viernes, julio 08, 2016

ESPAÑOLES EN INGLATERRA, ¿GERMANOS O BEREBERES?

El reverendo Ian Paisley, líder de los unionista pro británicos y de los paramilitares protestantes de Irlanda del Norte, en el momento -justo antes de verse expulso "manu militari" del hemiciclo- de increpar al papa Juan Pablo II, que intervenía en una sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo (11 de octubre de 1988), al que acusaba -cargado de razones- de complicidad con el terrorismo del IRA en el Ulster. Lo que se mereció (públicamente) mi aplauso en su momento. El conflicto en Irlanda del Norte sufrió siempre de un fenómeno de refracción (deformante) en la opinión publica española, por factores de índole primordialmente religiosa (y confesional) -como una guerra de los buenos contra los malos, léase de católicos contra protestantes- que se verían acentuados y agravados durante el pontificado de Juan Pablo II. Fue una guerra no declarada, como lo sigue siendo la guerra civil española interminable. Que explica que Inglaterra -al contrario que Bélgica- no sirviera de teatro de operaciones de aquella como sí lo fueron en cambio Bélgica y Francia, los franceses por razón del santuario ofrecido a la ETA -que gozaron también de él (aunque en mucho menor medida) en Bélgica- y los belgas, por razón de la guerra de propaganda '(interminable) que tuvo en Bélgica (hasta hoy) su principal teatro de operaciones. Como sea, el Bréxit es un asunto interno de ellos que no nos compete (directamente) a los españoles
Emigración española (de antiguo) en Inglaterra, la gran desconocida. Hablo por mi y sin duda también por muchos otros, que no habrán oído hablar de aquella más que de oídas por razón de de acontecimientos recientes que habrán puesto a aquella en el primer plano de la actualidad, a raíz de la campaña en favor o en contra del Bréxit y de los incidentes que habrá traído consigo. Vivo hace treinta años en Bélgica, que figura (oficialmente) en el quinto lugar de países de destino de la corriente emigratoria española en Europa -tras Francia, Alemania, Suiza y el reino Unido- pero que proporcionalmente sea tal vez la mas densa -salvedad hecha de Suiza- y desde luego la mas significativa por razones de índole histórica política e ideológica.

De la gran corriente migratoria española en Europa de la década de los sesenta (y finales de los cincuenta) siempre centré mi atención sin duda por razón de un eurocentrismo innato en los españoles en las ramas de la misma (su gran mayoría) que se desparramarían por los países del continente dejando la Gran Bretaña a un lado, como un caso un tanto aparte sin duda para mí , aun sin darme de ello enteramente cuenta. La Gran Bretaña ademas fue el enemigo histórico -díxit Oliver Cromwell- de España siglos atrás, y Bélgica en cambio un país hispano y sin duda ello explica que Bélgica, fuese teatro de operaciones de la guerra civil interminable -con la cobertura logística que le daba la emigración española tal y como lo ilustra el santuario del que gozó la ETA por estas tierras-, y ello explica en cambio también que Inglaterra se mantuviera al pairo de todo aquello.

¿Sólo por eso? Se me antoja que haya otras razones que se enraízan en la idiosincrasia propia del pueblo inglés, y en particular en una tradición de neutralidad escrupulosa propiamente “british” que se puso de manifiesto durante la guerra civil española -primera fase o fase cruenta (1936-1039)- y se vería plasmada en el Comité de No Intervención que fue una iniciativa franco/británica, mucho mas desinteresada por parte inglesa que francesa (que venían ayudando militarmente a los rojos desde el momento de producirse el Alzamiento bajo cuerda) El Reino Unido además se vería blanco en las últimas décadas de una agresión terrorista -comparable mutatis mutandis a la que sufrieron los españoles con la ETA- y que cobró todas las formas de una guerra no declarada, como lo habrá venido siendo la guerra civil española interminable, desde la terminación oficial de la misma (el Primero de Abril del 39)

La ETA gozó en la practica de santuarios en Francia y en Bélgica y era difícil en cambio que pudiera encontrarlos en el Reino Unido embarcado en un conflicto en Irlanda del Norte frente a un enemigo -el IRA- que no ocultaba sus lazos (de parentesco ideológico) con la banda armada vasco-separatista. Y sin duda por eso -más aún que por razón de la distancie geográfica en un caso y de la cohabitación (mas o menos forzosa) en otro- me preocupó mucho la emigración española en Bélgica y en menor medida en otros países europeos -en Francia, Suiza o Alemania- y me desinterese en cambio casi por completo de la emigración española en Inglaterra pese a la proximidad geográfica que era la mía justo del otro lado del Canal de la Mancha.

Y sin embargo, se diría que su puesta ahora en el primer plano de la actualidad habrá sacado a relucir los muchas analogías y puntos comunes de la emigración española en Inglaterra con la que en su día llegó a Bélgica (por ejemplo) ¿Un mismo carácter guerra civilista en la emigración española en Gran Bretaña- que la que habré venido repetidamente denunciando de antiguo en estas entradas en relación con la emigración española en Bélgica?

No creo que quepa excluirlo de entrada, hay al contrario indicios que se diría que lo confirman. Que no vienen menos a poner al descubierto esa polaridad latente en la idiosincrasia española entre lo germano y lo berebere, que denuncio José Antonio Primo de Rivera en uno de su escritos tardíos como la causa última (y motriz) de la guerra civil y fue lo que él llamaba “rebelión bereber, que le parecía algo que venía germinando desde las honduras del siglo XIX en el seno de la izquierda española.

Inglaterra es un país anglosajón, léase germánico, de cultura no poco latina o latinizada -por la romanización- pero no hasta el punto de haberles hecho renunciar a su lengua germánica, pese a que lo intentaron sus soberanos de la dinastía normanda. Y aunque solo sea por un factor de orden lingüístico, estaba claro que la asimilación cultural de emigrantes españoles se presentaba allí mas difícil y problemática que a otra corrientes emigrantes españolas en países del continente, como Francia o como Bélgica. Los incidentes que se habrán producido con ocasión del Bréxit habrán sido ocasionados a todas luces -digan lo que digan los medios españoles- por la postura anti-Bréxit de un sector de la emigración española.

¿Culpa acaso solamente de los perro flautas españoles, a los que apuntan diagnósticos (certeros por lo demás) de las que aquí me hice eco? El incidente en la escuela española de un barrio de Londres tan aireado en los medios españoles -el diario La Razón entre ellos (fuera de toda sospecha)- parece insinuar al contrario un innegable protagonismo anti-Bréxit de parte de la comunidad emigrante española afincada de antiguo en la Gran Bretaña, tal y como parecen darlo a entender alguno de los entrevistados -emigrantes de segunda o tercera generación- en los medios españoles sobre el tema

¿Por qué ese protagonismo, hasta extremos de estrellato mediático como el da la española (anónima) -Lady Spain la llamaban algunos medios ingleses entusiastas (anti-Bréxit)- que interpeló (con el mayor desparpajo y de lo más respondona en un inglés sin reproche que denotaba su residencia de antiguo en el Reino Unido) a uno de los lideres del Bréxit en un debate de la BBC-, que habrá lógicamente extrañado -e irritado- a los británicos partidarios del Bréxit?

En un asunto (crucial) en el que en definitiva se jugaban su propio destino, algo mucho  menos trivial que los contratos de trabajo o las situaciones adquiridas de esos españoles emigrantes anti-Bréxit en el Reino Unido? ¿Por solidaridad emigrante, pese al hecho de que la propaganda del UKIP -el principal partido pro-Bréxit- se haya visto centrada en la emigración no europea y en la de países recientemente ingresados en la UE ? Es posible pero ahí parece aflorar se quiera ver o no esa tensión latente germano/berebere a la que hice alusión. ¿Acaso se sienten mas cerca algunos emigrantes españoles en Inglaterra -¿muchos pocos, y su descendientes?- de los emigrantes no europeos -a los que poco les une salvo una misma suerte (transitoria en principio) de inmigrantes- en los que de los germano/anglosajones.

En otros términos, ¿se ven a sí mismos menos germanos que bereberes? La pregunta me parece en todo punto pertinente, por más que pueda escandalizar a algunos Y la respuesta se ve sin duda condicionada por circunstancias propias a esa corriente emigratoria española que la distingue y caracteriza frente a otros colectivos de emigración, como el de los españoles emigrantes de Bélgica. En Bélgica la corriente migratoria no europea principal lo es la magrebí, originarios densu gran mayoría -del orden de un ochenta por ciento- del antiguo protectorado español de Marruecos, de los que algunos han conservado la nacionalidad española de sus antepasados (como lo ilustra su afluencia notable a las oficinas consulares españolas de Bruselas), con un basamento cultural hispano innegable a rastras por muy enterrado que en ellos se vean.

Y desde ese punto de vista es explicable (en parte) que en el choque de culturas -más o menos larvada- que la inmigración musulmana en los países occidentales arrastra fatalmente consigo, esos emigrantes españoles pudieran no sentirse aludidos, que es la impresión que aquí dieron de antiguo al que esto escribe. En Inglaterra en cambio el grueso de la inmigración no europea es de procedencia asiática, mayormente pakistaní, como lo ilustra el caso (emblemático en extremo) del nuevo alcalde de Londres y de su nombre -Sadik Khan- mas emblemático todavía.

¿Como explicar pues esa muestras tan flagrantes de partidismo de los que habrán dado muestras algunos representantes de la comunidad emigrante española si no, en ese contencioso emigratorio que divide a los ingleses y que no deja de ser un problema interno de ellos? ¿Fueron acaso a Inglaterra esos emigrantes españoles -ellos o los suyos- a integrarse plenamente, o a resolver en cambio una situación transitoria y temporal de precariedad en los planos social, económico y laboral, con la vista puesta en el regreso -conforme al espíritu que emanaba de los organismos oficiales correspondientes- , o fueron allí para quedarse sine die -ellos y sus descedientes- y sin decidirse no obstante a integrarse plenamente en la sociedad que les acogió generosa, léase negándose a renunciar una actitud y un estado de espíritu de emigrantes/perpetuos -ellos y sus descendientes-, y a complacerse en cambio en la situación (no poco dramática) de desarraigo -en todos los ordenes- que la emigración trae consigo,?

Sólo esto ultimo daría cuenta desde luego de ese protagonismo beligerante anti-Bréxit de los españoles residentes en Gran Bretaña, que tantos se habrá visto aireado en los medios españoles, y explicaría también con creces tanto las manifestaciones -aisladas- que se han producido ahora en contra de la comunidad emigrante como ciertos clisés mas o menos deshonrosos -igualmente aireados en los medios españoles- de los que que habrán por otra parte se habrán visto libres pocas corriente migratorias en la historia de nuestros países occidentales.

¿Se sienten acaso mas cercanos del colectivo emigrante no europeo en Gran Bretaña que de los autóctonos (british) de la Gran Bretaña? Tal vez sea su derecho. No lo sé. Un deber elemental de memoria -de fidelidad a sus propias raíces españolas y europeas- no deja de erigirse no obstante (en mudo reproche) en contra de ellos

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