lunes, agosto 18, 2014

FERGUSON EL SILENCIO DEL TEA PARTY

En esta obra cumbre de James Ellroy, de su trilogia "Underworld USA", se da a entender que el magnicidio de Dallas fue obra de un vasto complot -con el telon de fondo de la agitación racial- en el que intervinieron anticastristas cubanos, mormones del Far West, sudistas del Klan y la Mafia italo/americana. Y en la novela, el autor material del atentado -en el que habrían participado varios tiradores- lo es un francés, antiguo activista de la OAS que habia combatido durante la Segunda Guerra Mundial tanto en la filas de la Colaboración (primero) como después en las filas de la Resistencia. Esta claro como sea que con su actitud beligerante y cómplice de la minoria afroamericana en su campaña de odio racial, Kennedy se enajenó amplios sectores de la opinion publica y de la sociedad norteamericana. Hasta nuestros dias. ¿Un mito (de piel dura) -entre españoles más si cabe- con sus días contados?
Me pongo a escribir estas líneas mientras el destino del mundo –léase de la mayor potencia del planeta- parece pendiente de un hilo, quiero decir del desenlace de la guerra (rabiosa) de propaganda que están riñendo los medios de la prensa global dentro y fuera de Norteamérica en torno al resultado de la autopsia (la primera) del joven afro americano muerto a tiros en un incidente con un agente de policía del estado de Missouri, a las puertas del "Sur profundo" ("Deep South") de los Estados Unidos. Se rindió no se rindió, después de haber agredido (a todas luces) –según el video que se habrá difundido con gran consternación e indignación de sus familiares y partidarios (y correligionarios) y del conjunto de la comunidad afroamericana USA)- al encargado de un supermercado del que acababa de substraer artículos (también a todas luces)

En la guerra como en la guerra, lo que cuentan no son los hechos sino como son recibidos o interpretados, y en ese reto supremo de al interpretación de ese incidente fatal la autopsia que le habrán practicado juegan una baza decisiva en el seno de la opinión pública. Lo que no nos impide a algunos ni formarnos nuestra opinión ni tampoco el echar un cuarto a espadas en el tema, faltaría Y está claro que la guerra de propaganda en torno a este oscuro incidente (en apariencia) anuncia un reencenderse de al guerra de razas o por motivos raciales en el país más emblemático de anti-racismo de todo el planeta. 

La Segunda Guerra Mundial se presentó así, pero fue más bien una guerra ideológica –o una guerra civil europea- en la que la raza o si se prefiere un mito racial –el de la raza aria- jugo un protagonismo innegable, pero no exclusivo ni mucho menos. Porque en sustancia fue una guerra entre blancos, nadie lo podrá negar, del lado de los vencidos como del de los vencedores como lo ponen tan ruidosamente de manifiesto las fotos de las grandes conferencias internacionales que sellaron el final del conflicto.
Los padres fundadores de la Nacion americana inmortalizados en roca caliza en el corazon de las Montañas Rocosas. Junto a los tres otros -Washington, Jefferson y Theodore Roosevelt- que parecen formar una piña, Lincoln en cambio, como si fuera la oveja negra, hace figura aparte, al lado de las otras estatuas. El presidente de la discordia, de la guerra civil. Lo que hasta hoy no le perdonó la memoria de los vencidos, encarnados grosso modo en ese Tea Party representativo de un sector considerable de la sociedad USA, refractarios al presidente (negro) Obama, y a todo lo que representa
Como lo había sido la Primera Guerra Mundial también. Un enfrentamiento entre germanos y otros variedades o sub razas europeas –latinos, celtas, balcánicos- de un lado y del otro mayormente eslavos y anglosajones. Blancos contra blancos ya digo, como lo ilustran un comentario que le leí a Leon Degrelle evocando en sus memorias el avance de la Legión Valona hasta el Cáucaso a través de territorio ruso (y ucraniano) y donde decía que los pueblos eslavos eran “la base de la raza blanca”

La guerra del Vietnam que empezó siendo (o llamándose) de Indochina sí que se puede considerar en cambio –antes de las guerras de liberación anti-colonialistas en Asia y África, antes incluso que la de Argelia- la primera guerra de razas de la posguerra. Y en ella se vino a forjar una santa/alianza (racial) entre asiáticos y afro americanos –léase negros y amarillos- como lo ilustra la postura resuelta de Martín Luther King contra la intervención americana en el Sudeste asiático.

Una guerra que perdieron primero los franceses y acabaron perdiendo también los americanos, la primera derrota de su historia y por vía de consecuencia un poco también de los pueblos occidentales. Y así, lo mismo que la independencia de Argelia, que sellaría la derrota de la potencia colonia (francesa) tras ocho años de guerra, se saldaría con una invasión silenciosa del territorio de Hexágono de un flujo de inmigración musulmana que amenaza con convertirse en mayoría en un futuro que algunos tocan ya con los puntos de los dedos, en los Estados Unidos, la derrota en Vietnam se traduciría por un auge de las minorías raciales, en particular de dos de ellas la afro americana y la asiática, de un punto de vista demográfico la segunda y de un punto de vista en cambio de influencia y protagonismo en la vida política la primera como acabaría ilustrándolo la doble presidencia de Barak Obama el primer presidente de raza negra de la historia de los Estados Unidos.
"Lo que el viento se llevó" (1939), basado en una novela de 1936 (...) América, el mundo que pudo ser y no fue (de un tris) Si el general Lee, por ejemplo, hubiera atravesado el Rubicón (léase, si hubiera cruzado el Potomac atacando Washington) Y lo que pudo volver a ser setenta y cinco años después, si el partido de la guerra no hubiera ganado su partida (amañada) de póker, con la ayuda del Congreso Mundial Judío
Ahora o nunca, es lo que parece hervir en la mente de las masas afroamericanas y de sus dirigentes, en estado de ebullición por culpa de los sucesos de Ferguson –tomada por la Guardia Nacional, en las noticias de último minuto mientras escribo estas líneas-, y en la escalada que a todas luces están propiciando y privilegiando aquellos al socaire de la protección y de la ayuda e impulso decisivos que a todas luces esperan que les acabe llegando de la Casa Blanca en este trance tan crítico por el que atraviesan. Obama, de momento, se habrá limitado a declaraciones tímidas, vacilantes y cautelosas.

Y otro silencio mucho más hermético y ensordecedor a la vez por lo cargado de interrogantes y de significado lo es el del Tea Party que vienen canalizando y cristalizando la oposición al actual mandatario (negro) de la Casa Blanca entre amplios sectores –con una clara vocación de acabar siendo mayoritarios- de la opinión pública, entre la mayoría blanca de los Estados Unidos. A menos que haya decir que viene hablando por ellos el aluvión de comentarios unánimes en los medios en la red y en las redes sociales procedentes de esa mayoría silenciosa USA a la que aludo (…)

Revolución conservadora en puertas o asalto decisivo de las minorías como ocurrió con los pueblos barbaros en vísperas de la caída de Roma. Se admiten apuestas. Pero es cierto que si los descendientes de los adres fundadores de la nación (blanca) norteamericana quieren vencer en la batalla por la salvaguarda y preservación del legado que heredaron de sus antepasados (blancos) en la lucha tendrán que llevarse algunos mitos intocables por medio, el del presidente (católico/irlandés) de la Nueva Frontera, paladín de la lucha contra la discriminación racial, John F. Kennedy y antes que él la del presidente nordista que acabo vendiendo la piel de los sudista de la Confederación, Abraham Lincoln, que pagó con la vida el triunfo de su bando en la Guerra Civil americana, y que ve esculpid e inmortalizada su efigie –junto con los otros padres fundadores- en una estatua gigante de roca caliza esculpida en plenas Montañas Rocosas (…)

Un simbolismo que da idea de la magnitud del desafío que plantea este recrudecer de la guerra de las campañas raciales de la minoría afroamericana de los Estados Unidos, versión actualizada de una nueva guerra de razas

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