domingo, octubre 18, 2015

Hijos del Viento Norte (poesía en domingo)

Se te pasó el tiempo limpio
¡Tres años (tres) de quimeras!
De esos globos de colores
y de esas sombras chinescas

Con rostro y nombre de mujer
¡Pero qué ensoñación tan bella!
¡Y además qué! Me hizo vivir,
y soportar la existencia

La liviandad (grande) del Ser
que cantó el checo aquél (Kundera),
latiendo y embatiéndonos también
con mil sufrimientos y penas

Íntimos, los que no se ven
por estar tan cerca nuestra
en los míos, en los nuestros,
esa es la compasión verdadera

Sin derroche de energías,
sin marasmos, sin miseria,
en la dignidad (e ironía),
con equilibrio y firmeza

En el silencio y la intuición
en el tacto y la prudencia
y el andar con pies de plomo,
con discreción y reserva

Llorando tiernas lágrimas
de sangre (limpia y buena)
-por los seres más queridos
que sufren-, sin que se vea

Porque la vida continúa
Y el viento sopla y despereza


¡Vientos de nuestra vida,
de las almas, de la Historia
que se alzan en lo imprevisto,
nos curan y regeneran!

¡Viento del Norte, viejo amigo
en la paz como en la guerra!
¡Hijos del viento (eso somos),
hijos de un viento que vuela!

Siempre libres, siempre prestos
a donde llevarnos quieran
¡Vientos malos, buenos vientos,
vientos de la vida (en la tierra)!

Un signo (magno) del viento
de belleza (y "giovinezza"),
eso distingue a los nuestros
como una marca o contraseña

Y así oímos su llamada
lejos en tierra extrajera.
Y a ellos pues van dedicados
mis cantos de amor y de guerra


Entre artistas y poetas,
así me siento a mis anchas
así me conservé joven
al cabo de mi “jornada”

¿Poesía, tubo de escape
o caldera siempre en llamas
donde yo quemo de todo,
adrenalina y fantasmas
ardiendo en olor suave
y en gracia (casi) divina,
mis sueños como mis sombras
y el incienso de mi poesía?

Y en un humo fino y rosáceo
ascendiendo, vida mía,
al Parnaso de la gloria
por las sendas de la rima

Y las rutas del Amor Gentil
puro, fiel, sin moralinas,
loco, joven, generoso…
y un poquitín surrealista

como el que yo aquí te ofrezco
y como el que tú me inspiras
que es el que me lleva a dormir
como un canción de cuna
que tú cantases de lejos
mientras me meces y arrullas
con ese instinto materno
que tanto te transfigura
en los momentos cruciales
¡Qué magia musa mía!

De tu fragancia y frescor
de tu gracia femenina
que todo a tu paso invade
cuando tú rauda te cruzas
camino de no sé donde
¿sin norte acaso, sin brújula?

No me lo creo, me engañas,
rollo femenino, cantigas
(como en portugués se dice)
que bien sabes qué te guía

Ese amor oculto y voraz
que te abrasa y te domina
¿Acaso de este pobre “clown”?
Que si no, nada se explica

Ese frenesí, esa fiebre
de tus idas y venidas
y ese aura que tú irradias
y esa “fuga” que te agita

¡Y ese fuego que me quema
cada vez que tú me miras!

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