martes, agosto 11, 2015

Oda al Lago Leman (poesía en domingo)

Por razon de fuerza mayor me fue imposible ayer acudir a mi cita poética de los domingos, a la que acudo no obstante ahora con un dia de retraso. Y sobre todo con gusto. ¡Que os aproveche!

Todo tan rápido y fácil,
llegué y vencí de un tiro,
de un vistazo quiero decir
a un país que yo hice mío

Así hoy lo veo (así lo sentí)
tras dejarme de remilgos
aunque no quise verlo así:
no hubiera sobrevivido
al chorro de rayos de luz
de la verdad de mí mismo,
de un alma infantil -¡por siempre!-,
de mi corazón desnudo

Al amor de una patria carnal,
patria (suiza) de adopción,
que fue el país del refugio
como quiso dármelo a mí
aunque no hubiera podido
y por eso le perdoné,
por eso volví sumiso,
mi mente en fuego abierta en flor
a sus sendas y caminos

Como el regreso de Ulises
con el corazón rendido
mirando hacia el lago Leman,
preso total de su hechizo,
de su espejo azul turquesa
en el calor (suizo) de estío
¿Sepulcro del Santo Grial
el lago manso y tranquilo?

¡Espejo de Serenidad,
de un universo perdido!
Riendo en el fondo del lago
no muerto, semi dormido

Por eso fascina tanto
¡Qué bien me sentí! ¡lo juro!
¡No me importa lo que piensen!
¡Como en ningún otro sitio!
Como un útero materno
¡De vuelta al centro perdido!

En busca de un continente
a la hora del Destino
que irresistible te llama
y te empuja a ser tú mismo,
a asumir todo un pasado
de prenda (gentil) de futuro

Que me decía ¡ven, ven!
en la tarde (entre murmullos)
Y le respondí ¡no ahora no!
Aunque volveré ¡seguro!

Al final de mi “jornada”
cuando ya no esté en el mundo,
al crac de las gaviotas,
hecho ceniza y suspiro


Cuánto me acordé de ti
mientras bajaba hacia el rio,
cuánto te eché de menos
junto a aquel viejo molino
donde temía verte, sí,
como un globo suspendido
en el aire del cielo aquél
¡cual verso suelto amor mío!

Temiendo que aparecieras
que se rompiera el embrujo
de tu ausencia ¡fiera, loba!
Que me anegase tu mundo
de planes y de proyectos,
que el cielo se hiciera añicos
encima de mi cabeza,
sin avisarme, sin ruido.

Pero al final sobreviví,
salí ileso, guardé el tipo
del trance aquel tan incierto
y me puse a amarte infinito
yendo de nuevo a tu encuentro,
a reír y a soñar contigo

Que el amor todo lo puede
hasta lo más imprevisto,
siempre a la espera (en el cruce
de tu destino y el mío)

Por eso espero a lo lejos
verte llegar con sigilo,
cuando llegue el (gran) momento,
la hora y el minuto justos

Cuando menos yo lo espere,
cuando tú quieras cariño
porque sé que no me engañas
que dices verdad a tu estilo
confuso e insinuante
entre guiños y acertijos

¡Como un cuadro al claroscuro
tu natural complicado
ahora y siempre femenino!

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