domingo, diciembre 20, 2015
Moral de un Señor (poesía en domingo
¡Un tiempo como en suspenso,
realismo mágico en Madrid!
En lugares de memoria
que bailan dentro de mí
Como estaciones del año
-invierno o verano al tún tún,
por los cambios climáticos-
que se intercambian entre sí
En este solsticio invernal,
mientras rompo amarras de mí
y pongo rumbo proa a la mar,
entre Argüelles y Chamberí
Entre el pasado que dura
y el presente vacío, sí,
como ciudad solitaria
porque tú estás lejos de aquí
Lejos de mí, de mi vida,
y en tu alma más lejos aún,
en otro mundo (otro planeta),
en un universo a mil años luz
Sólo en el espacio sideral
En ese espacio mental sin fin
que me forjé yo solo al sol
en trance de querer vivir
más allá de la derrota
que heredé al nacer (¡ay de mi!)
en la que me hice hombre y fuerte
en mirarla de frente (así)
lo único que se nos pedía
para renacer: resurgir
del mito del santo Grial,
del héroe que acertó (entre mil)
a ver de frente y preguntar
sin nubes, en cielo azul
por qué lo que pudo ser (y ”fue”)
no existió al final ¡de un tris!
por qué "fue posible" y no fue
sin dejar de ser (devenir)
entre el Tiempo y el Ser (Das Sein)
¡Y entre la Nada y la Muerte viví!
Sobreviví (¡qué milagro!)
me curé del veneno vil
oculto en el “dysangelio”
en el que yo nací y crecí
que descubrió un visionario
¿Nietzsche? ¿De Maistre? (¡u otros mil!)
y de él me vino la luz
y de él extraje el elixir
el antídoto salvador
preñado de promesas mil
religión de honor, de lealtad
de saber vivir y morir
¡Una moral de señores,
la que me enseñó a amarte, sí!
¡Qué misterio el tuyo, mujer !
¿Por qué me miras siempre así?
Con esos ojazos de asombro
Que es lo que descubres en mí?
¿El macho que andas buscando,
tu heroe, tu principe azul,
tu padre o tu hermano mayor
o el dueño que se apropie de ti?
Y así todo vuelva a su cauce
Y el mundo entero vuelva en si
y recobre su armonía
rota por la guerra civil
y lo diferente vuelva a ser,
distinto, sí, pero no hostil
y las clases se hagan puente,
vía de unión , vaso, carril,
y se cumpla así el misterio
el gran/sacramento (o algo así),
¡la Transubstanciación social
del tiempo nuevo (años dos mil)!
Ese es mi sueño, mujer, mi fe,
esa fe que yo pongo en ti,
en tus ojos, en tu risa
en tu alma (en tu ir y venir)
En tu vuelo de mariposa
entre flores de Año Mil,
en el fuego de tu mirar
y en el enigma de ese mohín
En lo que ocultas o que enseñas
detrás de tu rostro o perfil
de ese juego (luz y sombras)
¡qué lío! Que me atrajo a ti
Que me marcó ya una cita
no sé cuándo o dónde (¿tú sí?)
con la prenda que me diste
esa estampa bella y gentil
que llevo dentro, conmigo,
idea fija (¿manía senil?)
En mis vueltas y más vueltas
¡Hasta que tú tires de mí!
realismo mágico en Madrid!
En lugares de memoria
que bailan dentro de mí
Como estaciones del año
-invierno o verano al tún tún,
por los cambios climáticos-
que se intercambian entre sí
En este solsticio invernal,
mientras rompo amarras de mí
y pongo rumbo proa a la mar,
entre Argüelles y Chamberí
Entre el pasado que dura
y el presente vacío, sí,
como ciudad solitaria
porque tú estás lejos de aquí
Lejos de mí, de mi vida,
y en tu alma más lejos aún,
en otro mundo (otro planeta),
en un universo a mil años luz
Sólo en el espacio sideral
En ese espacio mental sin fin
que me forjé yo solo al sol
en trance de querer vivir
más allá de la derrota
que heredé al nacer (¡ay de mi!)
en la que me hice hombre y fuerte
en mirarla de frente (así)
lo único que se nos pedía
para renacer: resurgir
del mito del santo Grial,
del héroe que acertó (entre mil)
a ver de frente y preguntar
sin nubes, en cielo azul
por qué lo que pudo ser (y ”fue”)
no existió al final ¡de un tris!
por qué "fue posible" y no fue
sin dejar de ser (devenir)
entre el Tiempo y el Ser (Das Sein)
¡Y entre la Nada y la Muerte viví!
Sobreviví (¡qué milagro!)
me curé del veneno vil
oculto en el “dysangelio”
en el que yo nací y crecí
que descubrió un visionario
¿Nietzsche? ¿De Maistre? (¡u otros mil!)
y de él me vino la luz
y de él extraje el elixir
el antídoto salvador
preñado de promesas mil
religión de honor, de lealtad
de saber vivir y morir
¡Una moral de señores,
la que me enseñó a amarte, sí!
¡Qué misterio el tuyo, mujer !
¿Por qué me miras siempre así?
Con esos ojazos de asombro
Que es lo que descubres en mí?
¿El macho que andas buscando,
tu heroe, tu principe azul,
tu padre o tu hermano mayor
o el dueño que se apropie de ti?
Y así todo vuelva a su cauce
Y el mundo entero vuelva en si
y recobre su armonía
rota por la guerra civil
y lo diferente vuelva a ser,
distinto, sí, pero no hostil
y las clases se hagan puente,
vía de unión , vaso, carril,
y se cumpla así el misterio
el gran/sacramento (o algo así),
¡la Transubstanciación social
del tiempo nuevo (años dos mil)!
Ese es mi sueño, mujer, mi fe,
esa fe que yo pongo en ti,
en tus ojos, en tu risa
en tu alma (en tu ir y venir)
En tu vuelo de mariposa
entre flores de Año Mil,
en el fuego de tu mirar
y en el enigma de ese mohín
En lo que ocultas o que enseñas
detrás de tu rostro o perfil
de ese juego (luz y sombras)
¡qué lío! Que me atrajo a ti
Que me marcó ya una cita
no sé cuándo o dónde (¿tú sí?)
con la prenda que me diste
esa estampa bella y gentil
que llevo dentro, conmigo,
idea fija (¿manía senil?)
En mis vueltas y más vueltas
¡Hasta que tú tires de mí!
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1 comentario:
Me corrooooooooooo.
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