra corregida y aumentada ahora)
Y cabe glosar -en guisa de conclusión- que Mainer tal vez no haya cambiado pero que el panorama literario español y el ideológico también sí lo han hecho en cambio o lo está haciendo a marchas forzadas, y de qué manera. Y esa sea tal vez -por parafrasear a Nietzsche- la noticia más extraordinaria de nuestra época (...)
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