¿Insultos "asimetricos" como los que se oyen contra el Presidente de Gobierno que se queja ahora de ellos? Por todas partes, dentro y fuera de los estadios: no más asimétricos que las campañas de guerra híbrida (sic) en las que -por cuenta de "su" "memoria" (polarizante) - nos tiene a los españoles crispados y enfrentados. Siembra vientos y recogerás tempestades
"¡Esa palabra, ni nombral-la, Señó Juan, ni nombral-la!" Todavía resuena en mis oídos esa frase de un emigrante (y exiliado) español, con el acento inconfundible -creo que era de Málaga - y de tono vehemente en extremo, mirándome fijo a los ojos, pero sin animosidad alguna tampoco, y fue a un comentario mío trivial en absoluto en el que sin el menor ánimo de polémica o de contienda -mi palabra, pero torpemente (confiteor), porque me debí esperar lo que me esperaba- utilicé la palabra de rojo (¡lo que dije Dios!) Sucedió en una tertulia improvisada de emigrantes españoles en un bar/cafetería muy concurrido del centro de Lausanne -que ellos llamaban la Casa del Pueblo (...)- en donde di a parar -perdido y de paso como allí estaba pardiez!- no recuerdo bien cómo: Y el que dijo aquello por lo que allí contó -sin duda en atención a mí (blanco de todas las miradas)- arrastraba un largo exilio en Alemania oriental a punto ya de volverse de regreso a España -eran Navidades del 85, recién salido yo de Portugal preso, los años de la Perestroika, justo antes de la caída del Muro-, tras muchos años fuera aquél, por lo que nos dijo. Y viene aquí a cuento de la entrevista de ayer que Pedro SANCHEZ hizo, perdón, que me diga, la que a Pedro SÁNCHEZ hizo (¿en qué estaría yo pensando, por favor?) la periodista -y maestra de periodistas- Pepa BUENO, ex-directora del País (y desconocida, gajes de la expatriación, hasta hoy para mí) De lo que puestos a entresacar, yo señalaría dos extremos en lo que contó Pedro SANCHEZ en la misma. Primo, su despiadado ataque a los jueces que se meten en política, visiblemente en plan de juez y parte, y a punto de derivar sus palabras en un descarado alegato pro domo (estará aquí todos de acuerdo) . Y secundo -a fuer de polémico, lo más incisivo- cuando hablando de la polarización -y crispación- del debate político en la España de hoy, declaró: "La polarización es asimétrica: yo no insulto". Y como dijo Jack, vamos por partes (a guisa de respuesta)
Y de entrada, blanco y en botella: la frase a la que aludían ayer el director y los tertulianos del programa de TVE "La Noche en 24 horas", a cuento de las referidas palabras de Pedro SANCHEZ en su entrevista, que me diga en la entrevista que se le hizo (¡pido de nuevo perdón!), a saber la de Hijo de p..., que a tenor incluso de lo que se dijo ayer -por varios intervinientes incluso- en el referido programa, se oye últimamente (un poco) por todas partes, yo no la he pronunciado nunca, aunque (confiteor) no me divirtiese y regocijase (a veces) menos el oírla (...) Como el grito aquél de ¡TARANCON AL PAREDÓN!, que tampoco llegué a pronunciar, pero del que siempre pensaba al oírlo que se lo tenía bien merecido (...) Un insulto y grito malsonante aquél (contra el Presidente del Gobierno), y grave sí, pero es sólo en la medida que nos suena a muchos como un sintoma -pódromo ("podrome" en francés)- léase, un aviso preñado de negros y aciagos presagios, y señal inconfundible en cualquier caso que vamos por mal camino (...) Y es que como advirtió (agudamente) ayer una de las intervinientes en el referido programa (*), nos tememos que ese sea el último paso antes del enfrentamiento o de la agresión física (sic), léase de la guerra civil. Los pueblos que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla.
Dicho esto, mi comentario aquí quedaría (fatalmente, e injustamente) incompleto, si omitiese una (ineludible) apostilla. Y es el contexto en el que toda esta marea invasora de polarización y crispación que amenaza de englutirnos a todos, tiene lugar ahora. Y es la guerra hibrida (sic)-no menos asimétrica sí, pero esta vez del lado izquierdo (...)- a la que venimos asistiendo desde los tiempos de José Luis ZAPATERO, con el que arrancarían esos formidable fautores de gresca y de crispación -y de seria amenaza a la convivencia entre españoles y a la Concordia -en flagrante ruptura nota bene de los consensos alcanzados (a veces a caro precio) gracias a la Transición-, que fueron las sucesivas leyes de la Memoria. Que fatalmente se traducirían -como ya lo señalé en entrada reciente de este blog-, en una negación (sic) del pasado y de la Historia, ultrapasando así la línea roja que se fijó con la Damnatio Memoriae, de los tiempos del Derecho Romano -que condenaba a la infamia e ignominia , pero no al olvido y a la desaparición -"vaporización" -díxit Georges ORWELL (*)-, como lo pretende ahora el PSOE por cuenta de la (interminable) guerra civil del 36. Sin el más mínimo precedente o comparación en el mundo de hoy (civilizado) Y sólo en ese contexto se debe enjuiciar y analizar la polarización y la crispación a las que (absortos e impotentes) asistimos hoy, y a la secuela inevitable de insultos -o invectivas injuriosas y lacerantes, no menos (y a las pruebas me remito) que la de "rojo"- como las de "facha" o "fascista" que la izquierda española (invariablemente) espeta o prodiga a sus adversarios.
¿Sólo descalificaciones políticas (sic) como defendía ayer uno de los intervinientes en el programa al que aludo?: con no menor carga de infamia y peyoración "mutatis mutandis" -cuestión (sobre todo) de nivel (of course)- que el insulto vulgar (de la calle) aquí aludido. No menos, en cualquier caso, que la de "rojo" Con el agravante que no son voces (vulgares) de un ciudadano de a pie -L'Uomo Cualunque-, sino (mayormente) de individuos investidos de dignidad los que las profieren. Capaces -ay dolor!- de sellar nuestro Destino
Ainhoa MARTINEZ HOYOS, interviniente en el programa de ayer, La Noche en 24 horas de TVE. Advirtió (agudamente) de los riesgos que conlleva la polarización política y -consiguiente crispación social - a lo que asistimos. Que los insultos puedan fatalmente derivar en agresión física, sí: en una espiral de violencia como la que nos condujo a la guerra civil (del 36)
(*): Georges ORWELL, "1984"