viernes, septiembre 19, 2025

LOS ESPAÑOLES Y LAS RESPONSABILIDADES POLÍTICAS


Carlos MAZÓN y la periodista Maribel VILAPLANA, protagonistas los dos del enésimo capítulo del culebrón interminable, el de la DANA de Valencia. Ultimo ejemplo hasta la fecha del síndrome (español) de autodesprecio y de un sentimiento de piedad o compasión de geometría variable (sic) -contra la derecha- que aquí venimos denunciando, y que lleva a buscar a todo precio culpables o responsables entre compatriotas (y en la derecha). Jaleados por cuenta de las "mentiras" (sic) del presidente de la Generalidad -como las de José Mari AZNAR (el 11 de marzo), sobre todo en Bélgica (...) De parte sobre todo de unos medios de la Prensa mainstream que no dejan de mentir (ay dolor!) Y doy fe de ello

Una inmersión, un bucear en las aguas profundas de la Historia de las Ideas y de las Doctrinas Políticas es lo que me aguarda ahora ante la ciclópea tarea de abordar la cuestión lancinante, desazonante de la responsabilidad (sic), que me diga de las responsabilidades políticas, que gravita pesadamente (como el plomo) en torno a cuestiones de actualidad candente que aquí venimos comentando, sin pausa ni descanso, contra viento y marea y solos como la luna y ¡qué me importa! Que en la guerra como en la guerra.  Y frente a ella otro termino y otra concepción que se le opone a modo de antinomia, la Resiliencia. tan inédita y tan incógnita que me obligo a echar un (forzoso) vistazo en el diccionario (RAE), donde descubrí el alcance y hondura de su significado y de su dimensión histórica. La Armada Invencible (1588) un hito mayor de nuestra historia que nos sirve de punto de partida de la reflexión ideológico que aquí les venimos a ofrecer. y es por el comentario a modo de glosa que figura en la Red por cuenta de aquella. Resiliencia, en román paladino, paciencia, resignación, aceptación o amor al Fato o Destino (Amor fati) hasta extremos heroicos si necesario fuera. Que esa fue la respuesta unánime de la sociedad española y a la vez del Estado español a aquel fracaso traducido en derrota histórica, tan clamorosa. Como la de los rusos ante la invasión de Napoleón, o los británicos traducida en el lema aquel de "Sangre, Sudor y Lagrimas", en la Segunda Guerra Mundial cuando empezaron a lloverles las bombas (...) ¿Y en España siempre igual? Sí, por cierto (.....) ¡anda dejémonos de bromas! 

Que en situaciones idénticas o parecidas -salvo en excepciones como aquella que no dejan de confirmar la regla- se diría (sin ánimo de faltar) que nos sale el indio que llevamos dentro, léase buscando culpables (políticamente) a todo precio. En ANNUAL -lo que nos llevó en línea recta a la guerra civil-, en los atentados del 11 de MARZO, y en GAZA hoy, y last but not least, en la DANA de Valencia (...) Con el corolario obligado de ese síndrome (sic) de autodesprecio tan nuestro, o de lo que convengo en llamar (a la francesa), piedad (o empatía, o compasión) a "geometría variable" (...) del lado o del sector Derecha por supuesto. A mil años luz todo ello, de todo lo que pudiera sonar a Solidaridad colectiva (o nacional) como si en vez de un pueblo -y una Nación- no fuésemos más que un amasijo de extraños o extranjeros unos con otros (o perros viejos) Y ese bucear histórico al que al inicio de esta entrada hice alusión, nos lleva a ir a parar, al hilo de nuestra fatalidad,  donde no podíamos menos Y me refiero a Francia y a la Revolución Francesa, y a un episodio poco conocido entre españoles, de un poco después, que me conozco bien o mejor que otros, por haberlo estudiado, leído u oído evocar en mis años del seminario tradicionalista de Ecòne, en la Historia de Francia e Historia universal en versión francesa (y réac) que estudiamos allí. Y me estoy refiriendo a la RESTAURACIÓN (francesa) -por la que pasan en puntillas, dicho sea al pasar, los inquilinos (e inquilinas) actuales de la Zarzuela, por lo que sea (...) 

Interesante como digo a pesar de su brevedad, y es porque ofreció a la vez una clave -o cifra (sic)- de interpretación a lo que en Francia acababa de ocurrir, y se esparciría en los años a seguir por las cuatro esquinas del planeta. Y me estoy refiriendo a la cuestión -de la responsabilidad o responsabilidades políticas - que anunciamos más arriba, léase al conflicto entre el soberano (CARLOS X)  y su Cámara de los Pares -cámara alta del poder legislativo , precursora en aquel momento político del Senado y Parlamento de hoy, de los dos a la vez-, que en su calidad de Jefe supremo del Estado (sic), dictó unas ordenanzas que la oposición de la Cámara /liberal y republicana) interpretó como una tentativa de golpe de Estado, en nombre del articulo 14 de la Carta (1814) 

De supresión de la libertad de prensa -lo que provocó la reacción en contra del monárquico CHATEAUBRIAND-, de disolución de la Cámara de Diputados, y modificación de la Carta constitucional) -reforma (en sentido restrictivo) del censo, reducción del número de diputados y reforma del sistema electoral en el sentido de democracia indirecta de sufragio restringido, y en busca de una Cámara más propicia o favorable como la que llegaron a obtener (Cámara "introuvable") ("inencontrable") Y de creación de consejeros de Estado (por nombramiento o designación) reservados a figuras de "ultras" notorios. Todo lo cual provocó la revolución de Julio -de las barricadas, las Tres (jornadas) Gloriosas- con el derrumbe de régimen de la Restauración y la instauración de la Monarquía constitucional de julio (juillet) A la que se agarran como clavo ardiendo los mentores españoles de la Constitución del 18 (y de todo lo que vino después)  

Una idea y un episodio que de su sitio o lugar en un capitulo (crucial) de la Historia de Francia se ve traspuesto y extrapolado a la política española en un nuevo o inédito caso de responsabilidad política (del Soberano), no -como en Francia- por motivos estrictamente políticos, sino por derrotas militares (ANNUAL), atentados terroristas (11 de marzo) o catástrofes naturales (Carlos MAZÓN, DANA de Valencia), como en el caso español. España y yo, somos así, Señora! (en el colmo del desconcierto y de la consternación)


Grabado evocando la entrada en París, del rey Borbón Luis XVIII, a inicios de la Restauración (1814), tras la batalla de Waterloo, y la caída de NAPOLEON . Un episodio cuyo final ilustra un conflicto mayor de responsabilidad politica (sic) -inseparable de un sistema de democracia- entre el jefe supremo del Estado y los poderes -Camara Alta, senadores y diputados)- que le están (teoricamente) subordinados, y que acabarían entrando en rebelión, y en revolución. Con el fin del régimen aquél. Un claro ejemplo de responsabilidades políticas. Al opuesto de los que se habrán contemplado en España en los últimos años y en la era contemporánea:  Derrota militar (ANNUAL), Atentado terrorista (11 de marzo) y catástrofe natural (DANA de Valencia) ¡España y yo, somos así, Señora!


No hay comentarios: