domingo, agosto 23, 2015

Tiempo A Favor (poesía en domingo)

Cuanto más cerca la Nada,
más hondo y negro el vacío:
más cerca tu salvación, Juan,
al borde del precipicio.

Y cuanto más fuerte el rival
más brillante y apolíneo:
más verde e inexperto (¡siempre!)
en juegos de hombres maduros,
como dijo el gran Alain Prost,
dios de la Fórmula Uno
que desempata (decía él)
los hombre/hechos, de los críos,
y cuanto más grande el envite
y más incierto el destino,
más te sonríe tu estrella
y más confías en ti mismo,
en la fuerza de tu brazo,
(como lo manda el dios bíblico)
de tu temple y de tu diestra
forjada en mil lances bravíos

Como me sonrió allí dentro
en el pozo aquél umbrío
cuando todo se hizo negro
en redor de mí –¡qué frío!-,
como me sonrió hasta hoy
cuando me vi en grave apuro
en los trances más confusos
y también en los más duros
y en los más crudos e inciertos,
que de llorar estuve a punto
-por el amor de una mujer-
y ahora ¡cuánto me río!
Recordando aquellas risas
brotando de mi humor sombrío,
de verme tal cual era (y soy)
tras un mirar femenino
que me descubrió mi alma en flor,
reflejándose en el mío

¡La salvación por la Mujer
destino del Hombre el suyo!
Patria e isla de salvación
cuando todo creemos perdido,
y así fue siempre cara al sol
y en esta hora del partido,
de un juego contra reloj
que ganaré (estoy seguro)
-¡tan seguro como que hay dios!
en el último minuto
con todo el Tiempo a mi favor
(que me metí en el bolsillo)


Te gusta llevar escolta
sola o con perros mastines,
te da miedo andar, ya veo,
junto a estanques de delfines
que muerden y juguetean
cual niños (enfants) “terribles”
que no matan ni (mal) hieren
y excitan tu instinto de tigre,

De tigresa siempre de uñas
¿Sin alma y sin escrúpulos?
¡Mujer sin corazón eso eres!
Cual muestra de surrealismo,
Como la bella radiante
de cuerpo inerme y desnudo
en la disección aquella
de un estudiante perdido,
de un bohemio (un mal poeta),
en su buen poema “maldito”

Bella como la Muerte
o como una luz invisible,
eso eres pequeña "monstrua"
Te lo digo antes de irme
a vagar triste entre sombras
de vuelta al nido (vacio),
a un reino de soledades
¡Nido de águilas el mío!
Siempre avizor y al acecho
esperando el momento justo
día, hora e instante exacto
¡Milésima de segundo!
Que te dejes ya de antojos
y sepas ponerte a tiro.

Como el día aquél (no hace tanto)
que no olvidé ¡te lo juro!
cuando embestí desde lejos
con calma y bien decidido,
despacito y sigiloso,
al verte allí de improviso
tú junto a aquellas escoltas,
y supe abrirme camino
(¡todavía no sé cómo!)
y te robé un beso amor mío,
sin que los perros ladraran
¡Elegante, impecable y fino!

O como esa otra vez
tú y yo solos entre libros
que te robé una mirada
y me dejaste prendido
de tu sonrisa guasona
¡No me lo hubiera creído!

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