Ricardo GARCÍA DAMBORENEA, ex-dirigente socialista vasco que acabó reconociendo su implicación en el GAL, de lo que no se retractaría nunca hasta hoy. Expulso finalmente del PSOE, es prototipo (honroso) del sector político de la ciudadanía que antepuso -frente a la agresión terrorista-separatista- la defensa de la integridad patria y del Espíritu nacional, al partidismo y al sectarismo guerra civilista de la guerra de los 90 Años (interminable) Y al que recordamos (agradecidos) hoy ante la (escandalosa) exaltación en los medios -por cuenta del GAL- de la memoria de la banda terrorista
GAL, Grupos Armados de Liberación, así como suena, y qué bien suena para dejarnos de eufemismos. Vaya (eso) dicho de entrada antes de empezar, que a mí me pilló lejos de España -en Suiza- todo este asunto. Y que lo seguí de lejos por los medios incluso. Lo que no es óbice que tenga desde entonces una idea formada al respecto , y que a tantos años ya pasados de aquello no me haya apeado del burro o no me haya -al decir de otros- aún caído del guindo. En la guerra como en la guerra, dura lex sed lex, y aquello fue una guerra y más exactamente, el epifenómeno (sic) de otra guerra o mas exactamente aún de la confluencia de dos interminables guerras (en una) en llamas entonces aún, la guerra civil española (del 36), que fue a su vez la clave o cifra (sic) y el pródromo (sic) de la Segunda Guerra Mundial que por tantos y tantos conceptos y en la perspectiva histórica de la que disponemos hoy, no fue más que la continuación de aquella, Dos guerras en una pues, y repetición general de la segunda, la primera de ellas. Así lo vi, así lo sigo viendo y no me lo quita nadie de la cabeza.
E ilustración de lo que avanzo la ofrece este (oscuro) episodio, blanco clamoroso de desinformación (sic) de los medios de la prensa mainstream, mucho antes de que el concepto y el vocablo que se le asocia acabaran -dentro y fuera de los medios- poniéndose de moda. En un ejemplo flagrante de la intervención del estado francés -bajo la presidencia MITTERRAND- en la guerra o la política por otros medios del Estado español contra la agresión de una banda armada (terrorista y separatista) ¿Responsabilidades políticas? Ya me tengo aquí explayado largo al respecto. Que son lo que son, políticas, como su nombre indica, que la guerra judicial -el LAWFARE o sea- es muy otra cosa. Y así vamos ya entrando en materia. Una guerra contra el régimen franquista puesto en la picota del concierto internacional desde el 45, la oportunidad que ni soñada desde que el General DE GAULLE -quien se lo debió pensar dos y tres veces- se resolvió a desarmar al maquis procomunista (contra todas las perspectivas), tras el fiasco de la incursión en el Valle de ARÁN (19-24 octubre 1944), con la ciudad de PAU (en donde yo estuve) muy cerquita del otro lado de la frontera. Una tentación muy fuerte para el presidente socialista francés, buscando a no dudar el desquite de su directo e íntimo rival en la política de su país, y el quitarse a la vez el muerto de encima del pasado que no pasa, el suyo propio de cuando la Segunda Guerra Mundial, que puso al destape con el estruendo que cabe imaginar -y aquél aún en el palacio del Elíseo-, un best-seller -Le Noir et le Rouge (Negro y Rojo)- de un título propiamente inconfundible. Una guerra sucia (sic) como lo son todas las guerras -menos (al decir de algunos) la guerra/santa de los islamistas- a la que debemos justicia el reconocerlo, el desarme de la banda terrorista. Y el juez malversador, fautor numero uno de LAWFARE que diga o cante lo que quiera. En el asunto del GAL como en el caso del General PINOCHET (aunque eso es ya muy otra historia)
Una internacionalización de la (interminable) guerra civil española, lo que fue el apoyo francés a la lucha de la banda armada y de la respuesta (armada) del GAL a ella. Una internacionalización con ramificaciones, en un país limítrofe (doy fe) como lo es Bélgica, donde fui testigo visual -del belvedere privilegiado que me dio mi larga estancia allí- de la hora vasca (sic) que allí se vivió casi todo el tiempo (38 años) que allí viví. Dentro y fuera de los medios, especialmente en zona flamenca. Como lo ilustra el contencioso (belgo/español) de las extradiciones, en el caso de la pareja de etarras que en una apoteosis mediática encontraron (hasta hoy) refugio allí, del lado de BRUJAS. Telón de fondo del acto de protesta ante el Palacio Real de Bruselas, con ocasión de la visita del rey JUAN CARLOS a Bélgica. Como lo puse de manifiesto en los gritos (en francés) que di entonces contra el "santuario belga" de la ETA, y posteriormente ante el Tribunal que me condenó por un acto de rebelión (sic) y tras el (nuevo) encarcelamiento que aquello me valió: ¡¡¡A MORT L'ETA, VIVE L'EMPIRE ESPAGNOL !!! Lo dicho, en la guerra como en la guerra. En ESPAÑA Y EN EL PAÍS VASCO FRANCÉS, COMO EN CHILE O COMO EN BÉLGICA
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