viernes, mayo 02, 2014

DOS DE MAYO EFEMÉRIDES GUERRACIVILISTA Y ANTI-EUROPEA

Aspecto que ofrecía elpatio del Cuartel de la Montaña en la tarde del 20 de julio de 1936 tal y como lo vio el padre del autor de estas líneas, joven adolescente entonces que vivia a dos paso del cuartel. La venganza del Dos de Mayo -de un Madrid de bajos fondos de chulos y de majas y manolas reencarnado en milicianos y micianas de mono azu/lmahon y pañoteta alcuello (y pistola a la cintura)- asi fue como celebró la caída del Cuartel de la Montaña la prensa en zona roja
Un Dos de Mayo a prueba de todas las revisiones históricas ? ¿Y por qué motivo o a qué título? Por qué si lo tendría que estar más que otras efemérides históricas igualmente ancladas en la memoria colectiva. ¿Por qué más, sí, que Covadonga, la Toma de Granada, o que el descubrimiento de América, o la batalla de San Quintín o Lepanto o la rendición de Breda , o ya mucho más cerca de nosotros, por qué más que el Primero de Abril o el Dieciocho de Julio? Una fiesta de consenso (democrático) como la de la constitución –de las Cortes de Cádiz- que se seguiría.

“Efemérides anti-europea” la denominaba el pasado año una publicación digital de gran difusión en lengua francesa. Y no le faltaba razón. Napoleón grande esfinge de la historia contemporánea, como lo serían más tarde Stalin o el propio Franco. Nietzsche veía en él una encarnación de “la voluntad de poder” –“un profesor de energía”- y los nazi fascismos no dejaron (con mayores o menores matices según los casos) de reconocerle grandeza histórica y otras muchas virtudes también. En España Ramiro Ledesma lo ensalzó sin reservas y si no encontró mucho eco en lo autores falangistas -como lo ilustra el silencio tan expresivo de José Antonio por su cuenta- no dejó de existir cierta cacofonía hacia el personaje entre ellos.

Y así Giménez Caballero lamentaba que Napoleón hubiera hecho “tanto ruido en España”, como queriendo decir que con un poco más de mano izquierda de su parte nos hubiéramos (todos) arreglados, y se hubiera evitado el Dos de Mayo y todo lo qu se seguiría. Y no es de extrañar si se tiene en cuenta que en la propia Francia, entre las corrientes más refractarias a la Revolución Francesa (o llamada francesa" como decían sin excepción todos los seminaristas franceses del seminario de Ecône) de las que destacaría la Acción Francesa de Maurras el balance histórico de la era napoleónica no ofrece únicamente sombras.

Digamos que el Corso salvo la revolución…sofocándola de sus propias manos al mismo tiempo como harían Stalin y el estalinismo con la revolución de octubre. Tal y como lo ilustra el que aquellos energúmenos bolcheviques que fueron a España creyendo que se encontraban veinte años atrás acabaron a su vuelta en Siberia o en el paredón de fusilamiento Napoleón pacífico y en la misma medida reconcilió no poco a los franceses o lo intento al menos. Acertó a imponer un Orden -cojo, de tres patas, revolucionario todo lo que se quiera pero orden al fin y al cabo. Y encarno sobre todo una idea de Europa de unidad europea.
Federico el Grande rey de Prusia, el Napoleón alemán. "Federico el Gran Ladrón" le llamó Nietzsche. El nacionalsocialismo le exaltó en cambio como el verdadero padre/fundador del estado prusiano "de la Puerta de Brandeburgo" Murió tres años antes de la Revolución Franceesa. ¿Con él en vida hubiera sido imaginable la Europa napoleónica? Los nazis -que tanto desfilaron debajo de esa estatua suya- al contrario que los fascistas italianos ignoraron a Napoelon, que hizo sufrir tanto a los alemanes como los españoles. En el nombre ded 'una idea de Europa' que le sobreviviría (...)
El Dos de Mayo hay que atreverse a reconocerlo fue una gran tragedia colectiva. Nos legó un siglo de liberalismo decimonónico –como así aprendimos a llamarlo generaciones y generaciones de españoles en la posguerra- que acabó desembocando en la guerra civil y nos enemistó por doscientos años con los franceses vecinos a la par que nos separó hasta hoy no poco de Europa. Hace poco, una joven española que se veía sometido a una medida de expulsión (administrativa) en Bélgica -que al final consiguió conjurar (creo)- declaraba a la prensa española que “Europa no es el cuento que nos han contado” Y cabe decir que en el fatamorgana de la unión/europea como lo habrá venido presentando (y vendiendo) el clisé políticamente correcto de rigor desde los tiempos de la Transición política influye no poco el lastre de tanto desconfianza y desconocimiento mutuo.

El que esto escribe no se sintió recibido al llegar (ni después) con ramos de rosas precisamente en Bélgica, pero a fe mía que tampoco me lo esperaba. Tal vez porque había ya vivido yo algún tiempo en Francia años antes. La guerra civil, los cuarenta años de régimen o para todo resumir la derrota de los nazi fascismos en el 45 -que todavía seguimos pagando (colectiva e individualmente) los españoles por cima de los Pirineos- agravaron no poco el malentendido

De un lado (de éste del que escribo) brotes periódicos de leyenda negra como fue caso cuando el juicio a Julián Grimau como lo sería más tarde con ocasión del consejo de guerra de Burgos, o peor aún con los últimos fusilados del franquismo (septiembre del 75) y más tarde ya en democracia -como si lo uno no tuviese (absolutamente) nada que ver con lo otro- la campaña de la que fue objeto el anterior presidente de gobierno José María Aznar del que discrepo no poco con ocasión del 11 de marzo cuando las calles y plazas de Bruselas -doy fe de ello- se llenaron de pasquines (no se le podía llamar otra cosa) contra el premier español caracterizado de un “micky mouse” (en todavía en más oscuro o en más negro) y cuando se dio por paradójico que parezca –aunque solo se manifestara o se hiciera perceptible un poco más tarde- un vuelco en el estado de la opinión publica en Bélgica y sin duda también en otros países europeos, en relación con España y los españoles en lo que presentaba todos los visos de un auge del sentimiento europeo o paneuropeo en el que por una vez nos a los ojos de muchos los españoles podíamos sentirnos no excluidos (de un manera u otra) sino inmersos.
Wellington vencedor de Napoleon, pasa en la historiografía esañola y extranjer por un amigo de España y de los españoles. Y como tal siempre lo tuve. Un amigo de circunstncia más bien, al servicio de lo intereses del Reino Unido y del Imperio británico. Y es que no hace mucho por un amigo de ascendencia rusa (descendiente de rusos blancos exiliados) nacido y crecido en Francia supe que en Waterloo no hubo participación española porque Wellington dijo que "no quería a ningún precio españoles en París"
Por el otro lado en cambio se daría una puja al alce en los sentimientos anti-europeos de los españoles de secuela directa de la derrota (o rendición pactada) que se seguiría, y del bloqueo que se seguiría. Y en esa exaltación anti-europea destacarían por cierto los medios afines al régimen y en particular la prensa del movimiento. Y así, n figura tan emblemática como Rafael García Serrano -en un exabrupto que se haría celebre- no dudo, desde su puesto de director de Arriba, en usar las cuatro letras ("Europa esa p…") Por qué no se lo dedicó a los Estados Unidos en cambio? Secuelas, ya digo, de fracaso y de derrota. Olvidaba el escritor falangista a sus camaradas caídos en la División Azul -sobre todo en Krasni Bor- por una idea de Europa todo lo vaga que se quisiera y que no habían dejado menos de hacer suya todos ellos.

En el desfile anual junto a la estatua de Juan de Aco que organiza cada primero de mayo el Frente Nacional en Paris, su presidenta Marine Le Pen hizo ayer un llamamiento “al desmontaje de la Unión Europea”, y mientras escribo estas líneas –como queriendo darle razón- noticias surcan las ondas una detrás de otras noticias del último minuto sobre el agravamiento de la situación en la zona oriental de Ucrania junto a la frontera rusa, con la ofensiva militar (con apoyo más o menos tácito) de la OTAN contra bastiones pro-rusos en la zona.

De pronto ese lío, ese chisme o trasto (descomunal) de las instituciones/europeas que nadie –ni siquiera los propios euro/funciónarios- sabía a ciencia cierta para que servía se revela si no como lo que es, sí para lo que (mayormente) sirve, de agente perturbador –y provocador- al servicio de los intereses de ciertos poderes mundiales -radicados (mayormente) del otro lado del charco (y al Norte del Río Grande por supuesto) y de un a política de clara intromisión en los asuntos de los distintos países europeos. Que atizaron durante meses el fuego en la plaza Maidán de Kiev y ahora lo viene a propagar sin el menor complejo.

Esa no es mi Europa ni nuestra Europa, como tampoco es España o no lo es del todo esa imagen que algunos siguen empecinados en propagar por cuenta del Dos de Mayo, de las Cortes de Cádiz y de la guerra de la Independencia, que serviría (no se olvide) de cortada histórica al estallar la guerra civil española, en el aplastamiento del Alzamiento en la capital de España que la propaganda roja en su conjunto vio y exaltó como una venganza del Dos de Mayo, de un Madrid (umbraliano) de barrios/bajos (de bajos/fkndos que me diga) –de chulos y de majas travestidos en milicianos y milicianas –de mono azul/mahón y pañoleta al cuello- un siglo más tarde- que es el que acabó –que me diga, que dicen que acabó- volcándose en el patio del Cuartel de la Montaña, lleno de cadáveres al final de la jornada aquella como así lo vio mi difunto padre que vivía a dos pasos de allí, en una estampa que dio la vuelta al mundo en la prensa internacional a seguir y que él llevaría siempre bien grabada en su retina.

Y en ese sentido hoy algunos en visión retrospectiva -dos siglos después de aquello- no s sentimos identificados con los afrancesados de entonces en parte al menos. Con el muy ilustre afrancesado Francisco de Goya que como escribió el fascista francés -sin duda no poco indulgente con Napoleón y la era napoleónica- Drieu-la-Rochelle, “esculpió un fresco de los sufrimientos que causó a su pueblo la invasión napoleónica comparable a los panfletos de Burke o al discurso de Fichte a la nación alemana pero era cómplice intelectual de los invasores y aunque su propio rey le perdonó prefirió acabar sus días con ellos” (en tiempo no se olvide de los Borbones franceses) Un revisión urgente se impone, ya digo, de la efemérides del Dos de Mayo. Por anti-europea…y por guerracivilista

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