domingo, octubre 11, 2015

León, y Estrella (poesía en domingo)

¡Qué bien me sentí ayer tarde
dándole a la tecla (sin ver)
a unos mil años luz de allí
y el centro de todo a la vez!

Del ir y venir sin parar,
raudo de las camareras,
como una danza del vientre
entre vasos y bandejas

Pasando suave a mi lado
fingiendo así, como sin ver
y no pensando más que en mi
o como si lo fuera (¡Y qué!)

Del mito a la realidad
y vuelta, se me va la tecla
perdido entre nubes altas
entre el bullicio y la fiesta

De centro de las miradas
-es así, sí, y fue siempre así-
furtivas, quedas ¿e inquietas?
Nací así. León, y Estrella

Y cuando al final lo asumí
al cabo de la Odisea
todo entró en orden de golpe
por dentro como por fuera

en el mundo y en mi entorno
y en el Caos y en las tormentas
bajo los mil soles fríos
de hijo de una Gran Derrota

siempre en el foco (en el vórtice)
en medio de la verbena
o en el ojo del huracán
sin darme siquiera cuenta

que la vida es también eso
tómbola, tom, tom, tómbola
como un gran noche (el “Grand Soir”)
de fiesta y de candilejas

o fregados infernales
(como una rifa sangrienta)
y así hay que tomarlo todo,
medio en serio medio en broma

danzando y danzando ¡Así!
Sin que se rompa la cuerda
y sintiéndome astro y rey
¡En el centro del planeta!


Entre quinquis y entre frikis
entre locos y profetas
entre “blanco(e)s” y “mestizos”
entre América y Europa
entre ricos y entre pobres
entre la clase media y la obrera
entre el Norte y entre el Sur,
entre el Oeste y la Ortodoxia,
entre papas y entre popes,
entre dudas y ley/vieja
y entre Cataluña y Flandes
(al cabo de mil derrotas)

Entre reyes y lacayos
entre reinas y plebeyas,
entre santas o entre golfas,
diosas o magdalenas.

(Yo siempre alerta -ojo avizor-
sin moverme de la mesa,
esperando contra todos
el verte entrar por la puerta)


Llego otra vez puntual
a mi cita (a mi hora bruja)
a prueba de despertares
y de sorpresas abruptas
y desengaños marcianos
que dejan el alma a oscuras
y a la merced de los vientos
de la Historia (y de la Vida)

Un mundo aparte en verdad
la hora de la Poesía
¡Parnaso, Campos Elíseos
de almas selectas, ungidas!
Como la tuya, dulce amor,
como lo es –por ti- la mía

Un mundo a prueba del Tiempo
-el que todo lo disuelve-,
de la fuerza del Destino
que me llevó a conocerte,
que no podrá separarnos,
unidos ya para siempre

Tu destino amor fijo al mío
en tormentas y bonanzas
y mientras dura la danza (…)
mientras se juega el partido

Esa danza de “malditos”
como un baile de los cisnes
que me enseñaste tú mi amor
a fuerza de desvestirte
en mi alma en mis poemas,
en mis sueños, en mi mente

Bella durmiente desnuda
como una noche de luna

Así te soñé así te ensueño
Princesa, niña Lolita
que lo fuiste estoy seguro
y aún lo eres, niña/bruja
con tu aire de ordeno y mando
siempre en mano la batuta

Como quieras, amor mío,
no te quepa duda alguna
niña cruel y caprichosa,
sin otra ley que la tuya

¡A tus pies, mi dulce dueña!
Tu esclavo (hecho polvo y ceniza)

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