miércoles, mayo 14, 2014

CRIMEN DE LEÓN ¿PASIONAL, CRIMEN POLÍTICO?

La vida privada fue uno de los flancos más desguarnecidos del general Primo de Rivera y de su régimen. Por culpa de la Caoba, una artista de variedades que para los medios y una parte de la intelectualidad -Valle Inclán y Unamuno entre sus figuras más destacadas- pasaba por su amante, se vio envuelto en un escándalo que sellaría la suerte de la Dictadura
Crimen pasional. Una noción bien definida (de antiguo) en la ciencia criminológica, y de perfiles y aspectos no poco viscosos, imprecisos y deficiles de definir no obstante a veces. Así precisamente -como un "pasional" de la variante "psicótica" (o algo asi, creo recordar)- se se me calificó en un sesudo informe del juez portugués de aplicación de penas encargado de evaluar y de aceptar o denegar en consecuencia mi pedido de puesta en libertad condicional después de llevar ya más de tres años preso, en la prisión (de máxima seguridad) de Vale de Judeus donde me encontraba recluído tras haber sido condenado a raíz de mi gesto de Fatima (hizo ayer justo trein-ta-y-dos-a-ños)

Naturalmente que ni comprendía ni estaba de acuerdo con aquel dictamen tan profesional y tan erudito además surtido de citas de celebridades extranjeras (un italiano sobre todo, creo recordar) en el campo crimonologico y me pregunto hoy si el mismo juez y los propios autores del informe se creian todo aquello, y si hoy tantos años después siguen pensando -y asumiéndolo- así de mí, y a fe mia que me sorprendería mucho si así fuera.

Con lo que vengo a querer decir que tal vez por aquello que reza el refrán que "de noche todos los gatos son pardos", el mundo del crimen y "pari passu" el ámbito de la criminologia se encuentran por definicion no poco sumidos en una oscuridad ambiente donde los justos pagan (a veces) por pecadores o se les toma por lo que no son, y viceversa.

Y mayor sea aún quizás la oscuridad a la hora de deslindar el crimen pasional (a secas) del crimen político, de ahi las pasiones que encienden aquellos casos que así a primera vista parecen lindar con uno o con otro o situarse en una tierra de nadie entre esos dos ámbitos como algunos parecen estar asi viéndolo ahora por cuenta del asesinato que ensangrentó ayer a la capital leonesa del que fue víctima la presidenta de la Diputación de León y que habrá conmovido no poco a la opinion publica y suscitado a la vez tanto eco en los medios extranjeros.
En este documental del 2006 en el Setenta Aniversario de la muerte de García Lorca se demostraba que no fue un crimen politico -por sus posturas izquierdistas (o anti-franquistas)- sino un ajuste de cuentas de algunos de sus familiares cercanos por motivos personales entre los que se contaba la homosexualidad notoria de Lorca. El insinuar una cosa así, a titulo de hipótesis tan siquiera desataba escándalos hasta no hacía mucho dentro y fuera de España entre la bien pensancia de izquierdas como le reconoció en uno de sus libros el escritor francés de ascendencia hispana (mejicana) Dominique Fernandez, homosexual notorio y celador de la memoria de Lorca
La vida privada es dominio sagrado e inviolable en nuestra civilizacion, y en el marco de nuestro sistema jurídico y político por supuesto. En teoría al menos, en la práctica no obstante -como la historia fehacientemente lo demuestra-, vida publica y privada resultaron a menudo algo muy distinto de meros compartimentos estancos, separados antes al contrario por tabiques porosos o unidos incluso por vasos (de sangre) comunicantes.

Y así, como le lei una vez a Jaime Capmany en una de sus colaboraciones de ABC y en la última fase de su trayectoria periodistica, asuntos de vida privada (lease de faldas) nos granjearon una dinastia (sic) ilegítima a los españoles, en alusion inequívoca a los Trastamara y a la guerra civil castellana entre el pretendiente Don Enrique y el rey (legítimo) Pedro I apodado el Cruel o el Justiciero.

Y así, siglos mas tarde, los pretendidos deslices -¿más que simples devaneos?- de una reina de ascendencia austríaca, María Antonieta, propiciaron el caldo de cutivo de un estado insurrecional en ciertos sectores de la sociedad francesa que llevaría a la toma de la Bastilla y a todo lo que se seguiría. En particular, la muerte del rey en la guillotina seguida pocos meses después de la reina en lo que tuvo tanto de crimen pasional como de crimen político ( de estado) Y sobre la marcha, me vienen también a la mente en tromba algunos nombres, como el de Rasputín, el monje cortesano, ruin y depravadado a los ojos de muchos, que sería asesinado meses antes apenas del estallido de la Revolución de Octubre.

O el de la Caoba, un artista de variedades por la que Don Miguel Primo de Rivera se vio acusado de cohecho -por pretendido favoritismo- lo que preparía decisivamente el terreno para su caída (y todo lo que se seguiría) Calamitas calamitatis! Como una maldicion bíblica, los crímenes pasionales de la variante digámosle política (en la realidad de los hechos o en apariencia tan siquiera)
¿Angel o demonio? Un maestro ilusionista (de la Ortodoxia) Rasputín, como lo fue -mutatis mutandis- el papa Wojtyla en el mundo católico. Practicaba una terapia de curación espiritual a base del contacto fisico, especialmente con personas del sexo femenino (...) Y fue sin duda eso -más que su poder (inmenso) de favorito en la Corte imperial o que sus pretendidas posturas pro/alemanas durante la I Guerra Mundial- lo que sellaría su suerte. Así, su asesinato puede ser visto como un crimen político y pasional al mismo tiempo, por los celos y envidias que suscitaba
Porque si es cierto que la realidad de la vida no tiene (sustancialmente) nada que ver con la literatura, ni el relato de ficción con la verdad historica, no es menos cierto que el deslindarlos es tarea harto complicada y peliaguda a veces como lo ilustran el caso de Francisco Umbral o la obra momumental del niño/terrible de la novela/negra en los Estados Unidos, James Ellroy, en particular "Underworld Usa", su célebre trilogía, con un telón de fondo historico innegable.

Alguien (dicho sea de pasada), al que la historia contemporánea de su pais pareceria dar razón, en particular la década (larga) -marco cronológico precisamente de su trilogía-que va de la campaña electoral para las elecciones presidenciales que dieron la victoria en 1960 (por los pelos) a John Fitzgerald Kennedy sobre Richard Nixon, con la ayuda decisiva (en el consenso unánime de los historiadores) de la Mafia de Chicago, al caso del Wategate en 1974 pasando por el magncidio de Dallas (1964).

Y el caso del célebre novelista norteamericano me parece arquetípico en la medida que es verdad que de sus novelas se desprende fatalmente una visión dantesca de la historia contemporánea de los Estados Unidos y del funcionamiento de su sistema político -y del mundo actual por vía de consecuencia- que no parecen encerrar o esconder más secretos ni más hilo conductor que los del mundo del crimen organizado. Y otro caso ilustrativo y revelador en extremo de lo que aqui decir estoy queriendo lo ofrece el llamado "caso Dutroux" de los niños abandonados que sigue trayendo cola -casi veinte años después- en la crónica política de actualidad aquí en Bélgica.

Ayer precisamente comparecía ante el juez un joven diputado belga independiente, Laurent Louis, el mismo que organizó la semana pasada "una jornada de la disidencia" calificada de "anti-semita" por los medios y que al final no fue autorizada, de la que ya di cuenta aqui en una de mis entradas, acusado esta vez de delitos de difamación e injurias hacia el presidente del gobierno belga Elio di Rupo -del que es notoria su condición de homosexual- al que había acusado (a él y también a otros) de pedófilo (sic) y de complice de las redes pedofilas en Bélgica.

Y en el caso ocurrido ayer en León -en pleno centro de la capital- las informaciones de ultima hora habrán venido a confirmar tanto la personalidad controvertida de la política (del PP) asesinada como el móvil personal y pasional a la vez -de venganza o ajuste de cuentas- de las que figuran (madre e hija) de principales acusadas. Esposa e hija respectivamente (nota bene) del inspector jefe de policía de Astorga. Y miembros notorias del PP ellas también (dicho sea de pasada)
Maria Antonieta fue una mujer de gran seducción, de gran clase y de gran belleza. Y no hay por qué dudar de su virtud tampoco pese a la leyenda negra tan tenaz que la acompaña por cuenta del caso que sería conocido como "la estafa del collar" (1785) que enemistaría a la mujer de Luis XVI -víctima en aquel caso célebre de provocación y de una gran intriga cortesana- con la nobleza francesa y sellaría cuatro años antes de los Estados Generales y de la Toma de la Bastilla la suerte de la monarquía en Francia. Su recuerdo permanece hondo anclado no obstante en la memoria colectiva de los pueblos de cultura occidental, e inspiraría a algunos espíritus selectos, como el inglés Burke que la conoció personalmente en Versalles, siendo ella aun muy joven y que traza una semblanza elogiosa en extremo de la reina guillotinada en su obra "Reflexiones sobre la Revolución Fancesa" Y Eugenio Montes -de la Corte literaria de José Antonio- en su memorable artículo "La vuelta del Duque de Alba", de un viaje suyo por Bélgica y los Países Bajos a mediados de la década de los treinta, evoca con acentos trágicos la profecía del alquimista Cagliostro que había visto "a través del cristal, la cabeza cortada de la reina", sin la menor mención no obstante al célebre escándalo aquel, en el que Cagliostro se vio mezclado. Lagunas flagrantes en una memoria histórica de signo "falangista"
La hipótesis del crimen político en el caso que nos ocupa parece pues excluída de entrada, no es óbice que los medios extranjeros -aqui en Bélgica por ejemplo- se habrán enseñoreado con cierta fruición del tema haciéndose eco (no sin cierto alborozo al mismo tiempo) de análisis aparecidos en la prensa española en señal de alrma de los nivles de odio (sic) que vendría cobrando la vida politica en España "en un país marcado por la crisis y por unos niveles del paro del 26 por ciento" Punto. Como una coletilla -o una jaculatoria- que no dejan de repetir incansables desde hace ya más de tres años.

¿Insensible a la crisis o menos que otros o con tendencia a verla y a juzgarla de forma menos dramática o más benigna por el hecho de no residir en España? Ab ocultis meis, munda mei (domine) Pero el hecho de vivir fuera me ofreció en cambio un balcón de observación privlegiado de las campañas de prensa claramente orquestadas por cuenta de España de su presente y (¡ay dolor!) de su futuro inmediato, y también una capacidad extra a la hora de comparar el tratamiento periodístico que se merecen unos paises y otros en el seno incluso de la Union Europea. Y puestos a comparar, la comparación (odiosa) que me viene más rápido a la mente lo es por supuesto la de España e Italia.

Incluso el tratamiento que se merecen en la prensa belga las fatigas y sinsabores judiciales de Silvio Berlusconi en relacion con su vida privada, por regla general se ven tratados en la prensa aqui (de izquierdas como de derechas) de una forma estrictamente personalizada con la atención centrada exclusivamente en la persona del ex-jefe de gobierno italiano -y en su futuro político individual por cierto- sin las especulaciones agoreras que parecen permitirse por regla general en cambio con España y su sistema político.

Secuela sin duda -una más- de nuestra derrota en el 45, que llevamos ya pagando sin parar setenta años los españoles (dentro y fuera de España)

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