domingo, agosto 16, 2015

Canto de los Ungidos (poesía en domingo)

¡Animo hazte grande Juan!
Que estás aún a tiempo ¡Arriba!
Antes de que se haga tarde
En el mundo y en tus vistas

Deja las cosas pequeñas
sean sencillas o mezquinas,
dejáselas a los otros
que a ti no te va esa rima

Que tu naciste poeta
de promesas y venturas
y profeta (¡ay!) desarmado
de derrotas y desdichas,
de ocasos y decadencias
y de una fe rediviva
en tú mismo como en otros
(que se merecen tu estima)

Sé grande, pon tu alma en pie
no dejes que se deprima
que se arrugue, que se encoja
que se ahogue en mil naderías

Que para eso fuiste ungido
¿O que fue si no tu vida,
esa trayectoria sin par
-¡dios qué cruel singladura!-
que el Destino te reservó
de pie y solo en la llanura?

¿Unción profética (y sagrada)
o unción real sí, la mía?
¿A ser alzado en el pavés
de la Eterna Monarquía
en un mundo de plebeyos
que desprecian y abominan
del jus sanguinis (de la estirpe)
de la nobleza divina
de unos dioses que murieron
que vuelven o resucitan
alumbrando un mundo nuevo
con sus luchas y sus cuitas?

Hazte grande, sé tú mismo
cree sin miedo, ten fe viva,
ciega en la victoria final
en tu rumbo (en tu divisa)

O crece o muere, no hay tres:
o vencido por natura
o nacido para vencer
sin cejar nunca en la lucha
hasta que alcance el laurel
al cabo de la aventura

O subalterno o (gran) señor,
o rey/ungido u okupa.
¡Misterio del Santo Grial,
de un ideal que perdura!

¡Qué cruel destino el mío
sólo y perdido entre runas!


Bella y salvaje así te ves.
Y así me gustas tú, fiera,
Y miedo me da –no rías-
tu fuga, loba feroza

¡Tanto misterio (de fuego),
tanta vida joven en flor!

Del lado del que te mire,
del de tu clase, princesa,
o del de tu estampa lozana
O el de tu garra y de tu ardor

Del de tu brillo, “doctora”,
de tu chispear agreste
de ave rara (avis) exótica,
De mirlo azul blanco ¡mi amor!

Del de tu vuelo de altura
cayendo en circunvalación
y viniendo a posarte aquí
a tiro, de mi imaginación

Y así fue que te cazé (¿o no?)
Así fue como caíste
en las redes de este fauno
(de un fausto o pobre diablo,
de un macho hispano ¡que horror!)
Y desde entonces vuelas
y cantas sin darte cuenta
en una jaula dorada
(¿O todo es flor de mi obsesión?)

Obseso por ti, eso soy,
a punto de volverme loco,
de verte por todas partes
en fotos sepia o sin color

De confundirte con otras
de compararte con ellas
sin cegarme (eso tampoco),
libre y cuerdo en mi sinrazón

Y presto a arrojarme al pozo
¿Por ti que no haría yo?
A bajar al rio de tu cuerpo,
a la pila del deseo,
diosa Venus ¡Mi altar mayor!

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