miércoles, octubre 09, 2013

DOCE DE OCTUBRE EN BARCELONA (al encuentro del destino)

Entrada de los nacionales en Barcelona por la Diagonal. Todas las casas estaban engalanadas de arriba a abajo de banderas españolas dándoles la bienenida. Lo cuenta (fuera de toda sospecha) Adolfo Marsillach -que lo vio de sus propios ojos de adolescente- en sus memorias
Sans -Sants en catalán-, como yo aprendí a decirlo y a escribirlo por la primera vez en mi primera visita de adolescente a la Ciudad Condal, es una barriada del núcleo urbano de Barcelona situada por debajo de la Diagonal lindando por su parte Sur con las faldas de Montjuich, de fuerte raigambre obrera de antes de la guerra civil donde proliferaron los anarquistas de la CNT-FAI y más tarde en la posguerra, área de fuerte concentración de inmigrantes procedentes de otras regiones de España en particular de andaluces que fueron motivo de obsesión para el joven Jordi Pujol. Y viene ahora al primer plano de la actualidad nacional con motivo de la prohibición a manifestar allí que acaba de dictar el Govern (léase la Generalitat) el próximo sábado 12 de octubre, a un colectivo de seis formaciones, "la España en marcha", que contaban marchar en manfiestación desde la plaza de Sans por la Gran Vía hasta la plaza de España y desde allí hasta Monjutich.

Y la noticia de la prohibición tal y como viene siendo aireada y cacareada en los medios dentro y fuera de Cataluña es tendenciosa y desinformante, si se tiene en cuenta que la medida se refiere sólo a la primera parte del trayecto, por lo que los manifestantes podrían hacerlo en principio a partir de la plaza de España en dirección de Montjuich. Los motivos alegados por la prohibición -que haya echo publica a raíz de una pregunta del representante en el consejo municipal de la Ciudad Condal de un partido de extrema izquierda (CUP)- son los riesgos de alteración de lo orden publico y de poner en serio peligro la seguridad ciudadana por la convocatoria de manifestaciones de signo opuesto no lejos de allí lo que podría dar lugar a incidentes y altercados.

¿Sólo eso? ¡A otro perro con ese hueso! Porque en la mente de los responsables municipales y de la Generalitat la aprensión es mas que verosímil que un barrio del perfil y de las características de esa barriada de Sans -de raigambre obrera y de extracción inmigrante en una proporción considerable- pueda ser terreno abonado para unos grupos o formaciones en los que los medios creen encarnar la versión española de esa amenaza de una extrema derecha en auge en toda Europa que conforme a la consignas de lo políticamente correcto en vigor y en circulación habría que conjurar y desactivar y neutralizar por todos los medios. La motivación ideológica y política de la prohibición parece clara desde luego lo que no esta ya tan claro es la constitucionalidad (y legalidad) de la misma. Ni tampoco su procedencia conforme a criterios de simple oportunidad (política)

Hace ahora diez días tan sólo Madrid fue teatro en algunas de sus zonas más céntricas y concurridas de una manifestación no autorizada -para lo que no se había pedido permiso ni siquiera- y que dejaba traslucir unos designios -la acampada sine die delante del Palacio Real hasta la proclamación de un proceso constituyente (sic)- claramente anti-constitucionales por no decir francamente subversivos. Y lo menos que se puede decir es que en el caso que nos ocupa la Generalitat habrá demostrado menos escrúpulos e inhibiciones a la hora de prohibir (cortando por lo sano, léase modificando sustancialmente el trayecto) una manifestación en favor de la unidad de España, sin duda porque no son tontos y se temen que un acto de esos tonos y matices acabe aclarando a muchos las ideas en relación con la situación por la que atraviesa Cataluña y que la actitud que aquellos encarnan y las posturas y las banderas -de unidad, en contra del separatismo- que vienen enarbolando acaben prendiendo como la pólvora en Barcelona y en el resto de Cataluña.
Capitán Fernando Lizcano de la Rosa, oficial laureado de la Legión. Fue jefe de los Mossos de Escuadra tras el 6 de octubre del 34. Fusilado en los fosos de Montjuich tras fracasar el Alzamiento en la Ciudad Condal
Un fantasma viene rondando además las mentes y los espíritus y gravitando sobre todo lo que rodea de cerca o de lejos las actividades de la llamada extrema derecha (española) y es el fenómeno inédito por tantos conceptos que viene a encarnar en Grecia el partido "Amanecer Dorado" y el escándalo montado en torno a la operación de persecución de desmantelamiento -en el terreno judicial como en al plano puramente político y en los medios- de la que viene viéndose blanco desde hace unas semanas. He estado visionando un vídeo sobre un acto de solidaridad con ese partido griego celebrado días pasados en la ciudad de Málaga, y el dato de la localización geográfica de dicho acto es sin duda todo menos anodino, si se piensa -conforme a ecos parecidos en la prensa que en otras zonas del litoral mediterráneo español -por ejemplo en las Islas Baleares- se viene produciendo testimonios y manifestaciones de simpatía y solidaridad hacia ese movimiento catalogado de neonazi en los medios "urbi et orbe", como si el Mediterráneo entero -de una orilla a la otra en frente y en lo más hondo se llenara de pronto de sus eslogans, de sus consignas, de sus marchas y de sus himnos, de sus ademanes y de su gestos marciales.
Batería del Castillo de Montjuich, emblemático en extremo del poder militar español en Cataluña. Afirmar allí la españolidad de Cataluña es la mejor forma de conjurar el culto de martirologio a Companys, marioneta de los asesinos de la FAI durante la guerra civil
Mimetismo mediterráneo (por llamarlo así), angustia social -la expresión era de Ramiro Ledesma- por todos los desclasados (en sentido marxista de la expresión) que viene produciendo la crisis, y más que nada por la psicosis de incertidumbre que aquella fatalmente engendra mas profunda y mas grave que ls mismas situaciones precarias que con no pocas dosis de sensacionalismo nos traen a diario a colación los medios, lo que se palpaba o respiraba (y mucho más) en el vídeo al que aludo mas arriba, en las palabras del interviniente y en las reacciones del publico agolpado en torno suyo. Y un sentimiento de cita con el destino, de estar cruzando el Rubicón o el Ebro o el Rin, -después de mil incursiones los años pasados por el río del tiempo- es el que me invade mientras concluyo estas líneas.

Desprendiéndome de las últimas reticencias y combatiendo por todos los medios esa negra melancolía -como la de Nietzsche- que me invade ante el espectáculo nocturno que ofrece la actualidad candente, y me pongo a gritar como el profeta bíblico o el centinela de la Edad Media, custos, quid de nocte? ¿Centinela que hay de la noche? ¿Qué está ocurriendo en el mundo, en Europa, en España y en Cataluña? Mientras me dispongo a salir -como Zarastustra en la montaña- al encuentro del destino, interiormente cansado (del bregar en la oscuridad), es verdad, pero la mente alerta y al acecho y el ánimo confiante y tranquilo

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