jueves, agosto 04, 2016

TENIENTE CORONEL ROMEO, TRIBUNALES BELGAS Y GUERRA DEL 36

Leon Degrelle -algo que el grueso de la opinión publica ignora tanto en España como en Bélgica- sigue condenado a muerte (sic) en Bélgica post morte , por hechos derivados de la Segunda Guerra Mundial. La justicia belga se permite ahora en cambio dar lecciones de olvido (sic) y de reconciliación a los españoles en el caso del pedido de extradición de una terrorista etarra refugiada en Bélgica, que habrán rechazado por cuenta de la guerra civil, de Franco, de cuarenta años (sic) de opresión del euskera etcétera, etcétera. Y porque en España se tortura (sic) y en su cárceles no se respetan los derechos humanos. Como lo oyen
¿Estamos aquí o en Flandes? decían los españoles del Siglo de Oro ante situaciones surrealistas o incomprensibles. Y se diría que Flandes sigue siendo Flandes (así transcrito, en español) en lo que a españoles al menos respecta. Y viene a cuento del revuelo lógico que habrá levantado una decisión de la instancia suprema de la magistratura belga, Cour de Cassation, confirmando el rechazo por parte de un juez de primera instancia al pedido de extradición -en virtud de un mandato europeo de caza y captura por hechos de terrorismo- de una terrorista etarra acusada en España del asesinato de un coronel del ejército en 1981. No oí nunca mucho hablar de este caso y sin duda tiene su intríngulis el silencio que se observó siempre al respecto en los medios españoles como en los belgas, comparado al revuelo -hasta extremos de paroxismo mediático- que levantó un asunto (no poco comparable) de extradiciones de presuntos etarras -marido y mujer- en el 96 y que traería cola los años que se siguieron.

¿Por qué ese silencio con este otro caso en cambio? A fe mía que habría que investigarlo, porque ahora nos enteramos algunos que la presunta militante de la organización terrorista lleva ya tiempo residiendo en Bélgica trabajando nota bene -desde hacia diez años- en un hotel belga de lujo de cocinera (para mas inri) -de la ciudad belga de Gante de tantas resonancias hispanas (mas inri todavía)-, y que el año pasado cuando saltó a la luz el pedido de su extradición se hizo fotografiar -en señal de desafío- en el hotel donde trabajaba al lado de dos de sus colegas (cocineras como ella) metiéndose un marisco en la boca.

La decisión del juez de primera instancia -de Gante nota bene, zona flamenca-que ahora viene a confirmar la Cour de Cassation se permitía unas reflexiones de un guerra civilismo de altos vuelos a decir verdad -e improcedente de todo punto en un tribunal civil-, Guernica, Franco, la opresión del euskera durante cuarenta años etcétera, etcétera, y para colmo de cinismo -tocándosnoslos así refinadamente (y con perdón)- aderezándolo de llamamientos al olvido y a la reconciliación, sobreentendido entre españoles, ello viniendo de la parte de una instancia judicial en un país Bélgica que mantiene aun la pena de muerte contra uno de sus ciudadanos -León Degrelle- por hechos derivados de la Segunda Guerra Mundial ¿Hasta cuándo la guerra civil española interminable en Bélgica?

El caso anterior de los dos etarras reclamados por la justicia española y que dio paso -hace ya veinte años- a una crisis seria entre España y Bélgica me mereció toda mi atención y fue para mi un hueso duro de roer (prácticamente hasta hoy) Desde entonces no obstante, todos (como hubiera dicho Nietzsche) nos hicimos mucho más serios en las cosas del espíritu, y al cabo de un largo proceso de reflexión y de un rumiar interior inagotable también acabé dando cabida en mi análisis de actualidad y en el enjuiciamiento del caso aquél que tanto me perturbó y lo sigue haciendo ,a ese factor de orden histórico de la guerra civil interminable (de los Ochenta Años) que desde hace tiempo vengo denunciando de mis escritos, en este blog como en mis últimos libros.
Este sujeto, Paul Bekaert de su nombre -que todos aquí lo sepan-, abogado en Gante, viene riéndose en sus barbas de España, de los españoles y de las victimas del terrorismo etarra por razón de su trayectoria desde hace más de veinte años, de abogado defensor de terroristas de la ETA. ¿Hasta cuándo? No es un cualquiera, sino alguien motivado política e ideológicamente y con una memoria histórica a rastras -de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial (de los suyos, o de prestado)-, que sabe citar sus clásicos (políticamente correctos) cuando la ocasión se presenta (Paul Henri Spaak por ejemplo) por cuenta de España y de nuestro pasado más o menos reciente (!?) Y exponente emblemático en extremo sin lugar a dudas del (super influyente) lobby guerra civilista en Bélgica -y en particular en Bélgica flamenca- de antiguos de las Brigadas Internacionales de nuestra guerra civil -como lo fue nota bene un antiguo ministro socialista de la Justicia (en 1956) belga flamenco- que protegieron a los niños (vascos) de la guerra que fundaron la ETA a finales de los cincuenta y los promovieron y auparon mientras vivieron. No sé si quede alguno o alguna viva de esos niños hispano/belgas de la guerra aún aquí en Bélgica ¡Pesadilla dantesca!
Y en el último de ellos recogí una ilustración fotográfica de Leon Degrelle, aún condenado a muerte (sic) en Bélgica nota bene, que comenté en una nota a pie de pagina donde relacionaba su caso con la guerra civil española...y su teatro de operaciones belga. Degrelle condenado a muerte in saecula saeculorum, y los etarras gozando aún hoy de refugio en Bélgica. Bélgica y España, España y Bélgica, el lazo guerra civilista inconfesable rodeado de un pesado tabú durante décadas (desde el final de la Segunda Guerra Mundial) No hay mas ciego que el que no quiere ver ni sordo que el que no quiere oír. Y este nuevo escándalo -como calificarlo de otra forma- en materia de extradiciones pone delante de los ojos a aquellos que no veía claro todavía, el hecho irrefutable de que Bélgica sigue siendo teatro privilegiado de operaciones de la guerra civil española interminable.
Moreno de verde luna -”de un cutis amasado con aceituna y jazmín” (y ojos carbonosos)-, este nuevo entrenador de la selección nacional belga de fútbol (“les diables rouges”) de nacionalidad española, y “catalán” como los medios belgas nos lo están vendiendo, y que surge ahora -sorprendiendo a propios y extraños- como anillo al dedo a quitar hierro y a bajar la tensión súbitamente disparada (de nuevo) entre los dos países por la decisión del Supremo belga de rechazar el pedido de extradición de una etarra sobre la que pesaba un mandato europeo de caza y captura (por delitos de terrorismo), antigua miembro del comando Vizcaya y acusada por la justicia española de varios asesinatos. ¿Por qué él el elegido (entre quinientos candidatos)? "Niño de la Bola" no me digan, conejito mágico de la suerte que se saca a ahora -en el momento oportuno- la Federación belga de fútbol de la chistera, un  ilustre desconocido en el futbol español - jugador antaño de Tercera División (no más que eso),  que se aprovecha en cambio de un nombre ilustre (del Real Madrid)- y un fracasado en el futbol inglés (digan lo que digan) que no habrá dejado escapar ni un sola palabra en español en su presentación "en sociedad" en Bélgica (en inglés), y que disputará no obstante su primer partido de seleccionador precisamente contra España. ¿Una decisión puramente deportiva, apolítica, la sorpresa tan mayúscula de este nombramiento? ¡A otro perro con ese hueso!
Los hijos del coronel asesinado se insurgen ahora escandalizados (con razón) que en Bélgica se pueda seguir diciendo impunemente que en un país soberano y miembro de la UE y con el que Bélgica mantiene relaciones normales -tras el frío pasajero al que aludí mas arriba- como lo es España se tortura y no se respetan en sus cárceles los derechos humanos. Ese fue precisamente el argumento que retuvo el juez de primera instancia -siguiendo los argumentos del abogado (”titular”) belga de etarras en Bélgica (Bekaert, de su nombre que los sepan aquí todos) y el que da por bueno ahora el presidente del Supremo belga -que trataba hace poco al estado belga -en un ataque a penas disimulado al ministro del interior- de estado hampón (sic) por el estado de sus cárceles y las deficiencias de sus sistema penitenciario, nota bene al amparo de un movimiento huelguista de vigilantes de prisiones en Bruselas y en Bélgica francófona (que se vino abajo poco después), y que se defiende ahora a su vez con la coartada del sistema belga y de las características de la Cour de Cassation que solo conoce (sic) de vicios de forma y no entra al fondo de los asuntos en litigio.

Las motivaciones extra jurídicas -como las esgrimidas por el juez de fondo- relacionadas con la guerra civil española y con el régimen de Franco, o de tipo claramente político -de si en España se respetan o no los derechos humanos- ¿ no dañan acaso de una forma u otra la sentencia que se fundamenta en ellas? En un punto no obstante -por más que suene a nuestros oídos a excusa más que otra cosa- parece sensata la respuesta del magistrado belga a los hijos del coronel Romeo, victima de esa etarra refugiada entre belgas, y es en su sugerencia de atacar a aquella en justicia a aquí en Bélgica. Habría que pensarlo, y desde aquí anuncio ya que estaría dispuesto a colaborar enteramente en el empeño, en la medida de mis fuerzas
Teniente coronel Ramón Romeo Rotaeche, del Ejército de Tierra (del arma de Artillería) asesinado -de un tiro en la nuca- en marzo del 81 presuntamente a manos de una etarra -alias la Pepona- que se niega a extraditar (ahora de nuevo) la justicia belga. El Supremo belga (Cour de Cassation) alega ahora que la decisión del pasado año del juez belga de primera instancia que rechazaba la extradición no es atacable en derecho, por carecer de vicios de forma. Los motivos extra jurídicos aducidos en la sentencia en primera instancia, de tipo históricos -relacionados con la guerra civil del 36 y con el régimen de Franco- y políticos e ideológicos (de que en las cárceles españolas se tortura y no se respetan los derechos humanos) ¿carecen acaso de aquellos? ¿Hasta cuando seguirá siendo Bélgica teatro de operaciones privilegiado de la guerra civil española interminable? No es de extrañar que la tensión entre los dos paises vuelva a subir de forma alarmante otra vez -ahroa como hace viente años en un canso análogo de rechazo de extradiciones- por mas que el nombramiento por sorpresa de un seleccionador del equipo nacional belga de nacionalidad española -”catalán” (de nacimiento), como lo están vendiendo los medios belgas- parezca venir a querer quitar hierro a toda prisa. A otro perro con ese hueso

ADDENDA Escribo mucho y no retengo todo lo que escribo pero ya me ocupé en su momento de esa etarra refugiada en Bélgica,tras verse puesta en libertad en el 2013. Se me había olvidado. Su caso no tuvo excesivo impacto no obstante en los medios belgas porque llovia ya sobre mojado, y me refiero al caso de la pareja de etarras -Moreno Ramajo y Raquel García- que tuvieron culto propiamente de martirologio (y no exagero) en la prensa belga flamenca, en el 96, lo que impidió su extradición. En el 2004, a raíz de los atentados del 11 de marzo, el gobierno aún en funciones del PP -como si se acordasen de pronto- reclamó de nuevo su extradición, fueron detenidos y tras la llegada de Zapatero días más tarde (a la Moncloa) se llegó a un acuerdo con el gobierno belga de entonces (Verhofstad) viéndose aquellos puestos en libertad, tras lo cual acabaron adquiriendo la nacionalidad belga. Pertenecían también al comando Vizcaya y en su momento se podía situarles en la periferia flamenca al Oeste de Bruselas entre Bruselas y Gante donde nota bene habrá venido residiendo la etarra que va de cocinera y es de presumir que la red de solidaridades y complicidades de la que disfrutaron aquellos, ofreciera refugio después a la otra. Esas cosas son vox populi, pero en España se diría que se ignoran

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