viernes, octubre 21, 2016

ESCRACHE A FELIPE GONZALEZ MI REPULSA

La sombra de Francisco Umbral habrá andado de convidado de piedra en las aulas de la Autónoma y por detrás del escrache del que se habrán visto blanco allí Felipe González y Juan Luis Cebrián (en la foto/montaje) De noble resentimiento (sic) habló (y escribió) la pluma mas resentida de toda la historia de nuestra literatura. Del que cabe desear -nobleza obliga- que Felipe González haya acabado perdonando (por las puyas que le dedicaba) Como yo les perdoné a los dos, a Umbral lo mismo que a él
No soy sospechoso, fui enemigo declarado de Felipe González, nunca lo oculté, le acusé y así lo sigo pensando en mi fuero interno de haberme echado de España y fue cuando tuve que tomar la decisión drástica -y dramática- de expatriarme en los primeros meses de 1987 y en los primeros años de la era felipista cuando razonablemente no se me podía pedir un acto de fe en lo que me hubiera deparado el futuro caso de quedarme en España con un presidente del gobierno que parecía entonces -como lo demostró en parte- tener todo el futuro por delante y que tras mi detención en Fátima se sintió en el derecho o en el deber de hacer público – modo de rechazo y de repulsa- el enfrentamiento (verbal) que nos había opuesto en publico anteriormente, un año antes apenas de su ascensión a la jefatura del gobierno.

¿Me equivoqué? El futuro en Bélgica mi tierra de expatriación no iría a mostrarse muy risueño que digamos, tampoco me quejo en demasía, y si me hubiera quedado en España no creo que me hubiera sonreído la fortuna ni con Felipe ni con Jose Mari Aznar que le siguió. Y en el fondo -aquí entre nosotros y sin que se entere nadie- me fui de España porque quise, no me gustaba la España de entonces como no me gustó la Universitaria de mi época. “Buenos o malos -escribió Maurras- nuestros gustos son nuestros” 

Y curiosamente, esa misma Universitaria a la que yo di olímpicamente la espalda después de que me reservasen -a mi paso por la Complutense- varios años de boicot tenaz y de ostracismo denigrante, parece que renace ahora -como una aparición o un fantasma o un espectro- en esos energúmenos que habrán escracheado a Felipe González y a Juan Luis Cebrián -a los que trataban de agentes del régimen (sic)- los cuales parecían en aquel entonces estar de corazón, digo que parecían que ya no sé que pensar cuarenta años después y a lo mejor todo o casi todo no fue más que una ilusión óptica de mi parte- tanto uno como otro el periodista hijo de facha y el político (socialista) hijo de rojo, de corazón (ambos) con los indignados y escracheadores de entonces (aunque no se llamase así todavía), predecesores (o padres o abuelos) de los de ahora.

Es cierto que el PSOE como tal brilló por su ausencia en la subversión universitaria del tardo franquismo, y que hace algún tiempo leí unas declaraciones que me dejaron un tanto patidifuso en las que el antiguo jefe de gobierno parecía condenar el mayo español del Sesenta y Ocho -en bloque-, como si hubiera sido un movimiento manipulado -que lo fue- y como si no hubiera tenido nada que ver con la izquierda española y extranjera, en su gestación como en su desenvolvimiento, lo que sigo pensando en cambio que no es cierto. Si él lo vio así, no obstante (...) In dubio pro reo. No importa, todo eso ya es pasado que ya pasó en lo que a mí me respecta. Y el futuro, como así estaba anunciado el debate malogrado de Felipe y González y de Juan Luis Cebrián días pasados, “ya no es lo que era”.

Quiere decir que no se muestra ya como se mostraba entonces, como se me mostraba a mi quiero decir (de sombrío y de inhóspito y de amenazante, de puerta cerradas por todas partes) Quiero decir también que no “se la guardé” a Felipe González, a pesar de lo mucho que (pienso que) llegué a odiarle en ciertos momentos de mi vida, o que creí odiarle porque es cierto que se trata de palabras mayores, y la sangre tampoco llegó al río, y me refiero al enfrentamiento verbal que me opuso a él en el aeropuerto de Orly unos meses antes de mi detención en Fátima (en mayo del 82) En donde curiosamente le lancé (en mi ardor anti-comunista) la misma acusación -de a-se-si-no- que “lo otros” le habrán lanzado ahora. Yo en cambio si sabia lo que decía. Pero los tiempos cambiaron.

¿La sangre si llegó al río en cambio en las Vascongadas, como le reprochaban ahora sus detractores? Esa es otra historia, que la sociedad española ya zanjó, lo mismo que sus instancias judiciales y que la Historia con mayúsculas no tardará en zanjar de forma definitiva en cuanto que quede ya definitivamente atrás como va camino, esa pesadilla -del terrorismo (separatista) de la ETA- que vivimos los españoles durante décadas, dentro o fuera de España (como ese sería mi caso) Y hago mías -al quite de Felipe González (nobleza obliga)- las palabras tardías -como a modo de testamento- del general Sáenz de Santamaría que denunció en su momento la hipocresía reinante en algunos sectores en materia de lucha contra el terrorismo de la ETA, un problema de una gravedad tal -decía él- que exigía de los españoles -y de sus políticos- un pacto de estado.

¿“Asesino” el antiguo jefe de gobierno?, perdónales Felipe González porque no saben lo que dicen. Como no sabían lo que decían los reclusos de la cárcel portuguesa tras mi entrada allí (en mayo del 82) que me imprecaban a voz en grito unánimes y ensordecedoramente -camino yo de las duchas, por las galerías y la rotonda de control de la cárcel aquella (Penitenciaria de Lisboa)- atronándome los oídos mientras me veían pasar -del otro lado de los barrotes (...)- con ese insulto (infamante) mis primeros tiempos de estancia allí. “¡Fuera fascistas de la Universidad!”, gritaban (otra vez) estos ahora. ¿Estamos aquí o en Flandes? ¿Jóvenes esos? Sí pero como niños viejos, con los mismos reflejos condicionados y los mismos eslogans de hace cuarenta, qué digo, de hace ochenta años (eso del ¡no pasaran! por ejemplo) Y encapuchados encima, ¡hay que j...!

No hay que dejarse no obstante engañar por las apariencias, y perder de vista lo que en realidad son: una ridícula minoría, desconectada del conjunto del estudiantado universitario lo que no era en modo alguno en mi época, cuando los eslogans de los indignados de entonces eran como el aire que se respiraba. Hoy no. Rotundamente no. Y lo ilustran las capuchas, y los visos de operación montada que ofrecía el espectáculo del escrache de la Autónoma. Felipe González le prestó en su momento un servicio impagable a España y a lo españoles en materia de lucha contra el terrorismo y se lo vuelve a prestar ahora con su contribución decisiva habiendo hecho abortar la operación de infiltración del PSOE por los indignados/manipulados, que lideraba el Decente (en la mente de todos) Y eso hay que reconocérselo.

Que nobleza obliga...hasta en el resentimiento. Como hubiera dicho Francisco Umbral al que quiero creer que Felipe González habrá acabado perdonando -las puyas que le mandaba- como yo les perdoné a lo dos, a Umbral lo mismo que a él

ADDENDA Tenìa ya publicado este artículo cuando me llega -hoy viernes- una información que confirma mi impresión primera. Cuatro gatos, de los que el conjunto del estudiantado universitario madrileño podrá decir lo que ellos tanto vocean "¡No nos representan!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://gaceta.es/noticias/implanto-arabia-saudi-salafismo-belgica-14102016-1341