viernes, octubre 21, 2016

"RODEA LA INVESTIDURA" ¡EL PESO DE LA LEY!

Un póster que parece estar haciendo furor con el acercarse de la fiesta (pagana) de Halloween. Caracterizado así, de zombi -¿quien nos lo hubiera dicho?- hasta nos cae simpático el antiguo secretario general del PSOE, hoy defenestrado. Su caída se puede definir parafraseando a Nietzsche -sobre la muerte de dios- "la noticia más extraordinaria de nuestra época" Como un pre anuncio (feliz) del final de la guerra (civil) de los Ochenta Años. Y qué de extrañar pues que la indignación callejera -que apostaba unánime (y en secreto) por él- se sienta herida de muerte con su caída, reaccionando a la desesperada con la convocatoria de una nueva movida insurreccional en torno al Congreso, como hace tres años, sin darse cuenta que los tiempos cambiaron, y que ahora pintan bastos (con la ley de la Seguridad Ciudadana) Una oportunidad de darle la puntilla a los perroflauta con la ley en la mano -y de paso a sus padrinos de Podemos-, que él ministro del Interior -en entredicho en ciertos sectores de la opinión- no puede desperdiciar. Y no la desperdiciará, estamos seguros
La tensión se dispara de pronto hasta las nubes por el anuncio de la plataforma (25-S) que organizó hace tres años la operación “toma del congreso” de la convocatoria de una nueva manifestación con vistas a rodear el congreso en la sesión de investidura de Mariano Rajoy (que caerá probablemente el próximo miércoles día 26) Una convocatorio descaradamente sediciosa que ilustra en abundancia el lenguaje insurreccional utilizado por sus convocantes. Un gobierno ilegitimo (sic) y un régimen (sic) ilegitimo. Y una respuesta -la movida que están preparándonos- al golpe de Octubre (sic), en alusión al cambio producido en la cúpula del PSOE con la defenestración -perfectamente reglamentaria, en la legalidad, y en la mayor normalidad constitucional- del hasta entonces secretario general (alguacil alguacilado), durante la reunió el pasado primero de octubre, del comité federal del partido

A definirse tocan. ¿Acaso el régimen surgido de la constitución del 78 debe dar paso a un proceso constituyente, que declare su ilegitimidad como lo pretenden estos sediciosos de ahora? Y estoy aludiendoaquí, que me diga emplazando -a defnirse- claramente y sin tapujos por vez primera en este blog al llamado sector patriota -o extrema derecha (para entendernos)- en su totalidad, sin excepciones. El desafío de los indignados de Podemos (y demás marcas de la misma etiqueta) y de sus compañeros de viaje, se merece o un una respuesta de su parte, la que sea? ¿Van a seguir manteniendo la actitud de esperar a ver -si esa ruptura institucional que amenaza es “la revolución de ellos” o no es la de ellos- o de comparsas incluso algunos, que fue la regl en todos ellos sin excepción -y que se me desmienta si no estoy en lo cierto- desde la eclosión del 15-M, con la cobertura mediática con la que contaron de llamada derecha religiosa (sustancialmente el grupo Intereconomía)?

Condenados así como lo serían a verse desbordados por los acontecimientos en una situación insurreccional como la que se esta fraguando de nuevo ahora) que caso de éxito nos llevaría a los españoles ochenta y cinco años atrás hasta el 14 de abril del 31,con el re-encenderse de la guerra civil que dio comienzo entonces, que ello traería consigo? Todos sin excepcion ya digo, desde Alternativa española a FE de las JONS o Falange Auténtica, pasando por Democracia Nacional o Alianza Nacional (y me limito así a mencionar a los grupos que conozco un poco y que me merecen una mínima solvencia, tanto moral como ideológica) Todos ellos como digo se ven en el brete de tener que definirse ante el nuevo órdago a la grande que están lanzando al orden institucional la izquierda anti-sistema amparada por Podemos (y su líder de la coleta)

Los pueblos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla, y está claro que una de las lecciones mayores del 14 de abril lo fue lo desprevenido que pilló a muchos que iban a sumarse a ojos cerrados cinco años más tarde apenas al Alzamiento del 18 de julio. Ramiro Ledesma vivió de espectador con sus camaradas de la Conquista del Estado la proclamación de la república lo mismo que la quema de conventos, a Onésimo Redondo la república le pilló recién casado y con proyectos de vida conyugal y familiar más que nada en su cabeza, a José Antonio el 14 de abril le pilló en cambio acompañando a la soberana (en llanto), esposa de Alfonso XIII, camino del exilio hasta Galapagar -en una actitud, conforme a testimonios concordantes-, de auténtico devoto de la reina destronada, aunque más tarde se lo pensase mejor y tuviera aquella frase -”de la alegría colectiva del 14 de abril”- que tanto nos habrá pesado a los españoles de forma mas o menos consciente o subliminal e inconsciente y tan de cerca haya gravitado sobre ese sector patriota, en los últimos años sobre todo.

Y los monárquicos se esfumaron como si no existieran en la jornada aquella del 14 de abril. Nadie defendió a Alfonso XIII, y a la monarquía no la restauraron más tarde los monárquico (como tales) sino que la instauró el régimen surgido del 18 de julio, y la confirmo la llama constitución del 78 que fue un cambio “de la ley a la ley” y no ruptura institucional. Esa es la única defensa posible del ordenamiento institucional que conocemos hoy los españoles, y del monarca reinante (y de su predecesor)

En un dilema comparable (mutatis mutandis) al que les planteó a muchos católicos en el mundo entero -y en España sobre todo- el concilio vaticano segundo que sólo aceptaron y acataron en l medida que los más autorizados de sus defensores, garantes de su aplicación -el papa y los obispos y cardenales- proclamaron urbi et orbe que los cambios (de ciento ochenta grados en muchos aspectos) lo eran en conformidad con la tradición y no en ruptura de la misma, con tantas evidencias “a contrario”, lo que se prestaría a tanta confusión y a tanto equivoco no obstante (y nos llevaría a algunos a la ruptura definitiva y a defender en lo sucesivo, dicho sea de pasada, una separación estricta, sin concesiones, entre la iglesia y el estado) Y ni el monarca anterior Juan Carlos I ni la constitución del 78 proclamaron la ruptura con el régimen anterior del que procedía el nuevo morca como también el nuevo texto constitucional (a través de la ley de Reforma Política que era una ley del régimen anterior en suma. Esa es la única defensa posible de la monarquía para el autor de estas líneas, ya digo.

Y de ahí la encarnizada oposición que habré mantenido contra viento y marea a la ley de la memoria histórica desde su promulgación que deslegitima al monarca y a al propia constitución del 78. Y de ahí también mi oposición frontal al 15-M y a todo lo que se le siguió como lo seria el partido de Podemos (un subproducto apenas de aquél) y a todas las iniciativas insurreccionales que alumbro la indignación callejera, de las cuales la mas peligrosa lo fue sin duda la operación de “toma del congreso” del 23 de septiembre del 2012 que Iglesias y sus secuaces buscan (bajo cuerda) el repetir ahora. Entre aquella fecha y ésta no obstante -como lo habrá recordado oportunamente el diario la Razón- se habrá interpuesto la ley de Seguridad Ciudadana.

Una oportunidad que ni pintada para Jorge Fernández Díaz, la que le ofrece ahora la “ley mordaza” y es ni más ni menos la de poder repetir en el cargo -en lugar de acabar rezando el rosario con el papa argentino en el Vaticano donde ya lo ven (con gusto) algunos- agarrando verdaderamente el toro por los cuernos ante el desafío de órdago a la grande que se le presenta de cara a la próxima sesión de investidura. Y no como ocurrió hace tres años cuando los responsables del orden publico -del lado del ministerio como del de la delegación del gobierno en Madrid- se vieron claramente desbordados a ciertos momentos de la manifestación ya avanzada la noche e indefensos y maniatados ya desde los inicios días antes del los preparativos de la movida insurreccional aquella, por falta de una herramienta legal propiamente eficaz como es la de la que disponen ahora.

¿La puntilla a la indignación callejera -subversiva y guerrra civilista- con la ley en la mano? ¡Vivir para ver fantasmas míos!

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