Instantánea, captada por las camaras de vigilancia, del atentado del pasado sábado en el Museo Judío de Bruselas. Esas imágenes -que confortan la tesis del atentado terrorista- sólo empezaron a ser difundidas por la policía belga el domingo por la tarde, tras el cierre de las urnas. Hasta entonces, se sucedió un coro casi unánime de voces -en los medios y en la clase política- denunciando el horrible acto (crimen que me diga) "anti-semita", y sin dejar de apuntar más o menos claramente con el dedo, por supuesto, hasta el punto que algunos (casi) nos sentíamos obligados a darnos por aludidos (...) Y en España (casi) igual que en Bélgica. ¿Un atentado con miras electoralistas, como lo eran los de la ETA?El tiroteo del Museo Judío de Bruselas el pasado sábado, en la jornada de reflexión electoral, sonó como un trueno en el cielo azul a los ojos y a los oídos (espantados y absortos) de muchos sin duda alguna, al que esto escribe le recordó en cambio los atentados de la ETA en el pasado buscando a toda costa influenciar y decidir in extremis las consultas electorales de un sistema político como el español al que tenían declarada la guerra, lo que hay que convenir que conseguían siempre, y el ejemplo que el sábado me vino de inmediato a la mente lo era el del asesinato de un concejal socialista de Mondragón en las segundas elecciones generales que perdió el PP, tras los atentados del 11 de marzo. ¿Una operación de alto riesgo con miras electorales (también) la matanza de Bruselas?
Algunas voces disonantes parecían así querer confirmarlo, como la del fundador y portavoz de la Liga Belga contra el Anti-semitismo, que no no se cansó desde que se conocieron los hechos, a través de declaraciones a los medios y de comunicados de su organización, de apuntar con el dedo a los organizadores de la "jornada europea de la disidencia" convocada unos días antes en un barrio de Bruselas y que se vio prohibida al final y dio lugar a (pequeños) incidentes entre las fuerzas del orden y la pequeña muchedumbre -unas quinientas personas- presentes en las inmediaciones del local de la convocatoria, entre los que me encontraba (como aquí ya lo noticié en una de mis entradas), porque el inquisidor anti-anti/semita señalaba con el dedo en particular a uno de los grupos convocantes que presentaba (por vez primera) para las europeas sus propias listas en Bruselas y en región valona. Cuando oigo hablar de libertad atranco la puerta, decían los carlistas del siglo (ante) pasado.
Y cuando se pone en la picota de los medios -como sucedió el pasado sábado nada más conocerse los primeros detalles del suceso- por todos prácticamente, en un coro unánime de dirigentes judíos e israelíes y de la clase política belga que sólo con el paso de las horas se fue calmando (un poco) y moderando -, sin pruebas ni indicios ni distingos ni matices de ninguna clase de ninguna clase, al anti-semitismo (sic) y a los anti-semitas, algunos echamos el freno de mano de inmediato. ¿Por la parte que nos toca? Por el pasado que arrastramos más bien, de habernos visto -ya tantas veces- blanco y víctimas del linchamiento indiscriminado en los medios. Como me ocurría con ciertos desplazamientos al extranjero del papa Wojtyla y como ocurrió en concreto con ocasión de su segundo viaje a Fátima en mayo del 200 -residiendo en Bruselas el que esto escribe- como ya lo expliqué y conté en una de mis últimas entradas.
Olivier Mathieu, escritor revisionista francés de ascendencia belga. En la primavera del 91 fue condenado en sala de lo correccional del Palacio de Justicia de Bruselas, por delitos de negacionismo y anti-semitismo, a pena de prisón firme (de un año) No se presentó en la audencia, y abandonó el territorio belga (se diría que para nunca más volver) En la sala semi vacia, aparte de los magistrados y algunos policías de uniforme o de paisano, no nos encontrabamos -en los bancos reservados al publico- más que el autor de estas lineas (tras haber tenido que superar varias barreras de control antes de poder acceder a la sala), y uno de los denunciantes, Serge Dumont, el corresponsal del diario Le Soir en Tel Aviv, hoy como ayer (...) Mathieu, en uno de sus libros publicados inmediatamente antes de aquello, defendía la tesis que el autor del personaje de Tintín, Hergé, había encontrado motivo de inspiración en la figura de Leon DegrelleDurante un intervalo de veinticuatro horas pues a seguir al suceso del pasado sábado tuvimos derecho por tierra mar y aire -léase en la red como en los medios- a todo tipo de alusiones, suputaciones y acusaciones que iban todas grosso modo todas en la misma dirección, la extrema derecha anti-semita. Y el coro o el vocerío mas bien unánime y no poco cacofónico a la vez solo fue aminorando tras el comunicado de la policía belga anunciando la difusión de instantáneas captadas por las cámaras de vigilancia en el momento de producirse el suceso, que sólo empezaron a verse difundidas a media tarde tras el cierre de las urnas (...) Las imágenes que vieron la luz no aclaraban mucho no obstante, en la medida que el autor de los disparos aparece en ellas semi cubierto por una gorra visera que impide su reconocimiento, ni formarse una idea vaga o imprecise de su perfil -edad, procedencia, aspecto físico- tan siquiera.
Y solo más tarde empezaron a llegar informaciones procedentes de Israel dando cuenta de la identidad de dos de las víctimas, lo que se habrá visto confirmado en un reportaje del diario belga Le Soir en su edición de hoy firmado por su corresponsal (de antiguo) en Israel, alguien fuera de toda sospecha (en el tema) Se trataba efectivamente de una pareja -marido y mujer- de agentes de los servicios secretos israelíes, ella habiendo trabajado durante años "al servicio del primer ministro" y él en unas de las secciones especiales de los servicios secretos del estado hebreo especializada en la repatriación de judíos desperdigados en diferentes países del Europa del Este antes y después de la caída del Muro.
La mujer además había estado destinada durante cuatro años hasta el año pasado en la embajada de Israel en Alemania (en Berlín) ¿Ajuste de cuentas pues entre diferentes servicios, o atentado terrorista? Las instantáneas que las cámaras de seguridad habrán conseguido grabar no dejan lugar a dudas desde luego del profesionalismo o de la pericia al menos del autor de los disparos. En el film se le ve actuando solo sin el menor titubeo, irrumpiendo a caso hecho, disparando a quemarropa con un fusil kalachnikof y rematando a tiros de revólver a sus víctimas, antes de emprender la huida, sin correr, a paso ligero y dándose el tiempo de guardar de nuevo, sin precipitarse, las armas que acababa de utilizar en la bolsa de mano que llevaba consigo. Unas imágenes que hacen pensar a los golpes del célebre terrorista Carlos en la década de los setenta (y de los ochenta)
El montaje o el bluf de guerra de propaganda se ve pues desmontado y al descubierto de nuevo. Lo mismo que los reflejos condicionados -como de Pavlov- y la parálisis que se apodera de golpe de la clase política a sus más altos niveles -en Bélgica y en otros países como en España- y no digamos de los medios en tratándose de judíos, tanto de individuos como en todo lo relativo al estado hebreo, todos repitiendo horas y horas las mismas consignas como la partitura de un guion preparado de antemano.
La hipótesis del atentado terrorista no excluye sin duda tampoco objetivos electorales en el ejecutante o en sus comanditarios, en Bélgica y sobre todo en otros países europeos donde las elecciones del domingo se celebraban en un clima de alta/tensión y en medio de pronósticos que daban unánimemente cuenta del triunfo arrollador de listas anti-UE particularmente de extrema/derecha como así habrá ocurrido en no pocos casos (en Francia, en Grecia, en Alemania, en Finlandia, en Bulgaria, y no sólo)
En Bélgica en cambio ninguna lista de la misma tónica habrá conseguido emerger de estas elecciones europeas, pese a sus buenos resultados en algunos casos (...) Y el caso más elocuente y significativo entre todos los países mencionados lo sea tal vez el del NPD alemán que van mucho más lejos en lo que a revisionismo histórico se refiere que los niveles o umbrales de tolerancia que regían hasta ahora en países como España o Francia.
Jacques Vergès, el abogado del diablo. Siempre me fascinó y más si cabe después de muerto. Sin duda el mejor orador que oí en mi vida. Excelente escritor, de estilo además. Le conoci personalmente en marzo del 88 mi primer año en Bélgica en un anfiteatro de la Universidad Libre de Bruselas lleno a reventar y donde se podia cortar el silencio a rodajas cuando se le vio aparecer, del ambiente hostil en la sala recalentada al rojo en contra suya por los medios. Se los ganó a todo o casi todos, a mí incluso que le hice un a pregunta bajando hasta el estrado que no le hizo gracia ninguna. Defendió al terrorista Carlos y a otros igual o más impresentables todavía. En plena intervención aliada contra Libia se presentó en Tripoli para mostrar su adhesion al coronel Gadafi. Reconocía -a pesar de su estalinismo recalcicrante, partidario incluso de Pol-Pot en Camboya- los crímenes de los rojos durante la guerra civil española. Un anti-semita de izquierdas, Jacques Vergès. Descanse en pazO Bélgica -los que en mi campo de observación tengo más a mano- y está claro que a partir de ahora también, en ese plano nada será ya como antes. Y si dudas había así parece presagiarlo un debate recogido en las páginas del diario belga Le Soir en su edición de hoy entre dos profesores de la Universidad libre de Bruselas (¡augusta señora!) templo de tolerancia y de libre/examen si los haya en el ámbito universitario y académico de los distintos países europeos.
Uno de ellos, un profesor de (notoria) ascendencia judía justificaba -com miles de distingos no obstante (...)- las prohibiciones recientes de las que se habrá visto recientemente objeto el cómico Dieudonné en Francia como en Bélgica. La otra en cambio, una profesora conocida por sus posturas abiertamente izquierdistas (comunista incluso) en el pasado, abogaba por un actitud de tolerancia -se entiende hacia los mal/pensantes- que me habrá sorprendido, lo confieso. Signo de los tiempos. Udo Voigt el dirigente del NPD elegido europarlamentario: declaraciones en el pasado que nunca habrá retractado le valieron problemas y condenas en los tribunales.
Como el aserto que en Auschwitz (a lo sumo) la cifra de muertos no pasaban de los trescientos mil. Por mucho menos, en un pasado aun reciente otros purgaron penas de prisión dentro y fuera de Alemania o se veían amenazados por legislaciones "ad hoc" de las últimas décadas (como es el caso aquí en Bélgica) Los tiempos cambian, y las lenguas se desatan, como se habra puesto de manifiesto tras las elecciones del pasado domingo, por los lamentos lúgubres sobre todo de la bien/pensancia (política e históricamente correcta)
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