viernes, mayo 27, 2016

MAMÁS BELGO/JUDÍAS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

La terminación de mi último libro, ya en vías de impresión, me habrá traído mas tiempo y esfuerzo de la que tenia previsto y esa es la causa de haberme ausentando -a mi pesar- de este blog los últimos días. Aquí me veo pues de nuevo, con mas ganas de escribir y de abordar la actualidad mas candente, si cabe que antes
Aviso a los internautas y lectores de mi blog: no es una película (la de la foto) Instantánea real -verídica- de un escena callejera en Madrid, de los inicios de la guerra civil tras el fracaso en la capital del Alzamiento. Botón de muestra del abundante material fotográfico y filmográfico en parte inédito que sale ahora a la luz en un documental de más de dos horas de duración sobre la guerra civil del 36 -”La tragédie des Brigades Internationales”- acabado de proyectar (en dos capítulos) días pasados en la televisión estatal belga francófona (RTBF) Del documental y del debate que la acompañó, salía a relucir el protagonismo belga tan exorbitante, proporcionalmente la mayor de todas las participaciones extranjeras en la guerra civil española, y dentro de ella -hasta un cuarenta por ciento (cuarenta)- de judíos belgas, de Amberes y de Bruselas. ¿Por qué ese protagonismo tan anómalo y tan abusivo en una guerra que no era la de ellos? Un interrogante que puede hoy sin duda levantarse en público en Bélgica sin que nos caiga el cielo ipso facto encima como hasta no hace mucho así ocurría, en el Quinto Centenario del 92 (por poner un ejemplo) En la instantánea filmográfica (de la foto) no se ve muy bien pero es un cuchillo (o una faca) enorme lo que la mujer llevaba en la mano. ¿En nombre de los derechos de la mujer, o de la democracia?
Últimas noticias del frente. Del frente Norte (léase belga) de la guerra civil interminable. No me lo esperaba, confieso que no me lo esperaba. Pero algo parece que esté moviéndose en ese frente tan monolítico y tan desatendido -me refiero por “lo buenos”- y a la vez de tanta importancia estratégica o geoestratégica, y la señal de alarma o al revés, prometedora, me la habrá brindado un programa televisivo -en dos capítulos, de más de dos horas de duración- - de la radiotelevisión estatal belga francófona (RTBF) emitido los últimos días y del que sólo tuve noticia de forma casual por persona amiga a la que estuve en un tris de increpar o de acometer (verbalmente) por la mala noticia, ante lo que me parecía el enésimo episodio de la guerra civil interminable de todos los que que ya habré vivido -y reñido- en persona (y por mi cuenta) desde que resido en Bélgica.

Pues parece que no, que esta vez me equivoqué, que no se trataba de un recrudecerse de la guerra civil (de los Ochenta u Ochenta y Cinco Años) interminable como Bélgica nos tiene ya acostumbrados -con la llegada de la primavera-, sino de un señal prometedora que la opinión publica en Bélgica esta cambiado o ha cambiado ya radicalmente en el tema, lo mismo (y esto sea tal vez lo mas crucial y el meollo a la vez de la polémica) que el poder cultural -medios, universidades, centros de investigación histórica- tal y como esta organizado y dispuesto y (políticamente) orientado en Bélgica y que tantas signos de guerra civilismo beligerante -por cuenta de nuestra guerra civil (interminable)- dieron en un pasado aun muy reciente.

Y señal (pari passu) de que la guerra civil española esté dejando de ser un fenómeno global (sic) -como lo calificaba hace un año púdicamente el País- a saber de propaganda global (léase de propaganda de guerra) Y se trataba de un documental francés de un guionista de la misma nacionalidad, “La tragedia de las Brigadas Internacionales”, con abundante material fotográfico y filmográfico que me resultaba inédito, y que se me antojó procedentes sin duda en gran parte de los archivos del fotógrafo estrella de nuestra guerra civil del lado de los rojos, a saber Franz Cappa, francés de (notoria) ascendencia judía.
¿Signos de deshielo en el frente belga de la guerra civil interminable? Es posible,la guerra de propaganda se prosigue como sea. Para el lunes que viene están convocados tanto en el centro García Lorca (de izquierdas) de Bruselas como en la sede de los archivos de estado en Bélgica referentes a la segunda guerra mundial (CEGESOMA) un documental sobre la que algunos llaman las mamás belgas de la guerra civil española. Enfermeras en un convento requisado en hospital de guerra (o de sangre) en región valenciana (zona roja) Todas ellas judías, esposas o familiares de brigadistas judíos en España
Y de su compañera de fatigas, Gerda Taro, periodista estrella (y corresponsal de guerra) también como él, y también judía, y con menos suerte que él, porque pagó con la vida su intrepidez y su curiosidad periodística (y su compromiso político) El documental se vería comentado en los descansos por dos figuras todo menos triviales de la historiografía de la guerra civil española en Bélgica.

Uno de ellos longevo director del centro belga de estudios (CEGESOMA) sobre la Segunda Guerra Mundial -e impuesto de antiguo igualmente (nota bene) en nuestra guerra civil, belga flamenco y de expresión neerlándofona que se expresaba en francés en el programa-, el otro es una figura mucho mas joven pero mas emblemática si cabe que el anterior, de la problemática guerra civilista tal y como se habrá venido debatiendo en los últimos años, en España como en Bélgica y es que se trata del autor de un documental -Los caminos de la Memoria (“Les chemins de la mémoire”)- que ya evoqué aquí en alguna ocasión por la circunstancia de haberlo yo mismo reventado -no le cuadra otra expresión- a medias al menos hace algunos años en una sala a abarrotar en proyección a puerta cerrada cuando me lancé al estrado delante de la pantalla junto antes de comenzar la sesión y dije todo lo que pensaba de ese guerra civilismo tan vidrioso y tan incandescente de algunos (¿muchos, pocos?) en Bélgica, como si con ese apasionamiento guerra civilista, se mostrasen mucho más españoles o hispanos de lo que dan muestras, o reconocen ellos mismos.
Un libro de reciente aparición que nos plantea un problema (serio) en el ochenta aniversario del estallido (oficial) de la guerra de os Ochenta y Tantos Años. Por el contenido y por la personalidad de los co/autores. Uno de ellos, director del CECESOMA, servicio de archivos del estado belga sobre la Segunda Guerra Mundial -y (nota bene) sobre la guerra civil española-, el otro, corresponsal de la cadena estatal de televisión belga flamenca VRT en Madrid, y notorio simpatizante de Podemos. El libro va dedicado a un joven brigadista judío polaco de Amberes -al que se le había negado la nacionalidad belga- , comunista y sindicalista en el sector diamantero, caído en los primeros meses de la guerra civil en el frente de Guadalajara. Y no deja de ser significativo que un grupo terrorista de ideología comunista, activo en Bélgica en la década de los ochenta, Células Comunistas Combatientes (CCC) lo tomara como referente de la primera campaña con la que inauguró su acción terrorista. ¿Otra campaña de guerra asimétrica en el frente belga de la guerra civil interminable la que se nos viene encima? ¿Como interpretarlo de otra forma?
El tiempo pasa -seis años ya- y todos como diría Nietzsche nos hicimos mucho más serios en las cosas del espíritu, léase de la memoria (procelosa) Y eso se me antoja que le haya también ocurrido al joven realizador de aquel documental -premiado un año más tarde pese a ss fracaso mas que evidente de taquilla en la primera edición de los premios Magritte del cine belga-, realizador al servicio de la RTBF belga en la actualidad por lo que dijeron en la presentación de la que se vio objeto en el programa.

Un joven de origen asturiano, nieto de un anarquista asturiano como lo supe entonces con ocasión de la aparición de su documental, del que aquel detalle tan poco trivial se veía no poco publicitado. ¿Asturiano por las dos ramas, o mas bien un hispano belga o belgo/español (como en los medios emigrantes comúnmente se dice)? Algo en su fisonomía me lo hacía pensar y mas aún el tono reconciliador (sic) que a fe mía que esa expresión (de reconciliación) que asomo a sus labios en un momento del programa parecía dar el tono de su intervención, y también del debate y de ese mismo documental sobre las Brigadas Internacionales. Y que de labios de un asturiano de Bélgica confieso que no me esperaba (…)

Siempre detesté a las Brigadas Internacionales, muchos de ellos se hicieron reos de crímenes (de guerra) durante la guerra civil; aquí en este blog me manifesté igualmente en contra de ese monumento que el anterior rector Carrillo (hijo) les erigió en la Ciudad Universitaria. No es óbice que su aventura española se revistió de aspectos trágicos que se veían puestos acertadamente de manifiesto en el programa que nos ocupa, y que sin duda no fueron ajenos a la trayectoria posterior de figuras de las letras a nivel mundial -lo que acabarían siendo- que de una manera u otra acabaron distanciándose de su aventura española (como pecadillos de juventud), en la posguerra tras el 45.

Como fueron los casos -abundantemente evocados en el programa- de Hemingway, de Dos Passos (norteamericanos ambos) y del británico Orwell, y sobre todo de Malraux, aunque la intervención de este ultimo en nuestra guerra civil revistió un protagonismo (beligerante), en particular por cuenta de lso bombarderos Potez -unos sesenta- que se trajo en el bolsillo él solo a España como quien dice, -algo sobre el que cubrió un tupido velo en el programa-, de lo que no adolecieron los otros casos. Y fue algo de lo que ya traté en este blog, por las sombras que sigue proyectando sobre la figura del escritor francés, y de los que como el belga Paul Nothomb le acompañaron en la aventura.

Y en el programa venia a ponerse de manifiesto un dato innegable que el autor de estas líneas no ignoraba pero que a fe mía no me había llamado la atención excesivamente nunca, y fue el del sacrificio (a modo de chivos expiatorios) de las Brigadas puestas sistemáticamente en primera linea -de carne de cañón- en todas las grandes batallas de la guerra civil hasta su retirada en el otoño del 38 con la guerra ya prácticamente decidida en virtud de los acuerdos del comité de no intervención radicado en Londres.

Y la intervención televisiva -en dicho programa- del director del centro de estudios sobre la segunda guerra mundial permitió de aclarar también datos significativos en extremo de la participación belga en nuestra guerra civil, proporcionalmente la mayor (con mucho) -comparada a la población belga- de todas las intervenciones de voluntarios extranjeros en nuestra guerra civil, sobreentendido del lado rojo, alistados la mayor parte de ellos en las Brigadas Internacionales.

Y de los datos y cifras que el estudioso belga manejó en el programa salía a relucir el exceso de protagonismo de los judíos belgas, el grueso de los que el estudioso belga llamaba púdicamente “extranjeros en Bélgica”, mayormente judíos de Amberes y de Bruselas. Como lo ilustra la personalidad de un brigadista judío polaco de Amberes que sirvió de referente iconográfico a un grupo terrorista de extrema izquierda que polarizaron la atención de la opinión publica los años -primera mitad de los ochenta- que precedieron a mi llegada a Bélgica.

Y como lo ilustra también otro caso que sale ahora a relucir en el ochenta aniversario el inicio (oficial) de nuestra guerra civil, el de las enfermeras belgas -las mamás belgas (sic) como se las califica en otro reportaje que ahora se anuncia- de las que en el programa televisivo que aquí evoco, por boca del director del centro aludido, se descubría el detalle poco trivial de tratarse de mujeres judías todas ellas, y esposas todas ellas también de los voluntarios judíos de la Brigadas. Y la pregunta quedaba flotando en el aire del por qué de ese protagonismo judío beligerante (partidista-) tan exorbitante y tan anómalo. “En una guerra -como reconocía el estudioso belga flamenco, refiriéndose al conjunto de los brigadistas- que no era (sic) la suya”

Un interrogante, apuesto, que hoy se puede levantar en Bélgica sin que se nos caiga el cielo encima como ocurría -doy fe de ello- hace veinticinco años en el Quinto Centenario del 92 y de la expulsión de los judíos. Esa sería a fe mía la señal infalible de que los vientos han cambiado y de un deshielo verdadero (y no aparente) en la linea de frente sobre nuestra guerra civil que pasa por suelo belga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...tambien la mayoria de los brigadistas de la Brigada ABRAHAM Lincoln, de USA, eran judios...
En cuanto a la campaña antifranquista en Bruselas... eso aburre a las ovejas... Ya a principios del siglo XX en Bruselas la masoneria conspiraba contra España (atentado contra Alfonso XIII, en 1906), etc.
y ahora la histeria interminable sobre Garcia Lorca... (aquí entra en juego el "lobby gay")... Como curiosidad... hoy un suplemento de El Inmundo dedica dos sendas entrevistas a un transexual y a unhomosexual, ambos/ambas notorios/ notorias: una "mujer" famosa que antes de ser "mujer" creo que se llamaba Manolo y un director de cine quen tiempos de la movida" en tiempos del poco ejemplar Tierno Galvan se disfrazaba de "loca"...