jueves, mayo 15, 2014

ASESINATO DE ISABEL CARRASCO Y DERECHO DE TIRANICIDIO

Teniente-coronel Bastien-Thiry, jefe del comando de la OAS que perpetró el atentado de Petit-Clamart, en las afueras de París (22 de agosto de 1962) del que De Gaulle salió ileso. Lo que aquel pagaría con la vida, condenado a muerte y ejecutado (el 11 de marzo de 1963), con treinta y cinco años apenas. El atentado por motivos políticos -o de política religiosa (...)- no tiene nada que ver con los crímenes pasionales, las venganzas personales o los ajustes de cuentas en el mundo del crimen o de la delincuencia
Palabra que no quería volver sobre el tema. Las páginas de sucesos están llenas de casos sangrientos que tienen en ellas su espacio propio y reservado y sobre los que sin duda más vale pasar de puntillas en otro tipo de publicaciones, de escritos o de informaciones destinados a otro tipo de temas y asuntos o que se no ven circunscritos o destinados a ese sector periodístico especializado.

Y más vale el esquivarlos ya digo, por lo que tienen de viscosos aunque solo sea, de difíciles de cernir y de explorar por propia definición -a imagen y semejanza de ese área de lo irracional (de bajas pasiones) donde por regla general se desenvuelven- y que acaban salpicándote incluso, si te descuidas.

Por eso me había jurado tras la entrada que le dediqué ayer no volver sobre el tema del asesinato de Isabel Carrasco y lo que me habrá hecho cambiar súbitamente de parecer habrá sido un articulo a modo de comunicado (o lo parece) del partido FE de las JONS -¡aparte de mí ese cáliz!- del que algunos de mis lectores pensarán tal vez que se está convirtiendo en una verdadera obsesión para mí y a fe mía que tal vez no exageran.

Y quizás lo habría dejado pasar también si no fuera por lo rotundo y lapidario del texto, en el que se invoca nada menos que al bueno del padre (jesuita) Juan de Mariana y su doctrina del tiranicidio, que defendieron también otros autores de su tiempo -como Francisco Suárez- miembros todos ellos de la Compañía, para acabar en resumidas cuentas -por aquello que donde digo dije, digo Diego- justificando (hipócritamente) un asesinato que en el encabezamiento del texto y a modo de preámbulo se empieza solemnemente condenando por el contrario.
Ravaillac, el Loco de Dios ("le Fou de Dieu") Un fantasma historico que gravitó más o menos de cerca sobre mi vida antes y después de mi gesto de Fátima (lo confieso), hasta que acabé -hace ya muchos años- dándole la espalda, para siempre. Apuñaló a muerte al rey de Francia Enrique IV -el de "París bien vale una misa"- en nombre de un derecho natural (sic) al regicidio (o tiranicidio) que defendían los jesuítas españoles y que algunos esgrimen ahora justificando el asesinato de Isabel Carrasco
Y me voy a permitir también el entrar al trapo -a toda prisa- de la cuestión histórica subyacente en ese tema tan serio (y tan doctrinal) y trascendental del tiranicidio que saca ahora a relucir -en plena campaña electoral- este partido en vías de extinción, como asi es, y que es de verdad lo único que se merecen. La doctrina del tiranicidio en el nombre de la biblia y de la tradición más rancia de la iglesia católica fue una especialidad teórica y doctrinal (atípica, original) de los jesuitas españoles -y franceses- en el contexto de la fase final de la guerras de religión en Francia que enfrentaban por un lado a los nobles protestantes que acabó liderando Enrique IV de Borbón, de un lado y del otro, la Santa Liga católica aliada de Felipe II (y del papa de Roma)

"La Liga fue la precursora de la idea republicana en Francia" escribió Charles Maurras fuera de toda sospecha, una frase que siempre me intrigó un poco desde que le lei por primera vez entre mis lecturas (profundas y piadosas) del seminario de Ecône, y que no dejó de darme no obstante hueso duro de roer siempre desde entonces, por toda la miga que encierra sin duda en el plano histórico y también teórico (teórico o ideológico) Pero es cierto que los que llevaron a la guillotina al rey Borbón Luis XVI y a su esposa María Antonieta, podían invocar -y sin duda lo hicieron- el precedente histórico del católico (papista) Ravailhac -el "loco de Dios" en la memoria y en la historiografía- que acabó (a cuchilladas) con la vida de Enrique IV por motivos o razones innegablemente religiosas, o si se prefiere políticas y religiosas.

El argumento -tan cargado histórica y doctrinalmente como vemos- que invoca FE de las JONS no procede en absoluto no obstante en el caso que nos ocupa, por anacrónico y también por (ridículamente) desproporcionado, y es que por poderosa e influyente que se mostrara en su feudo la político del PP ahora asesinada, no era ni una reina/madre ni un soberano (que me diga soberana) en ejercicio y por muy tiránica o arbitraria o despótica que se mostrase en el ejercicio de sus funciones y atribuciones en su ciudad de León y en su provincia, el invocar ahora -en tiro de elevación como quien dice- un derecho natural (sic) al tiranicidio (sic) en su caso o en el que sea, no se ve bien en qué puede diferir de la justificación (gratuita y escandalosa) del atentado personal y de la apología (flagrante) del terrorismo.

Y que el fantasma tremebundo de tantos años de terror que parecía estar dejando atrás (como al final de un largo y lóbrego túnel) la sociedad española gravita y planea de cerca sobre el suceso luctuoso que acaba de ocurrir es algo que no habrá escapado ni un instante a observadores de fuera como lo ilustra la presentación de la noticia en ciertos medios belgas, evocando el impacto psicológico profundo que habrá tenido en la opinión pública española análogo al que producian los atentados terroristas de la ETA. Y consignas de guerra de propaganda (y de guerra civil a secas) como las que acompañaban sin falta cada atentado de la banda terrorista parecen resonar ahora de nuevo en todas las mentes, como lo del de "él (o ella ) sabría por qué" , cada vez que se veían cadáveres asesinados -o víctimas desangrándose- en medio de la vía publica, como no dejaban de musitarlo ciertos testigos o transeúntes.

Y la respuesta a ese por qué pretende darla de lo más diáfana -por lo que se lee en el texto- ese partido falangista, y lo serían el millón (sic) de desahucios -entre paréntesis ¿de donde se saca las cifras FE de las JONS (¿será de sus padrinos y mentores y tutores de Comisiones Obreras)- que se ven presentados nada menos que como "caldo de cultivo propicio (sic) del tiranicidio" Para un viaje así no necesitábamos alforjas. Ni la caución doctrinal e histórica tampoco que encierran las siglas de las que ese partido se erige en heredero y usufructuario (exclusivo) y depositario. Que tomen nota y se apliquen el cuento para comenzar ellos mismos.
Prisión de máxima seguridad de Vale de Judeus (setenta kilómetros al Norte de Lisboa) donde pasé buena parte de mi estancia en las prisiones portuguesas. Por dentro reinaba (a pesar de todo) un ambiente de orden y de diciplina. No era el caso en otros establecimientos por los que transité donde -sin duda como secuelas de la revolución de los claveles- cierto clima de anarquía y el caos claramente por veces incluso prevalecían, y eran frecuentes -al interior de las galerías- los ajustes de cuentas entre los presos. Un espectáculo insoportable e insufrible -la violencia gratuita- que no puede ni debe soportar ni tolerar una sociedad normalmente constituida que reprime como se debe el crimen y la delincuencia. Ni dentro ni mucho menos fuera de los barrotes, por supuesto
Porque si la desesperación humana es bandera legitima en política en lo sucesivo tendrán que acabar fatalmente desmarcándose ellos mismos del pasado que no pasa arrumbando al cuarto de los trastos viejos, para comenzar, unas siglas en las que parece cifrarse todo su capital de ideas -propias me refiero y no de prestado como todo lo que viene invocando de un tiempo a esta parte en tonos tan "indignados"-, condenando de paso a sus pretendidos antepasados ideológicos los falangistas del 36 por haberse alzado en armas contra masas desarrapadas y desesperadas por motivos (o coartadas) mucho más tangibles y acuciantes -el hambre y carencias elementares (o así es por lo menos como se nos habrá venido vendiendo las últimas décadas)- que el desahucio de una vivienda ya sea la segunda, la tercera o una sola vivienda en propiedad (y nunca en alquiler) tan siquiera.

¿Se creen acaso que con argumentos tan improcedentes y posturas tan escandalosas e irresponsables -de justificación de la violencia y del asesinato- van a ganarse votos o arañarlos tan siquiera? El que vota 15-M -o asimilados- no les vas a votar a ellos desde luego por muy indignados que se muestren o mucho que se disfracen de perro flautas o de quince/emes (barbichuela islámica o islamizante y pañoleta palestina de rigor acompañando) Sin trampa ni cartón. Ahora como desde que empecé a sentirme incómodo y en claro desfase en relación con grupos o sectores que podían considerarse los míos propios por razón de procedencia, una sensación (inhóspita) que no dejó de acentuarse al hilo de una serie de conflictos que habrán ido surcando la actualidad más candente de la política española en los últimos tiempos, llámese la catástrofe del Madrid Arena, el descarrilamiento del AVE en Santiago, el caso Bárcenas, Gamonal, el 22-M y ahora el asesinato (vil) de Isabel Carrasco.

¿Un demonio esa mujer? A fuerza de querer presentarla así se diría que están consiguiendo justo lo contrario en la imagen que acaba forjándose de ella la opinión pública. A saber, el conseguir realzar todo el empuje y toda la fuerza de carácter -de romper y rasga- de la político asesinada y también (¿por qué no decirlo?) su faceta de mujer emancipada que se reía no poco de ciertas convenciones lo que sin duda la honraba (y la honra) ¿Tenia trece empleos? En Bélgica entre políticos -en un país fuera de toda sospecha- la regla (el cúmulo como aquí le llaman) lo son quince o veinte y sé de lo que hablo (...) El nacionalsocialismo y su Fuhrer que veían en los grandes empresarios -los dueños de la IG-Farben-AG, los Thyssen, Siemens, Krupp (...)- demonios encarnados y fuerza de choque al servicio del capitalismo internacional (salvaje) acabaron viendo en ellos capitanes de empresa prototípicos de la fuerza emprendedora e inventiva y del empuje y el vigor de la raza y de la nación alemanas (lo que eran, como no dejarían de demostrarlo)

Y una de las particularidades sin duda de la democracia a la española (marca transicional, "1975") lo es el permitir que surjan (de cuando en cuando) unos fenómenos de la natura -y sin duda de la raza (¡torbellino de mujer!)- que por definición no tienen cabida ni son de recibo en democracia (puertas afuera). ¿Tiene una gracia loca además, no me digan? Los que se llenan la boca del "¡no matarás!" a la hora de condenar y de excomulgar el aborto sin paliativos, sin la menor disculpa o atenuante, aún por desesperación -léase violación o malformación del feto (etcétera, etcétera)- o por lo que fuera, en defensa de la vida y desde el primer instante de su concepción (sic), invocan ahora la desesperación de un desahuciado a la hora de justificar el atentado personal, el crimen por venganza y el ajuste de cuentas.

Y el asesinato por la espalda y el rematar incluso a la víctima en el suelo, por si dudas cupieran (después de llevar años acechándolos y acosando en resumidas cuentas) como hacia la ETA ¿Ella sabría por qué? ¿Por algo sería? ¿Por qué no se aplican el cuento algunos entonces y dicen lo mismo de su padre/fundador y de las circunstancias de su muerte, en vez de seguir rindiéndole culto de martirologio (y de latría) en propio beneficio, como llevaban haciendo (impunemente) durante décadas? He dicho. Que no se me pueda acusar de tibieza o de indefinición en el tema. Nobleza obliga (aún en democracia)

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